Desde la ausencia de José Arnáiz, el Real Valladolid ha probado ya con diferentes variantes. Jaime Mata y Raúl de Tomás han sustituido al ’29’ pucelano pero no han encontrado el equilibrio ofensivo que generaba la presencia del canterano pucelano. Sin el de Talavera de la Reina sobre el terreno de juego, la banda izquierda blanquivioleta carece de fuerza y sólo parece contar con Luciano Balbi como alternativa para equilibrar un sistema que genera por un costado pero carece de alternativas en el contrario. Un estilo desequilibrado sin un jugador importante cuando está en el césped pero que se resume como determinante en su ausencia.
Otro tipo de equilibrio
El paso de Carlo Ancelotti por el Real Madrid ha dejado mucho poso. El técnico italiano dejaba un gran legado en el entorno del Santiago Bernabéu. Además de los títulos, el actual preparador del Bayern de Múnich mostraba cómo debe ser la gestión de grupo y lo necesario que es el equilibrio en un equipo de fútbol. Esa armonía de líneas que pedía el técnico y que parece tan difícil de obtener en equipos de alto nivel debe existir, aunque de otro tipo, a nivel horizontal. El equilibrio lateral es vital para las variantes ofensivas y la movilidad del ataque.
Así, actualmente, el problema del Real Valladolid ocurre en ese equilibrio que se debe generar en las dos zonas laterales del equipo y que el Pucela ha perdido tras la lesión de Jose Arnáiz. El canterano del Real Valladolid, vital en las últimas jornadas hasta su lesión, forma la delantera titular con Juan Villar. Entre ‘7’ y ‘29’ forman una dupla ofensiva de alternativas, de movimientos y de juego exterior. Sin el máximo goleador del equipo, ni Jaime Mata, primero en Córdoba, ni Raúl de Tomás, después ante el filial hispalense, han conseguido ocupar esos espacios que tan bien atacaba el futbolista de Talavera de la Reina.
Explicado de forma gráfica, sin el joven futbolista el Real Valladolid puede anotar goles como el primero de la victoria (2-0) ante el Sevilla Atlético pero nunca el que abrió el partido en la victoria (2-0) ante la Agrupación Deportiva Alcorcón. El desequilibrio pucelano genera movimientos exteriores en el carril derecho pero no en el izquierdo. Esa apertura de dentro a fuera que genera Juan Villar y desde la que se asocia con Javi Moyano no se produce en el costado zurdo, dónde Luciano Balbi no encuentra asociación, compañía ni superioridad.
Asimilando la importancia que los laterales tienen en este sistema del Real Valladolid y en su evolución, el carril izquierdo debe crecer en el apoyo y en el trabajo compartido, aquél que se encuentra con facilidad en el carril contrario. Sin José se han perdido muchos de los ajustes equiparados que parecían mostrar al Pucela como un equipo equilibrado y ajustado en todas sus líneas. pero que deja detalles que mejorar.
Estilo asentado
Pese a este pequeño matiz que aparece tras los últimos dos encuentros pucelanos, el equipo se defiende con un estilo asentado y evolucionado dentro de su propuesta. Todo ha mejorado pero nada ha equilibrado el costado zurdo. ¡Ni la evolución de los interiores! Si por algo ha crecido el Real Valladolid en las últimas semanas ha sido por el centro del campo. Míchel Herrero, Alex López y Joan Jordán se han hecho con la zona central pero no aún con todos los detalles diferenciales que exige su posición.
Los desdoblamientos en esta zona parecen vitales para evitar que el Real Valladolid sea un equipo previsible. La diversidad de movimientos deben crecer para minimizar la ausencia de uno de los mejores jugadores de la temporada. José Arnáiz, vital activo blanquivioleta, se definía como un jugador relevante sobre el campo pero que ha visto evolucionado su estatus a las dos semanas de estar lesionado. Los dos primeros partidos pucelanos sin él, que han deparado cuatro puntos sobre seis, muestran la necesidad del equipo sobre el futbolista y el desequilibrio que su ausencia hace sobre un estilo asentado y mejorado pero que añora a su máximo goleador.