El Real Valladolid debe recortar cinco puntos en los próximos seis partidos para llegar al play-off. Un reto para un equipo que ha perdido el 39% de sus partidos
«Si llegamos a creer durante la temporada pasada, por qué no vamos a hacerla en ésta». La reflexión parece clara. Pese a que la actual temporada no esté siendo histórica ni ilusionante, el horizonte blanquivioleta es mucho más esperanzador que el de la temporada pasada. El proyecto de Paco Herrera tiene diferentes sustentos. Entre unos puntos y otros, el actual Pucela aún genera esperanzas de poder llegar al play-off de ascenso. Pese a que con el empate (1-1) ante el Club Deportivo Numancia se perdió una gran oportunidad e, incluso, pese a la unión cercana con la goleada (6-2) ante el Sevilla Atlético, las matemáticas hacen creer en el equipo. La ilusión sigue vive. Está muy apaciguada pero aún sigue activa. Toca cuestionarse hasta cuándo.
Hasta el último segundo
El Real Valladolid está a cinco puntos de la zona de promoción, aquélla que se marcó esta temporada entre objetivo y obligación. Pese a las muchas caras nuevas del vestuario, el Club casi definía estar entre los seis primeros clasificación como una obligación. Ahora, en el tramo más decisivo de la temporada, parece difícil llegar. El Pucela está a una distancia de cinco puntos con sólo 18 en juego. Es decir, debe recortar el 28% de los puntos en juego cuando, durante toda la temporada, ha dejado escapar más del 54% de los que ha disputado.
Es posible. Las matemáticas lo dicen y la ilusión blanquivioleta, también. Pese a las muchas críticas que se puedan hacer del Real Valladolid, de su afición y de su entorno, que siempre se han hecho y se harán, nadie pierde la ilusión en el seno del Estadio José Zorrilla. La temporada pasada, en un peor momento, con un vestuario más debilitado y una tendencia horrible, siempre hubo ilusión sobre las opciones de que el equipo de Miguel Ángel Portugal pudiera llegar al play-off. Pese a derrotas tan duras como las de Butarque o Anduva, la ilusión seguía viva.
Esa opción estuvo encendida hasta su marcha. Tres derrotas consecutivas hicieron salir al entrenador burgalés y, por consiguiente, a romper esa ilusión. El discurso del exentrenador pucelano mantenía la ilusión. Alberto López la rompió. Mostró la realidad, aquélla que parecía desconocerse. Ahora, las palabras de Paco Herrera van más por mantener viva una ilusión raquítica que por mostrar una realidad de oportunidades perdidas. Pese a los ridículos firmados esta temporada, el calendario volvía a ofrecer una opción de engancharse al play-off ante el Club Deportivo Numancia. La opción murió pero no con ella la ilusión. Al menos, de momento.
Ilusión. No esperanza
La sensación que deja el Real Valladolid en el entorno es de ilusión o, lo que para la RAE es, “concepto sin verdadera realidad, sugerido por la imaginación o el engaño”. Éste es un término muy diferente al de esperanza, aquél que parece muy lejano al Pucela. Lo que generan los de Paco Herrera no es un “estado de ánimo que surge cuando se presente como alcanzable aquello que se desea”. Es cierto que el Real Valladolid desea llegar a la promoción de ascenso pero, tan cierto como ello, es verdad que ésta no se ve como algo “alcanzable”.
Se espera que llegue. Con ilusión. Con un poco de engaño pero nunca con confianza ni esperanza. De igual forma se convivió la temporada pasada. Hasta que llegó Alberto López y se apoderó de aquel discurso que se necesitaba en el Estadio José Zorrilla, la ilusión seguía viva. No había esperanza. Sí irrealidad e imaginación. Como ahora, cuando el Real Valladolid debe curar todos sus males en seis semanas para conseguir aquello que no ha hecho en toda la temporada. Es cuestión de ilusión. No de realidad. Si fuera por ella…