Sulayman Marreh llega cedido a Valladolid para cubrir el perfil de un centrocampista de envergadura pero de llegada al área rival. Una apuesta de sólo una temporada
Tras tres fichajes en la parcela más defensiva del equipo, la llegada de Sulayman Marreh al Real Valladolid sería catalogada como la cuarta incorporación para campo propio. El ex del filial del Granada CF, por tamaño, envergadura y nacimiento cumple el patrón de un portento físico condenado a sólo saber defender pero el internacional de Gambia es, sobre el papel, mucho más. En sus cuatro temporadas en el filial nazarí, Sulayman ha demostrado tener un buen dominio del balón en el pase medio y corto. Dotado físicamente, sus apariciones en las inmediaciones del área rival no son esporádicas. Ofrece alternativas para el ataque con el protagonismo en transiciones rápidas y eléctricas por un jugador de tremenda zancada.
El hueco y el ejemplo de André Leão
La llegada de Sulayman Marreh al Real Valladolid viene precedida por el interés de André Leão de abandonar el Real Valladolid. El centrocampista portugués necesita salir del Estadio José Zorrilla para regresar a su país por problemas personales. El club blanquivioleta parece no haberle puesto problemas pero siempre y cuando su puesto quedara cubierto. La segunda pieza para cerrar dicha posición, tras el regreso de Luismi Sánchez, es este joven jugador, propiedad del Watford FC, pero que ha firmado las últimas cuatro temporadas en el filial del Granada CF en Segunda división B con un bagaje de 62 partidos y cuatro goles.
Se trata, como africano que es, de un jugador con un gran poderío físico. Sus 184 centímetros le hacen ser un futbolista visualmente fuerte. Llama la atención de los rivales igual que lo hace cuando recibe el balón. Una de las mejores definiciones del nuevo jugador del Real Valladolid es que su juego destaca más con balón que sin él. Este rasgo le hace ser un jugador de perfil africano por sus atributos físicos pero alejarse del estilo de jugador que llegaba a Europa hace 10 años con un dominio físico del centro del campo pero nunca desde el balón. Siempre desde la posicionamiento y la fuerza.
La expectativa es una; la realidad, otra bien distinta. Algo similar le ocurrió a André Leão a su llegada a Valladolid hace ahora tres temporadas. El luso firmaba como la primera incorporación del 2014 y lo hacía como un centrocampista llegador. Un jugador de área rival y de último pase. Así se le catalogó y así se definió él en su debut oficial. La participación que hizo en su primer duelo como blanquivioleta le dejaba como un jugador que asistiría y anotaría varios goles. Tres años después, está sin goles con apenas siete asistencias. Todo porque Joan Francesc Ferrer, ‘Rubi’, le situó por delante de la defensa y el jugador se adaptó a las exigencias impuestas y es que, posiblemente, su perfil no fue el expuesto en un inicio. Él era otro jugador.
Balón, balón y balón
Así, los estereotipos sobre Sulayman llevan al perfil físico pero reafirmar que él se siente mejor con balón que sin él es ratificar su estilo de juego. Calificado por Miguel Ángel Gómez en su presentación como un jugador “box to box”, la cuarta incorporación blanquivioleta necesita el esférico para ser protagonista y, por lo tanto, para destacar. Capacitado para aparecer con fuerza en el área rival, su golpeo podrá ser visto y catalogado en muchos ocasiones por la grada del Estadio José Zorrilla. Al contrario que muchos de los centrocampistas reunidos en Valladolid en los últimos años, ‘Sully’ no duda en buscar puerta.
Amoldable a diferentes posiciones y polivalente en muchas exigencias, el Real Valladolid se hace con un jugador de posesión y de fuerza para la recuperación. Un jugador ambicioso que cumple el perfil de centrocampista africano pero no ese estilo de jugador defensivo y de posesiones cortas. Sus encuentros con el balón son siempre en versión ofensiva. Sulayman busca adelantar líneas y metros en contactos breves con el balón. Su estilo no le lleva a cortar el balón y entregarlo al compañero más cercano. Él quiere robar, buscar una pared e intentar llegar al área. Con la fuerza, la potencia y el ímpetu del centrocampista africano pero con un estilo más europeo. Un perfil más moderno que aún debe explotar en mucha de sus vertientes.