C.D. Tenerife 1 – 0 Real Valladolid | Primera derrota pucelana de la temporada
El Real Valladolid de Paco Herrera ya sabe lo que es perder. Tras cuatro partidos de los que los pucelanos habían ganado tres y sólo habían empatado ante el Rayo Vallecano, en la visita al Club Deportivo Tenerife los pucelanos cayeron derrotados con merecimiento. Pese a que una derrota siempre debe ser valorada como una parte del juego antes de comenzar un partido, nunca sienta bien. Así los blanquivioleta mostraron lo difícil que es esta categoría y la capacidad de cualquier equipo para conseguir una victoria que siempre se vende cara. Recordando la dureza de la categoría de plata, una derrota nunca reconforta ni aporta connotaciones positivas en el mundo profesional pero recuerda que no ganar siempre es una opción en el fútbol, aunque no siempre guste.
El valor de las victorias
El gran derrotado de la jornada, en lo que a banquillos se refiere, no es Paco Herrera, que vivía su primera derrota de la temporada, sino Luis Enrique. El entrenador del Fútbol Club Barcelona es el mayor señalado de la tercera jornada de la ‘Liga Santander’ tras perder (1-2) en el Camp Nou ante un equipo recién ascendido. Sorprendentemente el preparador asturiano caía ante el Deportivo Alavés. Pese a todo lo que ha ganado en su etapa culé, la exigencia es tal que por una simple derrota todo el trabajo se parece desmoronar.
Tras la derrota era cuestionado por los entresijos del partido y él, dentro de su fuerte personalidad, aseguraba que uno de los problemas es que nunca se valora lo difícil que es una victoria en el mundo profesional. Extrapolando al Real Valladolid actual, éste es un problema mayor. Por mucho que se hayan ensalzado los siete puntos de nueve con los que el equipo viajaba hasta el Heliodoro Rodríguez López y la clasificación copera que se tenía en el bolsillo, nadie había valorado en la medida que se merecía este agónico éxito.
Los puntos sabían muy bien pero no se valoraban por lo que habían costado. Eran ya un gran colchón sobre el que trabajar pero no sobre el que exigir, como aseguré en mi videoblog de ElDesmarque Valladolid. El Pucela debía saber cómo consiguió lo obtenido en las tres primeras jornadas pero no lo supo hacer. ¿Cómo se habían conseguido esos nueve puntos? En el filo de la navaja. Tan en el límite que ninguno fueron seguros hasta el final del partido. Por ello, perder entraba en los planes de un equipo en formación. En una construcción tan clara en la que en cada semana o partido hay una novedad. Entre fichajes y reconversiones de posición el equipo sigue creciendo y, por lo tanto, exponiéndose como lo hizo en Tenerife.
De más… a nada
Dejando a un lado el merecimiento o no de la derrota y el poco o mucho valor de lo firmado en las primeras jornadas, la realidad es que el Real Valladolid firmaba una gran primera parte de juego e intención pero que, como en este inicio de temporada, vivió un importante bajón en su juego en la segunda parte. Igual que ante el Real Oviedo, Rayo Vallecano, Girona o Real Zaragoza, los pucelanos perdieron presencia en los segundos 45 minutos, tiempo en el que en esta ocasión debían proponer, competir mejor que nunca y buscar una remontada. Cuando tenían que apretar y demostrar, no estuvieron al nivel.
No lo hicieron porque el buen hacer del equipo en defensa no existe en las zonas ofensivas. Pese a la entrada de esas variantes que tanto exigía Paco Herrera en la pretemporada, ni la entrada de Raúl de Tomás ni de Dejan Drazic generaron peligro sobre la meta de un Dani Hernández que sólo tuvo que intervenir en una ocasión. No lo hizo mucho más Isaac Becerra pero, tristemente, no les hizo falta a los locales. En un saque de esquina en el final de la primer parte los canarios firmaron y cerraron ‘su’ partido, de la misma forma en la que el Real Valladolid se impuso (1-0) el Real Oviedo, por ejemplo.
Carencias ofensivas
En ese estreno de la temporada, el gol de José Arnáiz fue suficiente para conseguir la victoria. No se necesitó más de igual forma que los de Pep Lluís Martí en esta cuarta jornada liguera. Con un gol chicharrero fue suficiente aunque las limitaciones ofensivas pucelanas hicieron el resto. Ni los centrocampistas tuvieron frescura con balón, ni los atacantes estuvieron finos en los desmarques, ni los suplentes inyectaron refresco ni novedades y, tampoco, los laterales tuvieron presencia ofensiva. El Pucela no estuvo bien a la hora de proponer fútbol y ocasiones y el resultado fue el que fue. Empate a nada cuando le interesaba al Club Deportivo Tenerife.
La mediocridad en el juego de ataque se apoderó de un equipo que perdió su primer partido de la temporada en unas condiciones muy similares a las que les había llevado a ganar tres de los primeros cuatro partidos. En un periodo de formación todo es determinante y la mala defensa realizada en un saque de esquina fue decisivo para que el Pucela perdiera y para que, por fin, se pueda valorar todo lo conseguido por un equipo nuevo en sus integrantes y con un enorme margen de mejora aún por aparecer.