La exigencia que vive el entorno blanquivioleta no desciende ni tras las tres victorias consecutivas firmadas y, actualmente, es Isaac Becerra el que genera más dudas
El Real Valladolid suma seis puntos de forma consecutiva. El amplio margen de mejora del actual proyecto y la elevada exigencia en la que vive instalado el club blanquivioleta se lleva, ahora, por delante a Isaac Becerra. La voracidad para reclamar no termina. No tiene fin y el último señalado es el ‘13’ pucelano. Desde la derrota (0-1) ante el UCAM de Murcia el estatus exterior del portero catalán ha variado aunque a nivel interior y desde el cuerpo técnico no parece ser cuestionado. El último ‘Zamora’ de la categoría, un jugador con hambre y ambición como pocos sigue contando con la confianza de Paco Herrera pese a un nerviosismo latente.
La exigencia al talentoso
Ayer, durante la tertulia en la que participé en ElDesmarque Radio, hablaba del “fracaso” con el que denomina a cualquier partido europeo que pierde Pep Guardiola. El actual entrenador del Manchester City es exigido siempre en las victorias y, también, en jugar bien. No es el único, ni mucho menos. Cristiano Ronaldo lo está viviendo en la actualidad. Ante un nivel bajo de fútbol, las críticas se agolpan como nunca lo hacen los elogios. El nivel supremo no es el único. Óscar González, por ejemplo, lo vivió en Valladolid. Triunfar, hacer goles y ser determinante no es un éxito. Parece una obligación y cuando no llegan, las críticas se agolpan a la vuelta de la esquina.
Si el talentoso charro lo vivió, sin ir más lejos, la pasada temporada, este año se está viendo en otros jugadores pucelanos. Entre la mala racha ya pasada y buena dinámica actual, han sido muchos los jugadores criticados y señalads. Alex López y su supuesta calidad diferencial, Michel Herrero y su titularidad incuestionable, Alberto Guitián y un supuesto mal estado de forma… y ahora Isaac Becerra y un elevado nerviosismo.
Tras la victoria (1-2) de este pasado domingo en el Nou Estadi de Tarragona uno de los nombres que más se pudo leer y escuchar fue el de Pau Torres. El ex del Deportivo Alavés, que ha firmado dos buenas actuaciones coperas, era requerido como una motivación para el estado de forma de Isaac Becerra o, en su caso, el pobre nivel de acierto del excancerbero del Girona. El entorno pucelano pone en cuestión el puesto de Becerra. Ese rol incuestionable y ese estatus inamovible se cuestionan desde la derrota ante el UCAM pero, sobre todo, tras ver que su personalidad nerviosa, activa y excitada se ha podido ver trasladada al terreno de juego.
“Más nervioso de lo habitual”
Todas estas dudas sobre el último ‘Zamora’ de la categoría llegaron después de que Paco Herrera anunciara en la previa a la derrota (1-2) ante la Sociedad Deportiva Huesca que le veía “más nervioso de lo habitual”. El jugador, tras ese fallo que provocaba la primera derrota como locales de la temporada, no estaba en su mejor momento. Se le veía dubitativo y exigido a partes iguales. “A él cualquier decisión que toma y que no salga bien le afecta demasiado” aseguraba sobre un portero que “se mete mucha presión” y según Herrera “ahí está el problema”.
Ese talento sobre el que se le exige a Isaac Becerra desde el entorno pucelano, trabaja el jugador. Él se pide sobre lo que tiene pero, sobre todo, lo hace desde el trabajo, aquél que siempre puede mejorar. Hace pocos días, en una entrevista en la web oficial el Real Valladolid, el propio Becerra aseguraba que se exige mucho y que es muy crítico con sus errores. «Quizás demasiado», llegaba a confesar.
Sorprendente en Herrera
Su ambición es muy alta y sus peticiones ante su potencial, también. Por ello cuestionar al portero es innecesario. Que existe otro gran cancerbero no es noticia. Paco Herrera ya lo avisó. “Si algún día hay que tomar una decisión la tomaré porque tenemos un portero por detrás magnífico», aseguraba en una comparecencia en la que cuestionó el estado de Becerra pero nunca su calidad, su lugar en el equipo y su nivel. Estos condicionantes hacen del ex del Girona un seguro para el Pucela. Si se exige como lo hace y los resultados no salen como él espera, los nervios se apoderan de él y se trasladan a un terreno de juego en el que no contribuye y lidera como se espera.
Pese a todo, las dudas actuales del entorno no llegan al vestuario. Éste confía en él y en sus nervios. Nadie los cuestiona. Los ven peligrosos en la actualidad pero no tan alarmantes como para comenzar a valorar un cambio de portería, un detalle más para José Luis Mendilibar, por ejemplo, pero una variante excesiva y sorprendente en la carrera de Paco Herrera, aquél que no duda ni medita, por el momento, al cancerbero catalán.