Una de las características que nunca se comprendió en Valladolid sobre Joan Francesc Ferrer, ‘Rubi’, fue su estudio del rival. El entrenador catalán detallaba, quizás en exceso, a su Real Valladolid en base a lo que era el rival. Así, en la previa de la derrota (0-1) ante el Albacete Balompié, el catalán elogiaba mucho a Luis César Sampedro y el fútbol que el equipo manchego hacía. No era cuestión de un día. Ésta fue su filosofía durante toda aquella temporada. El ex del Sporting de Gijón o Levante UD confiaba ciegamente en las posibilidades de un equipo que juagaba «bien » y que «dominaba» el juego desde el balón. Aquella previa definía al entorno blanquivioleta cómo era el que ya es nuevo preparador del Real Valladolid.
Una valoración muy diferente
El Real Valladolid 2014/2015 estaba en un momento importante. Uno de los tramos más decisivos de aquella temporada. Tras consumar tres derrotas consecutivas fuera del Estadio José Zorrilla, el equipo de Rubi recibía al Albacete Balompié. En aquel momento, y bajo los análisis del entrenador catalán, el espectador blanquivioleta escuchaba la comparecencia del entrenador sabiendo que el encuentro no sería nada sencillo. Llegaba a Valladolid un buen equipo. Un conjunto que, como ya había asegurado en la primera vuelta, “juega mejor de lo que dice su puesto”. En esta ocasión, Rubí afirmaba que el equipo de Luis César Sampedro era uno de los conjuntos que mejor dominaba el balón y que «mejor» fútbol hacía.
Pese a estar en la zona baja, los manchegos sabían qué querían hacer con el esférico y entendían a la perfección cómo debía usarlo. Era un equipo con personalidad. Aquel Albacete Balompié tenía identidad propia. “Nos viene un equipo que, de verdad, es uno de los dos o tres equipos que mejor trata el balón desde atrás”. Pese a que en aquel momento aún les quedaba mucho para conseguir la salvación, la victoria en Valladolid le dio un empujón y confirmó todo lo afirmado por el entrenador catalán.
Así, y tras el gran partido manchego en la que es su penúltima visita al Estadio José Zorrilla, Rubi conseguía que el nombre de Luis César Sampedro no fuera para mí uno más. Su estilo, su forma de expresarse, la tensión con la que vive los partidos, las correcciones que transmite en él y el estilo de juego de sus equipos, que desde entonces he analizado más, me hicieron verle como un entrenador diferente. Una opción. ¿Por qué no? Todo desde aquella presentación del predecesor de Paco Herrera en el banquillo del Sporting de Gijón.
Un perfil necesario
Cuando el Real Valladolid ficha a un entrenador siempre pienso y analizo todo lo positivo que tiene su perfil para el equipo blanquivioleta y en el caso de Luis César Sampedro son muchos los condicionantes que me llevan a pensar que es el perfil apropiado para lo que necesita, actualmente, el Real Valladolid. Su experiencia es elevada y me gusta. En ese sentido cumple el perfil de Paco Herrera. Nada de lo que le ocurra en el Estadio José Zorrilla le podrá sorprender. Por el contario, en diferencia al pacense, la llegada de Sampedro a Valladolid supone el salto más importante de su carrera y el reto más ambicioso en ella.
Llega con la ambición necesaria a un equipo que debe crecer junto a él. El Real Valladolid deposita en él su trabajo y él lo acepta como una oportunidad ambiciosa de crecer junto a un equipo histórico al que debe sacar de su peor racha desde la década de 1970. Tiene el carácter y la personalidad para que nadie le saque del camino que él quiera marcar y que le haga ser honesto pero, sobre todo, ganador.
Ese fútbol de combinación y elaboración que tan bien descubrió Rubi durante su temporada en Valladolid debe hacer presencia en el Estadio José Zorrilla. Se deberán cumplir las fases de creación y asentamiento de cada equipo pero en ellas, y cuando lleguen los malos resultados y las malas sensaciones, Luis César no perderá el norte. Sabrá mantenerse con la cabeza fría. Sin olvidar de dónde viene, hasta dónde va y qué busca en todo ese camino, el Real Valladolid acierta en el fichaje de un entrenador conocido y reputado pero que Joan Francesc Ferrer, ‘Rubi’, me descubrió y sobre el que me puso el foco.