Ibán Salvador generó grandes dudas a su llegada pero su hoja de presentación está siendo brillante. Muchos ojos están puestos en el futbolista de origen guineano
• El atacante es la nueva sensación del Real Valladolid. Ha generado grandes expectativas y deberá cumplirlas desde la primera jornada. Su pasado ya no vale y será exigido por su notable pretemporada •
El factor sorpresa es vital en el mundo del fútbol. Éste marca muchas diferencias. Triste o satisfactoriamente Ibán Salvador no sorprenderá en las primeras jornadas ya que ha elevado su nivel. El ex del Valencia Mestalla se ha ganado a los compañeros, al cuerpo técnico y al entorno con un fútbol fuerte, de intensidad y con desparpajo. La evolución que ha tenido en sus primeras semanas en Pucela ha sido altísima y sobre ella vivirá atado en las primeras jornadas. El nivel de la pretemporada será el exigido para los primeros partidos. Una satisfacción o un inconveniente, independientemente del camino que marque la temporada, la preparación ha sido un trastorno para su estatus.
El más utilizado
Cuando se hizo oficial el fichaje de Ibán Salvador el pasado 20 de julio se afrontó como la llegada de un jugador de refresco. Un futbolista de segundo nivel que llegaba al estadio José Zorrilla para ocupar un rol secundario ante la llegada de jugadores con más nombre y experiencia. Su nulo conocimiento del mundo profesional le señalaba como una apuesta de futuro pero no de realidad. Además su carácter y su actitud explosiva en el campo parecían tener que ser domadas por Paco Herrera. Por ello, su puesto inicial no era protagonista. El cartel no era tal aunque el jugador rápidamente lo quiso eliminar, como lo ha conseguido.
El factor sorpresa en su juego y nombre sólo duró un tiempo. Tras dos días de entrenamiento el catalán debutaba en la victoria (2-0) ante el Club Deportivo Toledo con 45 minutos que, lejos de un gran nivel de juego, mostraron un elevado nivel de intensidad. La fuerza, la pelea y la constancia en sus movimientos llamaron la atención de los congregados en Laguna de Duero. Se quería verle más pero desde el principio quedaba patente que no era un jugador más. No era lo esperado. Era más. Mucho más.
Tal ha sido su evolución que ha terminado la pretemporada como el jugador con más minutos de toda la preparación. 493 minutos de rodaje que han mostrado un gran talento en el jugador. Ha dejado claro y ha demostrado que ésta es una gran oportunidad para él pero que su futuro no pasa por las condiciones actuales de juego. Debe pulir la intensidad, el riesgo, la asociación, la combinación y la templanza. Futuro tiene y, por contrato, éste es pucelano. Ahora toca que el jugador pueda estar al nivel de una exigencia que ha creado él en pretemporada pero que le puede superar en algunas fases de la temporada.
Nuevo rol
La exigencia ha cambiado en Ibán. Sin la llegada del ‘9’ que aún necesita el equipo y que pide constantemente Paco Herrera y su grupo de trabajo, el ex del Valencia Mestalla es visto como el jugador con más potencial ofensivo del plantel. Por los goles anotados en la pretemporada, por el peligro acumulado estos días… Son muchos los condicionantes que han variado el rol de Ibán en esta pretemporada. El factor sorpresa que se esperaba con su llegada ha sufrido un trastorno. Ya no hay sorpresa en él. Hay esperanza y exigencia y casi a partes iguales.
Factor amarillo
Se confía mucho en el jugador de origen guineano pero superando los problemas amarillos que posee. El atacante ha tenido, en esta pretemporada, una muestra total de sus cualidades. Ha mostrado el jugador que es, en el buen y en el mal sentido de sus rasgos. Exquisito jugador, con un prodigioso golpeo de balón y un desparpajo total para atacar propio de una estrella. Eso sí, también ha mostrado ese detalle que aseguró que debía limar.
Recapitulando y recordando su llegada se recuerda que la mayor sorpresa y miedo del fichaje de Ibán era su número de cartulinas amarillas. En dos temporadas completas en el filial ché vio un total de 35. Una cada 96 minutos. El miedo era total y éste se ha demostrado en la pretemporada. Es cierto que el jugador sólo ha visto una amonestación en toda la preparación pero por su juego y su estilo en los últimos tres amistosos los colegiados mostraron un total de 16 amarillas, tres para los pucelanos y 13 para los rivales.
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Diferentes encontronazos del jugador, destacando las pugnas ante Héctor Verdés y Alexis Ruano y la actitud agresiva final de Club Deportivo Lugo en Tordesillas, le tenían como protagonista pucelano. Para bien o para mal el nuevo jugador pucelano no deja indiferente a nadie. Expone cómo es y no se esconde nunca. Su exceso de celo competitivo y su hambre por devorar fases de su salto al profesionalismo le pueden llevar a atragantarse en algunas de estas nuevas situaciones para él.
El Pucela debe protegerle y Paco Herrera cuidarle. El Real Valladolid se ha hecho con un jugador que ha superado todas las expectativas en la pretemporada. Las dudas sobre su rendimiento se han esfumado para tenerle como un jugador base para el futuro pucelano. Todos tienen ya la matrícula del jugador y nada parece crearle miedo. Él quiere más y el Pucela está obligado a dárselo porque con estilos así se pueden crear grandes éxitos.