La última convocatoria de la Copa deja muchas dudas y tres nombres propios. Un debate lógico que elimina la presencia de Paco Herrera en el banquillo vallisoletano
27 de septiembre de 2016 | «Si Paco Herrera no fuese el entrenador pucelano…»
El Real Valladolid disputa esta noche un partido de Copa del Rey en Anoeta. Su más que posible adiós del torneo. Los de Paco Herrera viajan a San Sebastián para verse las caras con el quinto mejor equipo de la élite española y lo hace con una paz y armonía en el ambiente casi inexplicable. La situación del equipo no invita a la realidad del Pucela pero ésta es bienvenida y agradecida. El equipo no tiene un clima hostil en el alrededor pese a no pasar de la zona media y estar en unas dudas más propias del inicio de campaña que de estas alturas.

Gracias a la presencia de Paco Herrera en el banquillo pucelano, el entorno del Real Valladolid no se ha cuestionado nada sobre la sorprendente desconvocatoria de Dejan Drazic, Guzmán Casaseca y, sobretodo, de Luismi Sánchez. Lo que se puede llamar «citación liguera» del míster pucelano sorprende y señala a los tres jugadores en cuestión. De no ser por la mera presencia del experimentado preparador se viviría un gran debate sobre por qué estos tres jugadores viven el rol que tienen y la desconvocatoria que sufren para ‘su’ torneo.
¡Por su culpa!
Tener a Paco Herrera en Valladolid y ser consciente de lo que significa el míster para el mundo blanquivioleta es imprescindible para ver que los culpables son los jugadores. Su falta de aclimatación, la ausencias de las expectativas creadas o, quién sabe, si su falta de profesionalidad son las justificaciones actuales. Otros años, por ejemplo, que Álvaro Rubio con Gaizka Garitano, Víctor Pérez con Juan Ignacio Martínez, Alberto Bueno con Miroslav Djukic o Haris Medunjanin en la temporada de José Luis Mendilibar no jugaran, era culpa del entrenador. Falta de conocimientos, manías infantiles o desconocimiento de la realidad eran las justificaciones de aquellas decisiones. Fuera cual fuese, el jugador parecía exento de las críticas.
Antes los señalados eran los entrenadores. Ahora, no. Con Paco Herrera los culpables son los jugadores y todo tiene un porqué. Con esta idea y justificación ni critico ni señalo a nadie. No lo pretendo. No busco marcar ni a jugadores ni a entrenador. Sólo defino el debate inexistente que genera la sola presencia del experimentado entrenador en el Nuevo Estadio José Zorrilla porque no hay duda, si Paco Herrera no fuese el entrenador blanquivioleta… este Real Valladolid sería otro y viviría en un ambiente radicalmente opuesto.