Real Valladolid 0 – 4 Levante UD | Bochornosa actuación blanquivioleta
Cuando parecía o, al menos, así se decía, que el Real Valladolid no tenía nada que perder en la visita del líder de la categoría, los de Paco Herrera perdieron muchas de sus opciones de terminar firmando una digan temporada. La goleada ante el Levante UD marca la realidad del equipo blanquivioleta, un conjunto con muchos problemas futbolísticos. Tras una semana en la que se hablaba que el Pucela estaba agotado físicamente, la visita de los granotas demostraba que los pucelanos tienen limitaciones de fútbol. Un equipo sin respuesta que sigue viendo como se aleja el play-off a la vez que se muere la esperanza y la ilusión.
¿Sin nada que perder?
Aún recuerdo cuando en la primera vuelta, con cuatro derrotas acumuladas, el Real Valladolid visita al Levante UD, que ya parecía ser lo que es ahora, Paco Herrera aseguraba que los granotas eran el mejor rival posible para el momento del equipo. Parecía que ante los valencianos, el Pucela no tenía nada que perder. Todo lo que pudiera conseguir sería favorable. Media temporada después, todo aumentaba. La sensación de no tener nada que perder era muy grande. El Real Valladolid sólo podía crecer ante este poderoso líder.
La ilusión fue una, la realidad otra bien distinta. El Pucela estuvo roto. Desestructurado y sin capacidad de reacción y el equipo, finalmente, perdió mucho más de lo que ganó. No obtuvo nada. Perdió todos los pequeños resquicios de ilusión y esperanza que podía tener. La visita del líder fue dura y casi traumática y dejó, sobre la clasificación, una dolorosa realidad entre dos equipos que compiten en mundos diferentes. De fútbol y de “cansancio”.
El mundo de la excusa
Hace pocos días, hablando con un histórico del Real Valladolid, me aseguraba que el fútbol está lleno de “excusas” y, tristemente, el discurso de Paco Herrera se está centrando en ellas. Hace unas semanas hablaba de que el equipo se tenía que “centrar”. Su proyecto aún debía crecer y amoldarse a muchas circunstancias. Llamaba la atención como, tras la dura derrota, afirmaba que el penalti rompió el partido. Sin dictaminar por qué su equipo no supo cambiar la dinámica y mostrar fortaleza para dar un cambio a la situación, el Pucela se excusaba.
Es cierto que hasta esa acción el equipo estuvo bien. Acertado y dispuesto por un juego que, como en la derrota (1-0) en Huesca, se hizo bueno por la triste imagen de la segunda parte. Cuando se exige más al equipo, éste no da el nivel y Paco Herrera comienza a estar más que señalado. Se ha comenzado a perder la ilusión en el entrenador pacense. Por resultados como éste, por el pobre crecimiento del equipo pero, también, por lecturas tan faltas de fútbol como las últimas. Paco Herrera ha perdido su esencia y el equipo, igual.
Este Real Valladolid es el reflejo de un entrenador que quiere, que tiene buena propuesta pero con poca fuerza, personalidad y convencimiento. El Pucela no es que no esté en el camino deseado, es que se acerca a la triste desembocadura de la temporada pasada. Pese a que el objetivo de la zona de promoción sigue siendo real por puntaje, no lo es por sensaciones y realidad de fútbol. No de cansancio.
Infame marcador
Con ese supuesto agotamiento del equipo, que no es tal o, al menos, no es el punto diferencial del equipo, el Real Valladolid firmaba un marcador bochornos. La goleada granota es infame, vergonzosa, impropia, miserable y todo el tipo de calificativos negativos y desastrosos que se puedan reclutar. El Real Valladolid estaba muy tocado y, ahora, puede estar hundido o cerca de dar con la solución. Con este Pucela nunca se sabe.
El fútbol no son siempre resultados pero sí que pueden llegar a ser el cambio de dinámica o el sinónimo de una dolorosa situación. Perder cómo se perdió puede ser el final de este proyecto o el cambio de dinámica de un equipo que tiene que cambiar. En juego, en mentalidad y, muy posiblemente, en nombres. Tal y cómo está formado este Real Valladolid, nada es la solución. Es inicio del problema.