Alex López, el jugador más diferencial de este Real Valladolid, es cada partido menos influyente en el juego del equipo. El gallego se pierde en sus nuevas obligaciones
• El Real Valladolid necesita a Alex López tanto como el jugador necesita al club. Ambos se unieron para buscar una comunión que, actualmente, está lejos, en resultados y juego, de lo esperado tras su fichaje •
Por calidad y determinación, Alex López debe tomar el testigo de Óscar González. El gallego es el jugador más técnico y diferencial del Real Valladolid de igual forma que lo era, en su momento, el salmantino. En peso y minutos sí que está adaptando la responsabilidad. En determinación y decisión, no y no por falta de ambición del jugador. El ex del Celta de Vigo se ha aclimatado al Pucela y a su entorno de maravilla, algo que no puede afirmar sobre el terreno de juego. En él, el ‘4’ está lejos de su zona de influencia y se pierde mientras el Pucela no encuentra un enganche con el ataque. La falta de gol y precisión en el último cuarto de campo pueden estar marcadas por la ausencia en dicha zona del mejor jugador de la plantilla a la hora de decidir y asistir.
Asistente y goleador
En las horas previas a la llegada de Alex López al Real Valladolid, Paco Herrera en los micrófonos de Radio Marca Valladolid afirmaba que el jugador gallego podría dar al equipo “alrededor de diez goles”. El entrenador catalán, gran conocedor del talento del gallego, aseguraba que su posible fichaje aportaría goles, asistencias y claridad en el juego ofensivo para su proyecto. Nada más lejos de la realidad o, al menos, en este inicio.
No es que el ex del Celta de Vigo no posea calidad para ser determinante en el último cuarto del campo, es que nunca lo llega a pisar. Por tanto esa determinación para el gol sólo se podrá conseguir en la actualidad a balón parado, dónde el ‘4’ está siendo una pieza fundamental. Su relevancia es tal como para asegurar que en el último encuentro, en la derrota (1-2) ante la Sociedad Deportiva Huesca, el gallego estuvo más tiempo en el saque de esquina que en la frontal del área o en la propia zona de finalización.
Alejado del balón
Con estos condicionantes, Alex López, ese jugador diferencial del proyecto y aquel con calidad y fútbol para realizar un último pase o una gran asistencia, vive lejos de poder hacerlo. Recuperando poco a poco un estado de forma óptimo para el deporte profesional, Alex vive anclado en la salida de balón. Sin Joan Jordán, ausente en los últimos cuatro partidos, es él quién toma toda la responsabilidad para crear y buscar líneas de pase.
Paco Herrera quiere darle protagonismo al balón desde la zona de creación y no duda en que el encargado de tal objetivo sea él. Centrado en movimientos en campo propio, el equipo pierde fuerza en ataque. El centro del campo no une y los jugadores de ataque viven aislados de cualquier peligro. Sin encajar las líneas del esquema del Pucela, Alex ve cómo se rompe todo su trabajo con el balón en el avance de éste hacia la portería.
Él lleva el esférico hasta una zona peligrosa pero en ella no hay nadie. Sólo rivales. El equipo no encuentra pases en la zona que debe y en ella, Alex ya está superado físicamente. Con una estancia más permanente del ‘4’ en esa última zona, el Real Valladolid perdería en calidad para llegar hasta ahí pero ganaría en determinación y profundidad para dar un último pase y crecer en la claridad para el gol, una de las debilidades futbolísticas de este Real Valladolid. Sin un buen acierto de cara a la portería rival, ya que el equipo sólo lleva cuatro dianas, los de Herrera deben priorizar ideas y para ello no hay mejor remedio que la colocación de Alex López en la zona de influencia. El tramo del terreno de juego donde él siempre ha sido más decisivo.
Mucho ruido y pocas nueces
Sin el gallego en esos últimos metros, el Real Valladolid seguirá dejando buenas sensaciones pero pocas realidades. Seguirá generando mucho ruido pero creando pocas nueces. Insistirá en dejar grandes sensaciones pero malos resultados. Proseguirá en su formato de merecer puntos pero perder partidos. Sin Alex López en esa zona de determinación, el Real Valladolid no será diferente, no será diferencial y seguirá siendo previsible. Aquel capaz de ser único es el gallego y Paco Herrera, conocedor su juego, su estilo y todas sus posibilidades, no lo puede esconder. Debe exponerlo y potenciarlo. El equipo se lo agradecerá en el juego.
El Real Valladolid necesita exponer al gallego para liberarse en ataque. El jugador debe mostrar diferentes mapas de calor por el bien del equipo. Su centrocampismo, su mayor estancia en campo propio que en rival y su nula presencia en la frontal y en el interior del área son debilidades de un Pucela que se deshace como un azucarillo por su nula capacidad de unir las últimas líneas del equipo y que, por el momento, hacen de la propuesta pucelana sólo eso, una buena idea. No unos buenos resultados.