La Copa llega a Zorrila como la opción de crecimiento que necesitan los de Herrera
Tras el balsámico triunfo (2-0) con el Alcorcón, la Copa del Rey regresa dos años después al estadio José Zorrilla. El debate sobre el tratamiento y la importancia que los equipos pequeños deben darle a esta competición se reaviva con la llegada de cada ronda debido al polémico modelo de competición pero, dudas a un lado, esta edición se presenta en Valladolid como una clara oportunidad de crecimiento.
Refuerzo moral
Tirando de tópicos en el fútbol lo fundamental es sumar puntos y tras cinco jornadas sin hacerlo el Real Valladolid conseguía una victoria vital para el devenir de la temporada. Como ya escribía en estas misma líneas la pasada semana el problema parecía ser, con matices, más mental que futbolístico. Por ello, conseguir cambiar la dinámica se hacía más importante para asentar un juego mejor de lo que reflejaban los resutados. No obstante, todavía queda la asignatura pendiente de ganar en las segundas partes ya que la dinámica de los dos últimos años muestra que el equipo sólo logra vencer si resuelve en las primeros tiempos.
Así, esta nueva ronda copera debe servir, entre otros aspectos, para reforzar piscológicamente a un equipo necesitado de buenos resultados. El buen trabajo e incluso el buen juego sólo es refrendado si acompaña el marcador. Si bien el equipo se caía de forma alarmante en los momentos decisivos por esa mala dinámica, las comparaciones entre las victorias ante Real Oviedo & Girona contra las derrotas ante UCAM Murcia & Sociedad Deportiva Huesca no hacían más que respaldar ese análisis resultadista. Más ocasiones, más control y menos tiros recibidos en las derrotas provocaban más críticas que el pobre partido realizado ante los asturianos en el estreno de la temporada o la mala segunda parte en el triunfo ante el equipo de Pablo Machín.
Ganar es un estado de ánimo y la visita del Club Deportivo Tenerife debe potenciar ese aspecto. Debe aumentarlo porque el Real Valladolid preocupa por esa incapacidad para lograr victorias aún haciendo méritos para no perder. Los equipos que ascienden consiguen, precisamente, esa fortaleza que les hace vencer en los malos partidos y es quizás eso lo que tanto contentó al entorno pucelano en la primera jornada.
Oxígeno para una plantilla larga
Con la llegada de Dejan Drazic y Raúl de Tomas a última hora y la permanencia en el club de Guzmán Casaseca, Braulio Vázquez proporcionaba a Paco Herrera una plantilla larga. En estas circunstancias el técnico catalán se ve obligado a realizar varios descartes cada semana. Algunos jugadores empiezan a sentirse fuera de las rotaciones y eso puede llegar a provocar problemas en el vestuario. Sin que por ahora parezcan existir ese tipo de problemas en la plantilla, la Copa del Rey viene como anillo al dedo para manejar dicha situación.
• «Copa del Rey, opción para recuperar la confianza», reflexión sobre el peso de la Copa •
Hace dos años el Real Valladolid de Rubi se enfrentaba en la misma ronda y escenario al Girona y el partido se convertía en un duelo de filiales. Debutaban entre otros con el Pucela canteranos como Anuar y Dani Vega. En esta ocasión, el choque copero ofrece muchas más opciones a Herrera. Ante la existencia de tantos jugadores nuevos, el duelo servirá para probar nuevas variantes, para dar información al catalán de jugadores que no han tenido minutos, como Markel Etxeberria y Guzmán, que están por debajo de las expectativas, como Luismi Sánchez y Drazic, o para dar confianza a otros que empiezan a tener importancia en liga como Álex Pérez y Alberto Guitián.
Ilusión copera
Otro de los jugadores que tendrá una buena oportunidad será Pau Torres que afirmaba en rueda de prensa que «pasar rondas en Copa es bueno para el equipo, para el club y para la afición». No le falta razón. Cualquier jugador con pocos minutos adquiere la sensación de pertenecer al grupo, la afición se ilusiona porque juega su Pucela y el club puede conseguir la relevancia de enfrentarse a rivales de Primera.
El Real Valladolid ni tira ni debe arrojar la Copa porque, además, Paco Herrera tiene los mimbres para armar un once de absolutas garantías para medirse al Tenerife. Lo puede hacer con jugadores que en pretemporada llegaban con la idea de desempeñar un papel importante en la estructura pucelana y que, por lo tanto, buscarán en el partido copero demostrar que deben tener oportunidades en la competición principal.
En definitiva, un once con jugadores no habituales pero de garantías. Una delantera formada por Drazic, De Tomas y Jaime Mata, no suena nada mal. Si bien en el centro de la zaga existen bajas, los suplentes necesitan minutos e incluso Fernando Calero, del agrado del entrenador, encaja en el perfil del partido. Luismi o Sergio Marcos completarán una alineación con el objetivo de que Zorrilla no despida la Copa hasta otro sorteo benévolo con el club blanquivioleta. La Copa importa y es una oportunidad de oro para el crecimiento del proyecto.