UCAM Murcia 1 – 3 Real Valladolid | El Pucela mostró, por fin, efectividad
El gol es determinante. Con él, y aunque parezca una obviedad, es difícil competir en el fútbol. Gracias a él, el Real Valladolid se imponía en el duelo ante el UCAM Murcia. Sin un gran juego, ni una elaboración muy superior a la de semanas atrás, los pucelanos se llevaban tres importantes puntos por la fuerza con la que los pupilos de Paco Herrera se mostraban en campo contrario. Firmar dos goles antes de llegar a la primera media hora de juego potencia la confianza de un equipo que no por juego y sí por goles eleva su ilusión y motivación esta semana. Antes de recibir al Club Deportivo Lugo, toca celebrar una victoria. Un importante partido ganado sin brillantez pero que añade tres puntos a la clasificación blanquivioleta.
Del gol a la victoria
Hace ya bastante tiempo, demasiado quizás, se exige obtener conclusiones en todos y cada uno de los partidos. Lo que sucede en un terreno juego debe generar sentencias y conclusiones. No es sencillo. Todo lo contrario. Hacer un resumen por un juego es complicado, hacerlo por un resultado, más aún. Hace una semana, tras el triste empate (0-0) ante el Club Deportivo Tenerife, la sensación era de mal juego, mal partido y pobre resultado. Tras la visita del Real Valladolid al Estadio de La Condomina sólo cambia un condicionante pero, por el contrario, varían muchas de las sensaciones. Por no decir todas.
El juego pucelano no fue muy diferente. La calidad fue malo, como en Zorrilla, el partido no fue ilusionante, como ante los canarios, pero el resultado fue bueno. El equipo anotó dos goles en sus dos primeros grandes acercamientos y el partido se puso de cara. Todo era positivo para los pucelanos. Las sensaciones tras los tantos de Raúl de Tomás y Jose Arnáiz fueron inmejorablesy la motivación altísima. El Real Valladolid encontraba esa frescura tan ansiada de cara a puerta y todo cambiaba. El análisis ya era positivo. El poder del gol potenciaba la ilusión de un equipo que pudo dar más pero al que se le exigía ganar y ganó y, por el momento, es suficiente.
Con el gol todo es más sencillo. Con esa falta de efectividad que el Real Valladolid había tenido en grandes fases de la temporada es difícil ser una referencia en la categoría y una variante en la zona alta de la clasificación. Con rombo o sin él, con las limitaciones del esquema base del equipo o sin ellas, el gol puede con todo y así lo anunciaba Paco Herrera en la comparecencia posterior. La efectividad lo puede todo y el mal juego queda eliminado por el poder del fútbol: el gol.
Un rombo diferente
“Sergio Marcos tenía libertad para salir del rombo y caer a la banda o entrar en él por la claridad que tiene con balón”, aseguraba Paco Herrera en la comparecencia tras al partido. Con la facilidad de analizar este detalle y el devenir del partido tras el resultado final, lo cierto es que el Pucela fue un equipo más fluido y veloz con el balón que en semanas atrás. La frescura, las ganas y la ambición que tenía el equipo por mostrar el ’10’ dejaban ver detalles ilusionantes del equipo en la primera parte. Posesiones rápidas con intervenciones individuales cortas fueron positivas en los primeros 45 minutos. Con ellas se dominó el partido y gracias a ellas se hicieron los dos goles.
Marcado el camino, lo fácil parecía continuarlo pero el Pucela perdió el timón en la segunda parte. Con poco o nada que perder, el UCAM Murcia salía con otra versión tras el descanso. Reforzados tras los últimos minutos del primer acto, los de Francisco Rodríguez mostraron un estilo directo y profundo que pudo costar más de un susto a los de Paco herrera. Éstos fueron superiores hasta que Unai Albizua fue expulsado. Tras la inferioridad local el partido llegaba a su fin. Unos, los pucelanos, no podían regresar a la dinámica inicial mientras que los otros, los universitarios, debían superar el mazazo de la expulsión.
Intrínseca inestabilidad
Este Real Valladolid puede gustar y, también, puede dejar de hacerlo. Vive inestabilidades constantes que le hacen ser un equipo poco fiable. Pierde sin merecerlo, como ocurría en el partido de la primera vuelta (0-1) ante el UCAM, puede ganar (0-1) en Cádiz sin ser superior al rival pero, también, puede perder como en Oviedo (1-0) sin ser inferior. No encuentra el timón y en su regreso a La Condomina le ocurriría de una forma similar.
Tras no ser muy superior al rival ,sentenciaba el partido y cuando tenía todo de cara para ajusticiar un marcador de categoría, se perdió en sus propias ambiciones y problemas. No fue regular en el juego ni constante en la idea. Así, la inestabilidad comienza a ser intrínseca en los jugadores pucelanos y en la identidad blanquivioleta. Pese a todo, el resultado final (1-3) hace ver que el Pucela conseguía lo más importante. A estas alturas de la temporada y tras dos semana consecutivas sin ganar, la visita blanquivioleta a Murcia exigía los tres puntos y éstos llegaron por la efectividad de cara a puerta que este grupo nunca ha tenido. Poco más se puede exigir.