La linterna de Velasco

La linterna de Ángel Velasco, desde el 20 de febrero de 2007 informando y opinando sobre el Real Valladolid

Reflexiones

¿Y si las expectativas fueron demasiado grandes?

El Real Valladolid no arranca y las dudas ya van a la competitividad del equipo

Con 35 puntos en 25 jornadas, sin conocer la victoria en las dos últimas jornadas y con el peso de no ser regular en una categoría que está muy por debajo del nivel de otras temporadas, llega el momento de cuestionar si este equipo está o no a la altura de lo esperado en verano. Cuando todos soñábamos, porque me incluyo, una propuesta fiable, convencida y de calidad de un equipo con alternativas y variantes, la realidad nos puede estar ofreciendo a un Pucela ni mejor ni peor de aquél. Solamente diferente. A la hora de la verdad la competición se devora muchas ilusiones y expectativas y este Real Valladolid puede ser uno de ellos porque en verano, quizás, pusimos un techo imposible para este equipo. Nos toca reflexionar y ser honestos en él.

Paco Herrera, junto a Pep Lluís Martí, antes del inicio del duelo del pasado domingo <em><strong>(RealValladolid.es)</strong></em>
Paco Herrera, junto a Pep Lluís Martí, antes del inicio del duelo del pasado domingo (RealValladolid.es)

Un análisis más
Podemos hacer cualquier tipo de análisis. Darle las vueltas que queramos, o que no queramos, pero la realidad es que este Real Valladolid no está a la altura que se esperaba de él. El equipo de Paco Herrera carece del fútbol, de la personalidad y del estilo que se esperaba de él. El equipo vive su segunda semana consecutiva fuera de la zona de promoción y así llega el momento de analizar si, quizás, el problema está en las expectativas y en el techo que se le puso al equipo. Viendo el nivel de la categoría y los problemas que el Pucela está teniendo para sostenerse en los mejores puestos, el análisis no es positivo.

Quizás el Real Valladolid está, actualmente en su techo. Puede ser que el equipo blanquivioleta no tenga margen de mejora a estas alturas de la temporada. Es posible que los pucelanos no posean limitaciones tácticas. Puede que el equipo esté en fase de crecimiento y creación no sólo en las primeras semanas sino en toda la temporada. Seguramente la proyección de los jugadores firmados en verano no sea la esperada y sí sea su pasado y su presente los que manden. Incluso, se puede considerar que las ‘oportunidades’ firmadas por el Real Valladolid no están a la altura de aquéllo por lo que fueron fichados.

Sea un punto, sea otro, sea, incluso, un análisis más, lo que está claro es que el Real Valladolid no está dónde debe o, como poco, dónde se esperaba, deseaba y preveía. Estos últimos puntos pueden ser el problema. Crear unas expectativas y no cumplirlas es la base del fútbol. Muy pocos cumplen sus objetivos e, incluso, obligaciones, durante una temporada. En el verano todos son ambiciosos. Es lógico. Durante la temporada, la realidad muestra muchas realidades y demasiadas carencias inesperadas.

Muy poco equipo
Una de las mayores expectativas no cumplidas puede ser ésa que hablaba de un equipo bien armado, un conjunto sin fisuras en el que no se notaría ninguna baja. Dos jugadores por puesto que se han ido perdiendo por el camino. Esa ambición de ver un nivel parejo en todas las posiciones ya no existe actualmente. No habla bien del Real Valladolid ni de los sueños veraniegos. Por ejemplo, que Javi Moyano y Luciano Balbi sean fijos como lo son no es positivo. Igualmente no es comprensible la insistencia del cuerpo técnico en André Leão ni, por ejemplo, en que Sergio Marcos no haya sido titular aún en competición liguera.

Las expectativas veraniegas sobre la profundidad de plantilla han muerto y con ellas, muchas de las del proyecto. El equipo no tiene fondo de armario y el posible mal rendimiento no se paga. El Real Valladolid compite sin laterales suplentes o, al menos, sin confianza en ellos. De igual forma, posee una pareja de centrales formada por un central que llega de Estados Unidos y un jugador con un bagaje previo de sólo 21 partidos profesionales.

Los jugadores pucelanos dialogan instantes antes de los penaltis en el Trofeo Ciudad de Valladolid <em><strong>(RealValladolid.es)</strong></em>
Los jugadores pucelanos dialogan instantes antes de los penaltis en el Trofeo Ciudad de Valladolid (RealValladolid.es)

No hablo, ni siquiera lo pienso, que Alex Pérez o Alberto Guitián estén rendimiento mal. Todo lo contrario, pero quizás, tales circunstancias, nos tienen que llevar a analizar que el equipo no tiene la realidad de las expectativas creadas. Este Real Valladolid no es tan fuerte como se espera. Este Pucela es más ‘normal’ y así, su clasificación se entiende como lógica. Estar fuera de la zona de promoción no es un problema sino un hecho esperado por el rendimiento real que ha tenido el equipo. La calidad se presupone. La proyección se imagina. Los resultados se analizan como la única realidad. No hay vuelta de hoja tras 25 jornadas.

El ejemplo de Sergio León
Todo tiene un por qué. El fútbol, dentro de su incapacidad de análisis para pequeños aspectos, es muy ordenado y justo a la hora de situar a todo el que participa en él. Este pasado sábado, por ejemplo, en la transmisión del duelo entre el Real Madrid y el Club Atlético Osasuna, Michael Robinson se cuestionaba cómo Sergio León podía estar viviendo su primera temporada en la élite del fútbol español con 28 años.

“Algo habrá, obviamente”, contestó ‘Maldini’, y es cierto. Nada pasa por casualidad. De igual forma que es meritorio que el delantero haya pasado en dos temporadas de jugar con la Unió Esportiva Llagostera a hacerlo en Primera división, algo ocurriría para que su potencial estuviera en un recién ascendido a Segunda división en 2014. De igual forma ocurre en el Real Valladolid actual. Que esté fuera de play-off, que no encuentra su lugar, que no tenga equilibrio y que carezca de estilo no es casualidad. Es causalidad de diferentes aspectos.

Dentro de su trabajo, implicación y calidad, es obvio que Paco Herrera no ha dado con la tecla definitiva. No ha encontrado el punto a una plantilla sobre las que se crearon unas expectativas en verano. Un techo y unas obligaciones que, tras más de siete meses de competición, no se han afrontado con la intención esperada y quedan lejos porque, quizás, fueron desproporcionadas.

𝟭𝟵𝟴𝟴. 𝘗𝘦𝘳𝘪𝘰𝘥𝘪𝘴𝘵𝘢 𝘥𝘦𝘱𝘰𝘳𝘵𝘪𝘷𝘰 𝘺 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘯𝘢𝘥𝘰𝘳 𝘜𝘌𝘍𝘈 𝘗𝘙𝘖. Creo que en el fútbol todo tiene el término apropiado y un porqué obligatorio. Por ello, desde 2007 llevo entrenando equipos y escribiendo sobre cómo entiendo este deporte