Abierto el periodo de fichajes de invierno, el Real Valladolid debe saber muy bien qué debe hacer y cómo debe reforzar su plantilla y su proyecto. No sólo debe aumentarlo
16 de noviembre de 2016 | «Una renovación sobre la que aún cuelga un lastre»
Desde el pasado 1 de enero el mercado de fichajes ya está abierto. Hace un año, por ejemplo, eran muchos los nombres que se asociaban al Real Valladolid. Hace dos, incluso, Braulio Vázquez ya había presentado a Jonathan Pereira. En la actualidad todo es diferente. El equipo de Paco Herrera no debe sólo firmar jugadores sino que también necesita reforzar de confianza y seguridad a una plantilla bien formada en verano pero que, ahora, necesita ver confirmadas dichas hechuras. Grandes dimensiones aún supuestas en muchas vertientes.
La situación de ‘reforzar’ al Real Valladolid lleva a pensar que la mejora de la plantilla puede pasar más por la salida de algunos jugadores que por la entrada de otros. Ya sin la opción secundaria de la Copa del Rey, la plantilla puede hacerse larga. Con los números del vestuario actual, el calendario se queda sin oportunidades para todos los futbolistas y muchos de estos jugadores parecen estar invitados a salir, como le ha ocurrido a Luismi Sánchez, cedido el Gimnàstic de Tarragona, para poder reforzar y consagrar a otros.
La marcha del andaluz facilita la opción de tener a la línea defensiva más activa. Sin el ’16’, Alberto Guitián ya es casi la única opción de sustituir a André Leão en el centro del campo. Así, Rafa López e Igor Lichnovsky, grandes desaparecidos de los últimos onces, están más cerca de volver a la titularidad. La defensa se ve reforzada a nivel psicológico de igual forma que Guitián ve premiadas sus actuaciones en la contención. Sin Luismi el equipo gana. Parece complicado pero éste es un ejemplo del refuerzo que le urge a esta plantilla.
El ámbito ofensivo
Si este concepto de ‘reforzar’ pasa en la zona defensiva del equipo, en los metros más ofensivos es más llamativo aún. Son muchos los hombres en la zona de arriba y varios los que no cuentan con muchas oportunidades. Dejan Drazic, Ibán Salvador y Guzmán Casaseca son los grandes señalados. Alguno sobra porque su salida podría suponer un empujón anímico para otros jugadores con dudas en su juego. El descenso en las opciones y variables aumentaría la confianza individual de muchos activos.
Con la marcha de uno o de dos de esos jugadores y la llegada, o no, de esa petición de extremo izquierdo que quiere Paco Herrera, Raúl de Tomás o Jaime Mata tendrían que dar ese paso al frente que tanto se les demanda y que tanto necesitan. Sería una muestra de autoridad de esos jugadores en cuestión y que se crea detallando la plantilla. ¡Reforzándola! No sólo aumentándola en número de efectivos.