Luis César Sampedro, nuevo entrenador del Real Valladolid, siempre ha sido un entrenador muy vinculado a un sistema de juego muy concreto, sobre todo en el Estadio Carlos Belmonte. El gallego parece estar etiquetado por el fútbol de toque y elaboración pero rebuscando en el baúl de las ruedas de prensa aparece una comparecencia brillante del técnico gallego. Una rueda de prensa que se produjo tras perder una victoria que parecía estar en la mano pero que no cerró la exposición de Sampedro. En ella afirmaba haber «regalado» el balón al Real Oviedo. Lo hizo de una forma meditada porque «no quería el balón», como él aseguró. En aquellos segundos 45 minutos, el Albacete Balompié «quería ocasiones» y «quería espacios para correr». Estos no llegaron y la victoria se escapó pero el nuevo míster pucelano demostró lo partícipe que quiere ser del juego de su equipo. Ante los buenos resultados y ante los que no lo son tanto, como aquel 6 de febrero.
Participar en el equipo
Dentro del resumen que he realizado en estas líneas de la temporada 2016/2017 en el Real Valladolid, han sido varias las ideas que he querido plasmar. Por ejemplo, tras una dura temporada en el seno blanquivioleta, creo que Paco Herrera deja un importante legado en el Estadio José Zorrilla. Ha creado una base sobre la que se puede trabajar. Él llegó con el equipo vacio y ha conseguido dotarle de un sustento. A nivel de nombres, calidad e imagen, el pacense ha dejado su poso. A nivel de fútbol, no. Pese a que pueda ser llamativo, creo que, a nivel táctico y futbolístico, Juan Ignacio Martínez dejó más su sello en la temporada 2013/2014 que Herrera en la pasada. Sí. Tal cual. No me he vuelto loco. Es más, lo aseguraría con rotundidad.
Pese al descenso, el planteamiento táctico del alicantino en la histórica victoria (1-0) del Real Valladolid ante el Fútbol Club Barcelona es el último duelo en el que se ha visto una intervención directa del entrenador en el juego y en el estilo del equipo. Aquel día, con varios retoques de jugadores y movimientos de pizarra, Juan Ignacio Martínez fue determinante en la que es la última gran victoria blanquivioleta.
Ese día, el míster participó como nunca en el planteamiento y le salió bien. Una semana después, en la visita al Estadio Ramón Sánchez Pizjuán, también lo hizo pero nada se parecería a lo anterior (4-1). Intervino en el juego y participó del equipo. Bajo esta idea, han sido muy pocos los detalles que han dejado al Real Valladolid de Paco Herrera como un equipo con detalles de su entrenador. Realmente, el pacense influyó poco del juego.
Los detalles, en contra
Rebuscando en las decenas de comparecencias vistas de Luis César Sampedro tras su fichaje por el Real Valladolid he visto varias interesantes. Una de ellas fue el 6 de febrero del año 2016. En ella, y tras perder una renta de dos goles ante el Real Oviedo, el gallego explicó por qué habían transcurrido los segundos 45 minutos por el camino que se había visto. Una explicación muy clara de lo que el gallego participa en el juego de su equipo.
Marcado como un entrenador de fútbol de toque y constante elaboración, aquella tarde, y tras llegar al descanso con un favorable marcador (2-0), Sampedro explicaba su planteamiento para la segunda parte. “El partido se nos ha puesto bien”, aseguraba y por ello “hemos optado por entregarle el balón al Real Oviedo a ver qué sabía hacer”. Bajo este patrón, hemos buscado “agruparnos en nuestro campo” y “explotar los nos iba a dejar” el rival. La idea era clara: “robar y contragolpear”. Aquella segunda parte, el Albacete Balompié no quería el balón, en palabras tan llamativas como tajantes de su entrenador.
La idea salió. En líneas generales se cumplió el plan. Viendo aquel partido se aprecia que esa llamativa variante del equipo manchego tenía sentido. El Real Oviedo, salvo dos ocasiones muy puntuales y en fallos claros del Albacete, dominaba donde Sampedro quería. Afirmando que “nada ha ocurrido por nuestros posicionamiento de repliegue”, el nuevo entrenador blanquivioleta confirmaba, sin tapujos, que no había querido el balón.
“Les hemos entregado el balón” y no fue por ello por lo que no consiguió la victoria. Estaba cerca el tercer gol manchego pero “no robe dónde quería” y “me faltó fuerza para contragolpear”, aseveraba. “Faltaron cosas”, aseguraba Sampedro en una comparecencia que demostraba todo lo que el gallego participa en su equipo. Sampedro es mucho más que balón. Es compresión del juego y de las necesidades de partido, salgan bien o no en el análisis que se realiza tras el pitido final.