Tener crecimiento tras 24 jornadas es positivo pero puede ser contraproducente
Transcurridas 24 jornadas, 28 partidos oficiales y casi el 57% de la temporada, el Real Valladolid sigue ofreciendo un margen de mejora muy alto. El equipo de Paco Herrera aún posee deficiencias que mejorar y detalles que pulir en un síntoma de poco crecimiento. La derrota (2-1) ante el Girona FC muestra los problemas pucelanos en la evolución. Lo que debe ser un signo positivo se está convirtiendo en un problema. Una limitación blanquivioleta que muestra las dos caras, las dos versiones y las dos posibilidades que ofrece tener tanto margen de mejora cuando ya ha transcurrido más de la mitad de la temporada.
El peso de la clasificación
Y la derrota en el Estadio de Montilivi lo destroza todo. Si hace sólo unos días era positivo el margen de mejora que ofrecía el Real Valladolid, tras perder (2-1) ante el Girona FC y salir de la zona de promoción dicho margen de mejora es negativo y ofrece la opción de pensar que el equipo no evoluciona lo que debería. Tras consumir el 60% de la temporada el equipo de Paco Herrera ofrece dudas. Incógnitas de estabilidad, de identidad, de conceptos adquiridos y de la evolución obligada a un equipo profesional.
El pacense es un entrenador que, por norma general, obtiene mucho rendimiento a todos los jugadores que tiene. Les hace creer en la idea y les saca todo el jugo que puedan tener. La esperanza en el Real Valladolid era ésta y, en gran parte, sigue siéndola. Todo resultado negativo hasta la fecha tenía la esperanza en el trabajo diario y esa evolución que se preveía que iba tener el equipo. En el mismo sentido, todos los resultados positivos parecían ser sólo el principio. Se esperaba mucho del equipo. Tristemente se sigue esperando en el mes de febrero.
En este sentido, la exigencia no es sólo a nivel de resultados. El Pucela en Segunda división, debe gustar, convencer y competir. Son muchos los puntos que debe cumplir y muy pocos los que hace de una forma regular. Aún no ha conseguido tres victorias consecutivas, aún no ha vivido tres semanas seguidas en zona de promoción y aún no ha cumplido un mes de competición de alto nivel. Los altibajos matan a este equipo y él, con grandes dudas pasa a ver cómo ese margen de mejora ya no es una esperanza sino un lastre.
Un peso más (o menos)
El calendario que le viene al Real Valladolid es exigente y en él debe conseguir puntos, demostrar identidad y evolucionar en el juego. Son tres rasgos de gran calado que deberá mostrar cómo de grande es ese margen de mejora y cómo lo debe gestionar el Real Valladolid. El tiempo pasa y lo que antes era una esperanza se puede tornar en un peligroso miedo en las próximas semanas.
El margen de mejora, ese gran aliado cuando hace una vuelta completa el Real Valladolid comenzó a acumular derrota tras derrota, aprieta en estas fechas. Con todo de cara para mejorar lo ya firmado ya que de los 15 próximos puntos el Pucela no supo obtener ninguno en los primeros compases de la temporada, cada éxito que se consiga desde el enfrentamiento inminente ante el Club Deportivo Tenerife y hasta la visita del todopoderoso líder, servirá para que los de Paco Herrera puedan eliminar un lastre, confirmar su crecimiento y limar muchas exigencias.
En la primera parte del campeonato, la racha pucelana fue un “tiempo de dudas y miedos que exigían soluciones”. Ahora, cuando se van repiten estos cinco partidos, el Real Valladolid debe poner todo el trabajo sobre el césped. Con más de 200 sesiones de trabajo, este Real Valladolid debe ser exigente con su margen de mejora. Ambicioso y real. No miedoso como puede terminar siendo en el caso de no encadenar unos buenos números en los próximos cinco partidos, la peor racha de la cuestionable primera vuelta del equipo.