Con tres partidos ligueros en sólo siete días, el Real Valladolid tiene claros los objetivos para llegar al corte que se producirá tras la disputa de la séptima jornada
• Después de recibir a la Sociedad Deportiva Huesca se habrá disputado un sexto de la temporada, momento para dejar los proyectos, los crecimientos y ser un equipo férreo, seguro y ofensivo, detalle que debe mejorar el Pucela •
El Real Valladolid está dejando buenas sensaciones en los primeros partidos ligueros. Una sola derrota y la sensación del margen de mejora sobre el ambiente generan ilusión a un entorno blanquivioleta que espera con expectación los próximos tres partidos. Los duelos ante UCAM de Murcia, Club Deportivo Lugo y Sociedad Deportiva Huesca colocarán al equipo en un puesto muy significativo tras las primeras siete jornadas. Superado el primer sexto de la temporada, la situación clasificatoria ya no será casualidad ni aceptará el término «suerte». Se producirá por un merecimiento al que el equipo de Paco Herrera quiere llegar con las mejoras ofensivas que él demanda y que deben catapultar al equipo para posicionarse donde quiere estar.

Sin excusas
Tras el empate (0-0) en Vallecas, Paco Herrera se escudaba en la poca profundidad de banquillo que tenía en lo que a jugadores ofensivos se refería. Por suerte, el paso de las semanas le ha dado un frente ofensivo con muchas variantes. La llegada en los últimos días de Raúl de Tomás y de Dejan Drazic y la continuidad de Guzmán Casaseca han sido buenas noticias para el potencial ofensivo blanquivioleta pero nada comparado con lo que supone el regreso de Juan Villar a la dinámica del equipo. Con el máximo goleador de la temporada pasada, el equipo multiplica sus opciones de llegar al primer corte de la temporada con buenas sensaciones.
Por muy bien que el equipo domine el balón, que lo hace, y el buen entramado defensivo que se disponga, en el fútbol y más en objetivos ambiciosos, las diferencias las marcan los jugadores de ataque. Por ello y ante lo cargado del calendario en la próxima semana, con tres encuentro casi consecutivos, el Pucela afronta un tramo decisivo de la formación con garantías para el gol.
Sobrepasar la séptima jornada, aquélla que se producirá en el duelo ante la Sociedad Deportiva Huesca, con un buen número de puntos será determinante para saber desde dónde parte el Real Valladolid. Llegados al primer sexto de la temporada, las dinámicas ya son viables y nada pertenece a la suerte y sí a la confección de la plantilla, al trabajo del día a día y a la calidad del vestuario. Tras siete encuentros, los resultados ya son propios de los aciertos y de los errores de cada uno. El tiempo ya ha puesto a cada uno en el lugar que merece.
El respeto de la categoría
Con la disputa de los 21 primeros puntos, comienza la salida definitiva. Un inicio escalonado que ya no perdona a aquel que se queda rezagado. Pese a que la ahora llamada ‘Liga 1|2|3’ es una competición de fondo, un buen o mal inicio lo marca todo o casi todo. En esta categoría no existe un Usain Bolt capaz de limar sus deficiencias iniciales con una progresión estratosférica o una reconversión total en el mercado de invierno.
Salir debilitado del inicio te debilita. En cambio, contar con unos buenos resultados iniciales te coloca en una posición privilegiada y ya no en el sentido de la clasificación sino en el del respeto. Los primeros partidos sirven de tanteo en el campo pero en el respeto, admiración, miedo o indiferencia de los rivales. El escudo manda y la camiseta pesa pero los primeros partidos están para decidir sobre quién: rivales o uno propio. Si el año pasado el Pucela quería imponerse con el escudo y el nombre, finalmente fueron éstos los que se apoderaron del vestuario.
El ejemplo pasado
Los ejemplos son infinitos pero el más reciente lo explica con brillantez. En el comienzo de la temporada 2015/2016 el Real Valladolid era uno de los grandes favoritos, rasgo que Osasuna o Alavés no compartían. El pasado reciente de ambos les colocaba en un escalón inferior al de los pucelanos. Tras las primeras sensaciones, a la séptima jornada se llegó en una situación inesperada. Los pucelanos caían en la zona baja de la clasificación mientras que los rojillos y los vitorianos peleaban en los puestos altos.
Así, el miedo al Pucela se convirtió en recelo y las dudas sobre el proyecto navarro y vasco en respeto. Se intercambiaron los papeles tras el primer corte de la temporada. Es cierto que es la primera intersección de la campaña. Sólo eso. Oviamente, también es verdad que es superable pero coger inercia en la primera oportunidad de la temporada reconforta el trabajo y las obligaciones. Por ello, competir y puntuar en los próximos tres partidos es fundamental. Obtener un mínimo de seis puntos en los tres próximos partidos es decisivo para un equipo que se debe posicionar sobre aquellos puestos que hace un año fueron un sueño inimaginable, entre otros problemas, porque el inicio no estuvo a la altura de la entidad del Real Valladolid ni de su proyecto.