Paco Herrera y el vestuario, las dudas asaltan a ambos sectores del Real Valladolid
Cuando Paco Herrera llegaba al Real Valladolid el pasado verano la sensación que dejaba era de aprobación. Todos aplaudían su fichaje. De igual forma fue ocurriendo durante el avance de la confección de la plantilla. El equipo conseguía convencer en sus nombres. Todos gustaban de forma individual y como grupo. Las expectativas que dejaba la plantilla eran altas. Muy altas. Ahora, tras 36 partidos, 32 ligueros y cuatro coperos, la realidad es diferente. Esas ilusiones se han convertido en críticas. Tanto la plantilla como Herrera están señalados por un mal rendimiento. La sensación que queda en el ambiente es que ambos pueden dar más pero que, por diferentes motivos, no lo consiguen. Así, la situación que queda es la de un equipo roto y sin esperanza en su alrededor porque alguien ha fallado en su rendimiento desde el comienzo de la temporada.
La situación del míster | «¿Tan responsable es Paco Herrera de la situación?»
Cuestión de rendimiento
Pocos segundos después de publicar en Twitter y Facebook la pieza de opinión sobre la responsabilidad de Paco Herrera ante la situación y la dinámica del equipo, Javier Barrocal contestaba diciendo que el pacense lo es “mucho más que los jugadores”. El foco se coloca directamente en el entrenador y dicho mensaje me devuelve a la tertulia de Radio Marca Valladolid en la que participaba este pasado martes.
En ella, Arturo Alvarado afirmaba que “el Real Valladolid tiene plantilla para más”. De igual forma, Chus Rodríguez aseguraba que “el Real Valladolid tiene entrenador para más”. En definitiva, un debate muy interesante sobre rendimiento, la cuestión determinante en el fútbol. Con él, eres un genio. Sin él, no vales de nada por mucho que hayas hecho anteriormente. Siempre pongo el mismo ejemplo. Hablar de Alen Peternac en Valladolid es hacerlo de un gran ‘9’. Uno de los mejores delanteros de la historia pucelana. En cambio, en Zaragoza es hacerlo de un desastre. Un futbolista sin peso, ni protagonismo ni goles. Un fichaje horrible para la entidad aragonesa.
¿Por qué tanta diferencia en un mismo jugador? Por los goles. Por el rendimiento que ofreció. Compactando todo lo expuesto y analizando que en el último artículo no conseguí plasmar todo lo que buscaba, he querido ampliar la opinión al analizar el rendimiento que están teniendo tanto Paco Herrera como los jugadores. Los dos segmentos clave de este Real Valladolid no están a la altura porque no están rindiendo bien. Por un lado está la responsabilidad, por otro la calidad y, por otro, radicalmente opuesto, el rendimiento. Pese a que todo se pueda unir para el análisis, el fútbol es cuestión de rendimiento y este Real Valladolid no está bien ni en el banquillo ni fuera.
Una buena idea mal ejecutada
Parafraseando a Miroslav Djukic, que afirmaba que “eres tan bueno o tan malo como demuestra tu último partido”, diré, respondiendo a la pregunta que forma el titular de este artículo, que el sector que menos está rindiendo en el Real Valladolid es el vestuario. Saber el porqué me resulta más complicado desde este sector. Puede que el culpable sea el propio entrenador pero, tras el empate (1-1) ante el Real Zaragoza, la sensación es que el equipo sabe qué hacer. A grandes rasgos entiende cómo debe jugar y sabe que no puede regalar opciones al rival.
Con el balón, este Real Valladolid es bueno. Pese a que en La Romareda no se jugó un gran encuentro, el equipo tuvo una idea buena. Paco Herrera diseñó bien el partido. Quiso, desde pretemporada, hacer de su equipo un conjunto de buena idea pero no lo está consiguiendo. La ejecución, en gran parte, depende de los futbolistas. De la predisposición que tengan para hacerlo y del convencimiento que consiga el cuerpo técnico. La persuasión es vital y en ella, pude estar fallando como en pocos aspectos el cuerpo técnico.
En rendimiento individual, Paco Herrera parece, a nivel personal, ser superior al equipo. Pese a constantes cambios de esquema pero contadas sustituciones de jugadores, el pacense intenta dotar al equipo de ideas. Carece de personalidad y de identidad porque el equipo no transmite aquello que parece que el entrenador tiene en la cabeza con tanta brillantez y lucidez. Es, como decía Juan Manuel Lillo hace escasas horas en el Campo Nou, un análisis de lo conseguido y no de lo expuesto. Una versión resultadista. Una cuestión de rendimiento que, pese a lo que diga Javier Barrocal, no comparto con él. No es cuestión sólo de Herrera.