El Real Valladolid afronta la Copa del Rey para recuperar y potenciar jugadores
«La Copa del Rey debe ser una buena oportunidad para que los suplentes se hagan notar y muestren que pueden llegar a ser titulares». Ésta es una frase muy escuchada cuando aparece la llamada competición del K.O pero es una afirmación que no comparto. Desde su inicio y hasta su final. No creo en el término «suplente» más allá de la división en una hoja de alineaciones. Calificar a un futbolista así desde un punto global es un error. No considero que existan jugadores así y sí, y más en el mundo profesional, futbolistas de baja confianza y débil autoestima. Bajo esta idea, la opción del partido ante el Club Deportivo Tenerife y la posibilidad de una clasificación es una oportunidad brillante para que once jugadores crezcan y evolucionen no sólo a nivel futbolístico.
La necesidad de Jaime Mata
En la previa del partido copero los nombres de Markel Etxeberria y Pau Torres, sin debutar en competición liguera, o de Sergio Marcos, Guzmán Casaseca o Luismi Sánchez, con poca confianza y minutos de juego, aparecen en el primer plano de un partido para jugadores secundarios. Son el perfil del “suplente” que tanto necesita esta competición aunque, muy posiblemente, no sean ellos los que más necesiten este partido. Jaime Mata, sancionado durante los dos últimos encuentros, es el jugador con mayor necesidad de minutos, oportunidades y confianza.
No cumple el rol de suplente al haber jugado 466 minutos y ser el décimo jugador con mayor participación liguera pero sí tiene la ansiedad y la necesidad de jugar ante el equipo de Pep Lluís Martí. El madrileño es uno de sus jugadores que necesitan estos partidos sin gran presión y sin elevada exigencia para recuperar toda esa confianza y motivación perdida en los últimos partidos.
Por lógica, salvo que la situación del equipo sea caótica, cuando un jugador pierde la confianza y el ritmo competitivo es en favor de un compañero. Por ejemplo, para que Jaime Mata haya perdido esas condiciones vitales del juego las ha ganado Juan Villar o José Arnáiz. Uno por otro y así, la oportunidad copera es para aquel menos afortunado en las últimas semanas. Igual que en Zaragoza la opción para reivindicarse fue para Míchel Herrero y Raúl de Tomas, ahora será para otros jugadores que no cumplen el requisito total de “suplente” pero que sí lo han vivido o, peor aún, que así lo han sentido recientemente.
Ambición ganadora
Si a Paco Herrera se le preguntara sobre el término “suplente” su respuesta sería negativa. En este Pucela no existe nadie con tal vitola pero sí jugadores con una oportunidad única en el horizonte más cercano. Este equipo necesita seguir formándose y continuar minimizando todas esas limitaciones que tiene con su mejor estado. A nivel defensivo se ha perdido mucha fuerza y en el aspecto ofensivo el margen aún es muy elevado, por ejemplo.
Con ello, un duelo como el de este miércoles ante el Tenerife es una buena prueba para demostrar el trabajo diario. El equipo pelea y crece en el día a día pero las ideas deben confirmarse con partidos de competición. Este Real Valladolid, pese a las fechas que vive, aún sigue necesitando y exigiendo minutos de juego y rodaje. Por ello, renunciar al partido ya no es falta de profesionalismo sino carencia de inteligencia y carácter ganador, aquél al que hacía mención Víctor Jimeno la pasada semana en su nueva sección.
El ejemplo de Mendilibar
Buscando ese carácter en el equipo de Paco Herrera uno de los mejores ejemplos es el equipo que en la 2006/2007 firmaría José Luis Mendilibar. Ese Pucela era ganador en cualquier circunstancia y la Copa del Rey fue, en un principio, una buena fase de creación, y más tarde, buena prueba de ello. Los encuentros se afrontaban como un partido liguero. Con total ambición. La confianza era total y el “suplente” no existía.
Durante aquella larga y exitosa temporada, la competición copera era la oportunidad que soñaban los jugadores lesionados o sancionados en Liga que no querían perder el ritmo o que buscaban recuperarlo. En aquella ocasión, los jugadores más utilizados en la competición fueron Javier Baraja, Mario Suárez, Gonzalo Vicente e Iñaki Bea. Pese a que sólo el vasco y el vallisoletano fueron fijos en la competición liguera, ni uruguayo ni madrileño tuvieron un peso residual en el día a día.
Si el actual jugador del Valencia diputó 23 encuentros ligueros, el lateral uruguayo disputó cerca de 1.500 minutos. Datos de confianza y de un aprovechamiento total de las oportunidades para recuperar la confianza que les tendía José Luis Mendilibar. El preparador vasco extendió el crecimiento del proyecto a la Copa. Se trabajaba igual y lo conseguido en ella valía igual que en Liga. Por ello, si Jaime Mata reduce todo lo sufrido en las últimas semanas con un buen partido, nadie le negará un puesto de titular en el próximo encuentro liguero del Real Valladolid. Se habrá liberado de mucha trabas y volverá al nivel de confianza que necesita un jugador profesional pero que no todos pueden tener. La cuerda cede hacia un jugador con las titularidades y los minutos. Ligueros o coperos.