Comienza la temporada y el Pucela, con un nuevo proyecto, debe saber diferenciar entre objetivos y obligaciones. Asentando pasos creará la base de un posible éxito
• En una competición como la llamada ‘Liga 1|2|3’ el Real Valladolid no puede marcarse objetivos y menos de números y clasificatorios. El Pucela necesita formarse y asentarse mucho antes de mirar a la clasificación •
En la previa al partido ante el Real Oviedo, Paco Herrera fue cuestionado por el objetivo final del equipo. Ascenso o no ascenso era la cuestión a la que el catalán respondía pidiendo un fichaje. «Tenemos un equipo que debe pelear por estar entre los seis primeros si llega ese hombre de arriba que hace 20 goles», decía. Con tal incorporación, el Pucela tendrá un plantilla con un objetivo ambicioso. Con él o sin él, el nuevo Pucela deberá trabajar para cumplir unas obligaciones básicas que ya se han podido vislumbrar y trabajar en pretemporada 2016 pero que deben ser confirmadas en los primeros encuentros oficiales para poder firmar ese ascenso que ahora queda muy lejano.
No es lo mismo
En el mundo del fútbol se confunden en muchas ocasiones los objetivos y las obligaciones. Todos los equipos deben conseguir un objetivo a final de temporada que se termina convirtiendo en una obligación. En tal éxito o fracaso puede estar el futuro de la institución. La exigencia llega a ser tan elevada que tales términos pueden parecer sinónimos aunque no lo son. Ni se parecen. Para poder conseguir un objetivo, ya sea el de un ascenso, una permanencia o un título, se deben cumplir una serie de obligaciones que se marcan en el día a día.
Firmar un objetivo no es cumplir una obligación. No lo es porque para alcanzar un objetivo se deben construir muchas obligaciones. En este punto está el Pucela. Tras 42 días de pretemporada y 40 sesiones de trabajo, las obligaciones están comenzando a ser cumplidas. Aunque aún es pronto y restan muchas para poder ser un equipo y tener un objetivo definido y alcanzable, el Real Valladolid de Paco Herrera arranca su temporada con una hoja de ruta bien definida. Primera obligación conseguida. El Pucela sabe qué quiere y cómo lo buscará.
Obligaciones y lastres
Antes, mucho antes, de saber si el Real Valladolid está capacitado para luchar por el ascenso directo, el play-off o cotas más discretas, se deben conseguir obligaciones que el equipo necesita para crecer y que el entorno exige. Por ejemplo, éste último pide encarecidamente olvidar la pasada campaña. Pese a que será un lastre que perdurará en la memoria de todos y en los primeros partidos, lo malvivido hace sólo unos meses es un recuerdo a erradicar que los primeros encuentros podrían conseguir.
Si se consigue tal obligación, se firmará un gran paso para creer en el equipo. No habrá obstáculos del pasado. Para esa primera obligación habrá que llegar con una mentalidad ganadora, un equipo convencido de su estilo y un grupo que trabaje de forma constante sobre lo propuesto por el entrenador. Con esos éxitos, el Pucela será un buen grupo y lo demostrará no sólo este domingo ante el Real Oviedo sino durnante toda la temporada. Un equipo que sabe lo que hace, que juega bien y que tiene sus fundamentos bien definidos está más cerca de ganar y de poder marcarse un objetivo. Sabiendo qué hacer en todas las funciones del juego, no hay techo y un equipo puede tener un objetivo. Ambicioso o real. Sea el que sea.
Antes de mirar con perspectiva a la clasificación y vivir los partidos como «finales», el Pucela tendrá que derimir muchos detalles. Deberá saber si las incógnitas de su proyecto son tales o se convierten en realidades y necesitará definir su juego, aquél que busca jugar bien, por ejemplo. En definitiva, diferentes ambiciones y obligaciones que sentenciarán si el Pucela puede tener objetivo o vive anclado en una tristeza.
Un ascenso lejano
Con todo a lo que obliga un equipo con 15 jugadores nuevos, un ascenso queda lejos. Mucho. No por falta de recursos ni de calidad en el vestuario, sino por envergadura de proyecto. Éste término, que se usa con tanta facilidad en el mundo del fútbol, obliga a unos pasos y unas semanas. Exige poso. Para un objetivo no debe ser exigente ni estricto. Para una obligación sí. El cumplimiento de estos deberes o la variación sobre ellos marcarán la posibilidad de un objetivo. Mientras tanto, el Pucela no se puede fijar un ascenso ni un puesto clasificatorio.
• «Proyecto ilusionante. Proyecto de oportunidades», la necesidad de tiempo •
En estos momentos el Real Valladolid sólo se puede definir y ser juzgado en el trabajo, en la aclimatación de los fichajes, en la confirmación de los talentos firmados, en el asentamiento de un estilo de juego y en la evolución semanal del equipo. Con ello, por el momento, será suficiente. Con ello se podrán conseguir puntos y victorias pero no con la única meta del resultadismo sino de la construcción, lo que verdaderamente necesita un equipo con calidad y que despierta ilusión pero que en la competición es una gran incógnita.