El Real Valladolid ya no es previsible. El crecimiento de los laterales potencia la evolución desde el ansiado juego exterior que demandaba el conjunto blanquivioleta
• La necesidad de grandes variantes para los carriles: «La infravalorada pero vital relevancia de un lateral»
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Siempre he pensado que la posición más difícil de defender en el mundo del fútbol es la de lateral. Un carrilero de potencia, fuerza y llegada es muy costoso de cubrir. Por sorpresa, desde segunda línea y en velocidad puede generar grandes problemas al equipo rival. Además de potenciar el juego exterior, un lateral genera ocasiones, centros laterales y mucha sensación de peligro. Es el encargado de no hacer al equipo en cuestión previsible. Así, bajo estas ideas, Luciano Balbi y Javi Moyano están otorgando al Real Valladolid muchas variantes en su juego en las últimas semanas. Su evolución ofensiva está consiguiendo sacar a la palestra detalles ofensivos de ambos jugadores, particularidades vitales para el crecimiento vallisoletano.
Desahogo
Aún recuerdo cuando en 2010 hacía el primer nivel del curso de entrenador que un profesor me decía que a la hora de robar el balón se le debe exigir al jugador una buena elección. «La mejor», aseguraba. En la decisión de ese futbolista que roba está el futuro de la jugada, del contragolpe, del fracaso… El peso decisivo lo tiene él y éste “debe ser por fuera”, decía él. Se debe robar y generar de forma exterior para intentar que el rival tenga más dificultad de subsanar su pérdida. La presión tras robo es vital en el fútbol actual y para ello, todos los equipos deben tener activos importantes en el juego exterior y el Real Valladolid lo está empezando a tener ahora.
Los de Paco Herrera, con el centro del campo y ese famoso rombo como la base de todo estilo, debían encontrar en los carrileros a sus grandes aliados para desahogar el juego pucelano y hacer que éste no fuera previsible. Los pucelanos necesitaban ver en sus laterales a los jugadores precisos, ofensivos y temidos que están siendo en estas últimas jornadas Javi Moyano y Luciano Balbi. Jienense y argentino fueron un peligro en el empate (0-0) ante el Real Zaragoza. Fueron un incordio para los zaragocistas y una liberación para los pucelanos.
Comenzando por el disparo cruzado del ‘6’ que se topaba con el palo en el minuto tres y con la acción polémica que pudo señalarse como penalti tras el encontronazo de Javi Moyano en el área de Ratón antes de descanso, Paco Herrera aplaudía y el Real Valladolid celebraba la mejora pucelana en el juego exterior. No es, ni mucho menos, flor de un partido. En la victoria (1-2) ante el Gimnàstic de Tarragona, ambos fueron determinantes en la resultado. Primera el argentino y, después, el español, asistieron a Juan Villar y José Arnáiz, respectivamente, en los goles de la victoria del Nou Estadi. Un éxito impensable sólo unas semanas antes
¡A más!
El equipo crece y lo hace desde el desahogo que genera la evolución de estos jugadores. La superioridad interior del esquema, con tres líneas de centrocampistas al escalonarse los dos interiores, necesita de la pared, del apoyo y de la salida de un jugador exterior que, como es el caso, tenga velocidad y descaro. Pese a que Moyano y Balbi no sean sobre el papel de un estilo carrilero, sus últimas jornadas muestran une evolución positiva y que ayuda crecer al equipo y a ser positivo sobre su estilo de juego.
Un equipo sin grandes variantes y plano con el avance del partido, como era este Pucela al inicio de temporada y en el doloroso mes de septiembre, crece desde el exterior. La velocidad en campo contrario, la superioridad en banda, la exigencia de defender un campo ancho y la creación de segundas jugadas favorece a esta categoría, dónde la primera opción no es la única. Lo que ésta genera suele dar más éxitos que la propuesta inicial.
Opciones de carrileros
Ese éxito es fundamental. El Real Valladolid ya no es sólo un equipo interior y que crea ocasiones de gol con cuentagotas por la distancia de sus líneas. Éste es un equipo conjunto, equilibrado y con variantes en ataque. Las aportaciones de Moyano y Balbi no son esporádicas. Son parte del sustento de un grupo que guarda en su vestuario a los dos jugadores más propicios para este sistema de ataque por fuera.
Tanto Markel Etxeberría como Ángel García son los jugadores de puesto más ofensivos. Superan en vocación ofensiva a Moyano y a Balbi y engloban mucho mejor todos los entresijos de lo que conlleva el término ‘carrilero’ que tanto necesita el Pucela. En la evolución del equipo y en el futuro blanquivioleta, tanto vasco como madrileño puede tener un hueco reservado. Aclimatado el sistema y formado íntegramente el esquema y la disposición blanquivioleta sobre unos laterales que son el sustento y la base del crecimiento, la juventud, la ambición y la fuerza de Markel y Ángel podría otorgar un plus a un equipo supuestamente ya hecho en las próximas semanas.