Calidad y rendimiento, dos supuestos sinónimos cada vez más alejados
Cuando un equipo firma a un jugador o cuando un entrenador intenta lanzar la red sobre un futbolista se basa en la calidad que éste tiene y no sólo en el rendimiento o no que haya ofrecido. Después de conseguir la incorporación dicho jugador nunca es evaluado por su fútbol sino por su rendimiento. Así, en el fútbol actual no mandan tantos los buenos jugadores como sí aquellos que tienen la fortuna o el acierto de reunir los condicionantes que favorezcan su aclimatación, evolución y asentamiento. Detalles extrafutbolísticos básicos.
“Buenos y malos rendimientos”
El pasado 22 de septiembre escribía en estas mismas líneas que los verbos que exige el fútbol actual son “ser” y “demostrar”. Entre uno y otro potencian todos los detalles de un fútbol que no mide la calidad y que sólo valora el rendimiento. Todo análisis se fija en los números y en los resultados, no en la calidad con la que éstos se hagan. Se mira sólo lo objetivo, lo intangible, pero se menosprecia lo subjetivo. Lo decía hace poco Braulio Vázquez, “no hay buenos y malos jugadores sino buenos o malos rendimientos” y siendo ciertas sus palabras, el análisis debe ser más amplio. Debemos exigirlo. Sé que Jose Arnáiz está haciendo buen año pero no por qué.
Si algo demuestra el fútbol es que no todo es como parece y como sale a la luz pública. Hay muchas historias detrás, muchos detalles escondidos que engrandecen a unos y desprecian a otros. Sin saber esas puntualizaciones ni poder entenderlas considero que es vital la duda, los miedos y el recelo ante todos los rendimientos. Hay una parte secundaria que no podemos olvidar y que antes de sentenciar o elogiar a un jugador, debe estar presente.
Con este análisis, siendo sincero y hablando de gustos personales, Lluís Sastre no es tan mal jugador como pareció ser en sus tres años en el Nuevo Estadio José Zorrilla, por ejemplo. De igual forma, Víctor Pérez no es tan buen jugador como demostró en los dos primeros años de blanquivioleta. En este sentido, Javi Guerra no es ese magnífico goleador que pareció serlo en el Real Valladolid a la vez que Alberto Bueno es mucho mejor de lo que potenció en Pucela. Incluso ampliando más la historia, Henok Goitom no rindió de blanquivioleta como marcaron sus cifras. Diferentes ejemplos de un rendimiento y una calidad muy diferenciadas.
Son muchos los jugadores en la historia blanquivioleta que no equiparan la calidad al rendimiento. Es justo reconocerlo al que consigue superar los resultados sobre su materia prima y cuestionarse por qué ha ocurrido en aquel que no consigue igualar su calidad con los resultados.
Actualidad pucelana
Hablar de rendimiento en el Real Valladolid actualmente es hacerlo, sin duda, de Jose Arnáiz. El joven jugador de Talavera de la Reina es un seguro ahora mismo. Todo lo que toca lo convierte en oro. Suma seis goles y nadie duda de que es la estrella blanquivioleta. Está de dulce. Paco Herrera tuvo la intuición, aquélla que según Pep Guardiola nunca falla, de arriesgar por el jugador desde el primer momento. Necesitó pocos entrenamientos y un contacto esporádico con el jugador para saber que lo quería con él y que iba a ser importante.
El entrenador pucelano tuvo feeling con él y el jugador ha encontrado los ingredientes que le han llevado a explotar sus cualidades y, por lo tanto, a encontrar el rendimiento. Decir ahora mismo que Guzmán Casaseca no es peor que Jose Arnáiz o que son jugadores similares es una locura pero hay que entender las barreras que tiene que superar diariamente el pacense y que al talaverano se le retiran. Uno se ha ganado la brillantez de que se le retiren los obstáculos, el otro, por el contrario, no ha tenido esa oportunidad esta temporada.
En definitiva, el fútbol es muy complejo. Más de lo que parece. No todo es calidad de igual forma que no todo es rendimiento. En el equilibrio está el éxito pero los resultados mandan y éstos dicen ahora mismo, por ejemplo, que Jose Arnáiz es de Primera División y que Guzmán Casaseca es de Segunda B. Dos lecturas exageradas.
Debemos partir de que todos los que compiten en el fútbol profesional son buenos. Han superado barreras, lesiones, inconvenientes… Han peleado por llegar y lo han conseguido. Otros muchos se quedaron atrás y no consiguen vivir del fútbol. Conseguirlo ya es un éxito que se valora muy poco. Lluís Sastre es un gran jugador. Ha peleado por llegar a Primera y lo ha conseguido. Víctor Pérez es un buen centrocampista. Está en un punto equilibrado entre lo “malo” que era este verano y la «estrella» que era en 2012. Tiene la misma calidad. Es el mismo antes que ahora. Igual que Jose es el mismo o muy similar al de hace dos años, aquel que no jugaba en Segunda B. Entonces no encontró los detalles extradeportivos para brillar. Ahora, sí. pero… ¡La calidad era la misma! Y de ella se habla poco porque todo lo marcan los resultados individuales. El rendimiento.