La frescura deseada de Cristian Espinoza ya ha aparecido en el Real Valladolid
El Real Valladolid afrontó el último mercado de fichajes con la llegada de Cristian Espinoza. La entrada del argentino fue la única llegada a un proyecto que cambió mucho desde la oficialidad de la cesión del extremo hasta su llegada. De un punto a otro, el pesimismo se había instalado en el Estadio José Zorrilla. Por ello, su debut, crecimiento y afianzamiento se ha notado y definido en el mundo blanquivioleta como una bocanada de aire fresco. El futbolista cedido por el Villarreal CF acumula seis partidos y 296 minutos. En este tiempo se ha podido ver a un futbolista atrevido, directo y que cumple todo lo que necesita el equipo. El ’18’ es diferente a lo presente. No por calidad sino por sentimiento, situación, motivación y expectativa. Cristian Espinoza está siendo opuesto y el Real Valladolid lo agradece y espera que mantenga dicho rol el mayor tiempo posible.
Una cuestión de expectativas
La semana pasada, en la tertulia de Radio Marca Valladolid, uno de los temas de opinión era Cristian Espinoza y su situación en el Real Valladolid. El argentino había cambiado al equipo de Paco Herrera. La sensación, al menos personal, era que no se trataba sólo de un contenido futbolístico. La situación del ex del Deportivo Alavés es un plus motivacional, personal y psicológico que el Real Valladolid está sabiendo aprovechar y que el entrenador pacense está ejecutando con brillantez. El ‘18’ ha aportado un extra futbolístico pero siempre desde un punto diferencial en el ámbito personal y social, el más débil cuando él llegó a Valladolid.
Tras su llegada, tardía por una lesión, generó, al contrario que todo el equipo, unas expectativas bajas. Todo lo que pudiera dar el jugador sería bien recibido. Su nivel se esperaba bajo. Nunca era imaginable este rendimiento y ha sido posible porque el jugador llegó con la mente limpia. No llegaba contaminado por una temporada dura. Él estaba liberado y el entorno no tenía ningún prejuicio como él.
“Peor que ‘éste’ no lo hará”, parecía entenderse al ver al jugador. Ese ‘recibimiento’ positivo se ha encontrado con un rendimiento satisfactoria del jugador. Espinoza ha aportado mucho del juego exterior del que carecía este equipo. Paco Herrera no había ofrecido a ningún otro jugador esa posición de extremo que el ‘18’ ha adquirido desde su presentación. El Real Valladolid ha crecido desde su llegada porque se ha dejado que así sea. Tras seis partidos y casi 300 minutos de juego, el extremo argentino es mucho más que aire fresco a nivel deportivo.
A nivel institucional, social y psicológico, el ex de Huracán ha dotado al equipo del plus que ofrece la estabilidad de un futbolista sobre el que no había prejuicios ni expectativas. Llegó ensombrecido por la tardanza en ser presentado pero pronto se quitó la careta. Aprovechó la oportunidad y, ahora, parece insustituible.
Doble cuestión
Hablar de Cristian Espinoza obliga a analizar dos puntos. Primero, el ya mencionado tema psicológico que ha permitido su aportación. Es un tema que ha dejado que se le pueda analizar de una forma objetiva. No había ninguna opción que condicionase su situación. Partía de cero como no lo ha hecho ningún jugador en este equipo. Ni Raúl de Tomás, por ejemplo. El ’47’, que llegó con el inicio de la temporada, no se libró de unos estereotipos por su procedencia desde el Real Madrid y las expectativas por esa formación blanca.
Espinoza, en ese sentido, estaba liberado. Sin análisis y llegando en un momento muy complicado de la temporada ya que su segundo partido fue la histórica goleada recibida (6-2) ante el Sevilla Atlético, el extremo argentino ha ido quemando etapas de su juego con el avance de las jornadas. Seis partidos y casi 300 minutos en los que el jugador siempre ha dado una referencia exterior que ha servido para que Raúl de Tomás esté firmando los números que llevan al equipo a soñar con el play-off y para que el Pucela tenga futbolísticamente ese plus de velocidad y profundidad en el último cuarto que no ha existido durante gran parte de la temporada.
Con Cristian Espinoza el esquema ha cambiado y lo ha hecho porque ese único refuerzo del mercado invernal ha aportado lo que el equipo tanto necesitaba. Ha dado con el rendimiento esperado gracias a una base limpia y sin contaminar. Así, el jugador está aportando mucho más que a nivel futbolístico. Su rendimiento está siendo como una bocanada de aire fresco y así lo entiende el exigente entorno blanquivioleta.