Con la mala racha del Real Valladolid aparecen las dudas sobre el momento físico del equipo y son muchas las voces que ven al equipo de Paco Herrera cansado
• Un punto en los últimos dos partidos y sólo una victoria en cinco duelos. El Real Valladolid no consigue resultados y ya no es por el agotamiento físico de esta fase de la temporada sino por problemas futbolísticos •
Decía Johan Cruyff que a los jugadores no les pesan los minutos ni las piernas sino que a un futbolista lo que «le cansa es perder». Pese a que el Real Valladolid estaba, hasta la derrota (1-0) en Huesca, en una fase de elevada carga de trabajo, la sensación que deja la realidad blanquivioleta es que el equipo sigue teniendo los mismos problemas futbolísticos del comienzo de temporada. Pequeños picos de éxito que no han escondido la triste realidad del equipo. El Pucela sigue siendo irregularidad pero no por el aspecto físico o por las nulas rotaciones de Paco Herrera sino por una mala adaptación al juego del equipo, un mal rendimiento individual de ciertos jugadores y la mínima evolución del equipo. Con todo ello, el menor de los problemas del Real Valladolid es el físico. Ojalá fuese sólo ése el problema. La solución sería mucho más sencilla.
Paco Herrera abrió la veda
Tras el partido en Huesca y sumándole el triste empate (1-0) ante el Club Deportivo Lugo, uno de los temas más comentados en la situación del Real Valladolid es el posible cansancio del equipo. Esos dos últimos partidos, en los que los pupilos de Paco Herrera han llegado mal al final de los partidos y en los que, futbolísticamente, el rival ha sido mejor, han elevado las dudas sobre un planteamiento físico que expuso Paco Herrera hace algo más de una semana. Si en la previa al último duelo en el Estadio José Zorrilla el míster no hubiera mencionado las cargas de trabajo, muchas de las voces que miran al aspecto físico no existirían.
El Real Valladolid ha bajado sus prestaciones. No hay duda de ello. No se puede negar. El equipo no está bien. No es el mismo de hace unas semanas ni, sobre todo, encuentra esos picos altos de rendimiento de otras fases. El equipo está ahogado pero no por una limitación física sino por un problema táctico, técnico y futbolístico.
Al equipo no le pesan las piernas por el cansancio. A este Real Valladolid le pesa no ser líder en el juego ni protagonista en el marcador. El equipo de Paco Herrera sufre mucho cuando no domina el juego. Cuando no ejerce un fútbol de posesión. Este Real Valladolid parece estar sólo diseñado para tener el balón. El trabajo de presión, de fuerza y consistencia no parece estar definido en este equipo. Además, al ser un conjunto muy débil psicológicamente, los problemas crecen y las limitaciones quedan más al descubierto.
Adaptación al juego
No es casualidad que el Pucela baje su rendimiento con el avance del partido. Lo fácil es señalar lo físico pero ojalá fuera ése el único problema. Solucionar un problema físico es sencillo. Superar una limitación futbolística, no. Este equipo no sabe presionar. En vivo se ve un Pucela muy largo para robar. Más conjuntado a la hora de elaborar pero dudoso cuando debe robar el balón. No tiene personalidad y los problemas le hacen perder fuerza.
Éste es un equipo bien diseñado. Con ideas claras y que cumple bien los planteamientos del cuerpo técnico. Eso sí, le cuesta responder ante un cambio de dibujo. El Pucela sabe dominar pero no responder. Le cuesta mostrar fuerza cuando el partido se complica. El Real Valladolid parece no adaptarse al juego. Fuera de la idea inicial, se pierde. En El Alcoraz no supo responder a la superioridad exterior de los de Juan Antonio Anquela.
El equipo oscense trabajó muy bien el juego exterior. La verticalidad de sus jugadores exteriores y la fuerza de jugadores como Carlos Akapo, David Ferreiro o, incluso, Kilian Grant que, desde el banquillo desarboló a la defensa pucelana, hizo mucho daño. El dolor no fue por un mejor estado físico de los azulgrana sino por las limitaciones de adaptación del Real Valladolid. El equipo no supo muy bien hacerse al partido, a las condiciones del rival y su fuerza exterior. Ni el equipo ni, sinceramente, Paco Herrera. O al pacense le valía el empate o el cambio que hizo para la última sustitución no se entiende.
Cuando Alex López se preparaba para ser el último cambio, el gol de la Sociedad Deportiva Huesca hizo que Dejan Drazic se vistiera de corto. Rápidamente y en una variación improvisada. Una muestra más de lo perdido que está este equipo con el avance del partido. La evolución futbolística de los duelos. No la física. Ojalá fuese sólo la física. Así no se perderían tantos puntos ni se vería una versión de juego tan pobre.