La pretemporada 2017 avanza y el Real Valladolid de Luis César Sampedro acumula dos victorias. La última de ellas ante el primer gran rival de entidad del verano. Aunque es cierto que el Athletic Club jugaba el duelo con su segunda unidad, el Pucela logró la victoria y mostró algunos detalles para ser optimistas a estas alturas del mes de julio y con sólo 10 sesiones de entrenamiento en las piernas.
La personalidad de Luis César Sampedro
En las dos últimas temporadas se ha achacado al Real Valladolid, entre otros muchos detalles, que no sabía a lo que jugaba. En concreto, el Pucela de Paco Herrera no pudo o no supo reflejar en el terreno de juego lo que quería su entrenador. El pacense afirmaba en rueda de prensa que quería el balón pero luego no jugaba para tenerlo. No apostaba con todo por su idea. Era un querer y no poder que se tradujo en una indefinición que duró más de tres cuartos de la pasada temporada.
Con la apuesta por Luis César Sampedro, el Pucela se asegura no volver a caer en ese error. El míster gallego apuesta por su idea. Es ciero que para gustos los colores, pero este nuevo Real Valladolid, con dos partidos amistosos y apenas dos semanas de entrenamientos, muestra más personalidad que sumando las dos temporadas anteriores. Sampedro apuesta por tener el balón y para ello lo principal es conseguir recuperar rápido la pelota. Consecuencia: presión alta. La ejecución se lleva a cabo con la defensa adelantada para que el Real Valladolid no se alargue y con la obligación de que no haya distancia entre líneas.
Ésra es la base y la clave para que el estilo triunfe. Cuando se tiene el balón no se rifa. ¡Ni el portero! Los centrales deben estar abiertos, un centrocampista incrustado entre ellos y laterales adelantados. Con un 1-4-2-3-1 muy marcado, el delantero cae a bandas y los tres de la mediapunta y el medio sobrante no paran de moverse. El equipo sabe muy bien su función. Sólo queda engrasar la máquina.
Refuerzos ilusionantes
Bajo esta idea, Luis César Sampedro pudo sacar muchas conclusiones del partido disputado en el Estadio de Las Llanas de Sestao. El choque fue vibrante e intenso, detalles raros para estas fechas. La versión B del Athletic Club llegaba más rodado y eso influyó en que, por momentos, pareciera un partido de competición.
El nuevo míster quiere ser discreto y se guarda sus opiniones en rueda de prensa pero las mías son claras. La primera de todas es que Miguel Ángel Gómez ha firmado a un central de auténticas garantías. Deivid Rodríguez se mostró seguro y, lo más importante, ya empezó a mandar sobre el césped. También quedó patente que este Real Valladolid cuenta con dos laterales con potencial ofensivo, un detalle clave en el estilo pretendido por Sampedro y que era una de las posiciones más débiles de los blanquivioleta.
Además, las bandas parecen estar mucho mejor cubiertas que la temporada pasada. Pablo Hervías, que se mostró muy activo, y Óscar Plano, aunque estuvo algo desaparecido, son dos puntales. Mención especial merece Borja Fernández. El gallego fue el mejor en la primera mitad, cuando más presionó el Athletic. Pese a las críticas sobre su fichaje, va a ser difícil sacarle del once. Otro centrocampista que merece unas palabras es Sulayman Marreh. Tiene un potencial tremendo. Con una planta espectacular y un físico imponente, muestra calidad en sus toques de balón. Sin lesiones, concentración y continuidad, puede ser importante para Luis César.
Compensado a falta de detalles
A falta de tres incorporaciones fijas, central, medio ofensivo y delantero centro, el Real Valladolid tiene un equipo bastante compensado y cuenta con la ventaja de estar casi al completo al principio de la pretemporada. Con ello y la personalidad del entrenador, queda claro que el Real Valladolid de Luis César Sampedro será valiente y buscará que su Real Valladolid sea el protagonista de todo lo que pase en el terreno de juego pero… ¿estamos preparados para «un entrenador osado y valiente»?