Paco Herrera, cuestionado como nunca en el Real Valladolid, parece regatear la posible renovación cuando él es la parte más determinante del supuesto proyecto
Tras el descenso de 2013 y con la llegada de Braulio Vázquez al Real Valladolid, el club blanquivioleta dio una vuelta a su diseño. Quería un proyecto para volver a Primera división y buscaba hacerlo con entrenador que siempre había gustado y que firmaba por dos años. La llegada de Joan Francesc Ferrer, ‘Rubi’, al Pucela marcaba la línea de un nuevo Pucela. El catalán, que convenció en los primeros meses, fue sentenciado tras una mala segunda vuelta y la pérdida de las señas de identidad que tenía su Pucela. Hablando de proyecto y «largo plazo», Paco Herrera sigue sin renovar y mientras el pacense deja la puerta abierta, la sensación general es que Herrera está tocado y que el entrenador lo sabe. Su experiencia le invita a esperar para superar la fase que hace dos años mató a un entrenador que, ahora, es de Primera.
La experiencia de los recuerdos
Dice que “la experiencia es un grado” y Paco Herrera tiene mucha. Más de 400 partidos en Segunda división, repartidos en 13 temporadas, hacen que valore todo de una forma especial. Aunque es cierto que no descarta renovar y que, como dijo en la previa a visitar Huesca, se “ve” en el Estadio José Zorrilla la próxima temporada, la experiencia del pacense le obliga a esperar. Le está haciendo dudar y, por lo tanto, posponer la respuesta a esa oferta de renovación que tiene del Real Valladolid.
Los regates a la propuesta vienen por su experiencia reciente en la Unión Deportiva Las Palmas y que, a su vez, tiene muchas similitudes con la que Joan Francesc Ferrer, ‘Rubi’, tuvo en Valladolid hace dos temporadas. Comenzando por el recuerdo del míster pucelano en las islas es importante recordar que aquella temporada fue muy larga. La exigencia por el objetivo y el recuerdo de la temporada anterior desgastó mucho al Club y al propio entrenador. Se consiguió ascender pero a un precio muy caro.
La temporada se hizo larga, el play-off fue muy duro y todos dudaron en renovar. Tras saber el final y con el equipo de vuelta a la élite 13 años después, la directiva tuvo dudas en ofrecerle la renovación. De igual forma, Paco Herrera las tuvo para aceptarla. Sin olvidar que el entorno, afición y prensa, dejaban incógnitas sobre las opciones del éxito en esa segunda temporada de Herrera. Nadie ofrecía una seguridad total y así, el míster abandonaba el equipo tras ocho partidos en la élite. Cinco puntos en ocho partidos eran insuficientes hasta para aquel que había devuelto al equipo a Primera división tras más de una década.
El recuerdo de Rubi
No se tuvo paciencia en ese “largo plazo”, igual que no se tuvo en Valladolid unos pocos meses antes. Es curioso que desde el mundo blanquivioleta se pida paciencia, tiempo y la renovación para un entrenador mientras que no se quiso dar la continuidad a un entrenador que sí tenía contrato. Rubi no siguió de blanquivioleta en ese segundo año de contrato no porque Braulio Vázquez no quisiera. El catalán salió de Zorrilla por la ‘presión popular’, por llamarlo de alguna forma. El Club no se imaginaba otro año en un nivel de crispación como el que se vivió en las últimas semanas de aquella 2014/2015.
Las jornadas antes a la promoción de ascenso fueron muy duras. Incluso el Estadio José Zorrilla pedía la cabeza del entrenador. Se exclamó por su marcha en la jornada previa a recibir, curiosamente, a Paco Herrera en la lucha por ascender. A estas alturas, hace dos años Rubi ya estaba muy tocado. Tras perder (4-0) ante el Real Betis, el proyecto del catalán comenzaba a generar muchas dudas.
Ya no todos seguían su camino. El vestuario comenzaba a dividirse y determinados jugadores comenzar a abandonar el camino del entrenador. Nada volvería a ser ‘fácil’. Pese a que el Pucela era cuarto y a dos puntos del ascenso directo, las sensaciones no fueron buenas. El equipo. con la opción de ser líder en Ponferrada, comenzó su fin y, Rubi, de paso, el suyo. Tres derrotas como local y una racha de tres derrotas seguidas marcaron y sentenciaron el proyecto en el momento justo. El equipo claudicó en el momento decisivo. Aquél al que llega Paco Herrera en la actualidad.
Este Real Valladolid entra en la recta decisiva y lo hace con dudas de juego, incluso, para muchos, físicas, pero no institucionales sobre el puesto de Herrera. Carlos Suárez y, sobre todo, Braulio Vázquez siguen convencidos con la renovación de Paco Herrera. El míster no lo tiene tan claro. Sabe que llega el momento en que se la juega como lo hizo Rubi y no quiere pasar ese bache y volver a vivir lo de hace poco más de un año soportó y sufrió en Las Palmas. No quiere. Por él. Por el Club.