Por primera vez en la temporada todas las miradas a Herrera no son positivas
Tras un buen inicio de año, el Real Valladolid parecía consolidarse en los puestos de play-off pero tras atravesar la fase del calendario más dura, los de Paco Herrera no han podido mantener el ritmo y, sin perder opciones en su objetivo, se encuentran en el límite para no quedar descolgados de la pelea por el ascenso a final de temporada. Así está llegando el nerviosismo a un entorno que, por primera vez desde su aterrizaje en el Estadio José Zorrilla, mira con dudas y críticas al entrenador extremeño.
Las críticas, al banquillo
Paco Herrera, en una de sus primeras intervenciones públicas tras firmar por el Real Valladolid, afirmaba que estaba «ante el mayor reto de su carrera”. Lo aseguraba porque llegaba a un club deprimido, en caída libre y sin base alguna. Iba a comandar un proyecto desde cero, a medio plazo y con la idea de tener un primer año de transición y crecimiento. Con la importancia histórica del Club, que seguro que él sabía, entendía que se le iba acabar exigiendo ascender. Por mucho que se pida, se grite o se repita, en las malas épocas de resultados, que este Real Valladolid necesita formar una estructura, no podemos soportarlo o, simplemente, no queremos.
Es así ya que si el equipo no está en ascenso directo, nada vale. Tras la firma en verano de una plantilla completamente nueva, pensar en un Real Valladolid luchando por el ascenso directo era, cuanto menos, muy optimista. Siendo consecuentes, si al principio de campaña apoyábamos este camino emprendido, la posición que ocupa en estos momentos el Real Valladolid estaría dentro las previsiones.
Es cierto que el juego es mejorable, la dirección del entrenador, también, y así las criticas son razonables y, muy posiblemente, merecidas. Yo soy crítico. Lo soy, sobre todo, en cuestiones estrictamente futbolísticas Mi visión no me hace perder la perspectiva de que en verano el Club contaba con tres futbolistas y que en esta categoría, las circunstancias siempre pueden ir a peor. No hay más que mirar la clasificación.
Cuestión de traumas
Bajo las normas de la categoría de plata, la situación actual del Real Valladolid está marcada por dos escenarios que afectan a la afición y a la plantilla. El entorno está influenciado por la pasada temporada. La actual dinámica de rondar la sexta posición y estar sumergidos en una pequeña mala racha de juego provoca un sentimiento de temor a que el equipo vuelva a caerse. El pasado influye en el problema, no el hecho de no estar dentro del objetivo.
Por otro lado, en el equipo y en Paco Herrera, la racha de cinco derrotas seguidas del comienzo de temporada supone una losa demasiado grande. Mi realidad es que sin ese ciclo de partidos perdidos, el Real Valladolid hubiera tenido otra dinámica. El equipo sería más valiente, no tendría traumas que le afectasen en los partidos, como el propio entrenador reconocía tras el empate (0-0) con el Club Deportivo Tenerife, y una dinámica como ésta no hubiera provocado una nueva inestabilidad.
De Tomás y Álex López
Señalados los miedos, también es cierto que determinadas decisiones crean polémica y debate. La primera el sistema. El famoso rombo no consigue cambiar el ritmo del equipo en la última zona del campo que, siendo bastante consistente, no acaba de crear situaciones de peligro. Posiblemente porque falta la figura de un perfil físico que recorra kilómetros. Así, las críticas en Álex López. El gallego no rinde al nivel esperado. No parece estar en su mejor momento de forma, pero el problema es que lo hace en una posición que requiere unas funciones opuestas a sus cualidades. Conducciones, poderío físico, presión… y la sensación y, en gran parte, frustración, es que no hay en este Real Valladolid ese tipo de futbolista. O sí: Anuar Tuhami.
El segundo tema caliente es el delantero y, en este caso, el protagonista es Raúl de Tomás. Al delantero centro se le ha puesto la etiqueta de revulsivo y sus actuaciones no le aseguran la titularidad. El madrileño ha metido goles de todos los colores. De cabeza entre toda la defensa, desde fuera del área, con calidad desde dentro del área, a la espalda de la defensa e, incluso, ha demostrado ser una amenaza a balón parado. Además, tácticamente, aguanta balones en largo, crea juego y da oxígeno a un equipo con pocos recursos. Su competencia es diferente. Jaime Mata, por ejemplo, abre huecos y realiza un mayor trabajo defensivo, pero su capacidad goleadora es escasa.
Raúl de Tomás ha tenido muy pocas oportunidades y nada de continuidad. La apuesta por él debe mantenerse más allá de un partido desde el principio y con sólo 60 minutos de juego. Ni el mejor delantero de la historia blanquivioleta ha marcado en esos dígitos. Con espacios tan cortos de juego llega su oportunidad. Todos los demás han tenido su momento y ahora le toca al ’47’ vivir el suyo.
Con el madrileño o sin él en el once titular, Real Valladolid seguirá afrontando en las próximas fechas la etapa de partidos que perdió en la primera vuelta de forma consecutiva y que todavía le lastran. La plantilla está ante la oportunidad de olvidar sus traumas y Paco Herrera se enfrenta al mayor desafío dentro del reto más complicado de su carrera. El pacense debe acabar con las dudas del entorno sobre su figura y con la inestabilidad para volver a reconducir el barco pucelano tras perder ante el Girona FC (segundo) y empatar ante el CD Tenerife (quinto).