El Real Valladolid ha reformado su centro del campo para que sea la base del proyecto de Herrera. Míchel Herrero cierra una posición de gran calidad y exigencia
• El valenciano se une a Luismi Sánchez, Joan Jordán, Sergio Marcos y Alex López para que Paco Herrera forme un centro del campo contundente, de calidad y de alternativas. La envidia para formar un proyecto •
«Ya sabréis por qué estamos firmando este estilo de jugadores y porqué estamos dando tanta prioridad a la posición de Sergio». Éstas fueron las palabras de Braulio Vázquez el 22 de julio con la presentación de Sergio Marcos en el estadio José Zorrilla. Con la llegada del alcarreño se cumplía el nuevo perfil de Pucela pero éste no terminaba hasta la reciente llegada de Míchel Herrero al Real Valladolid. En el centro del campo y en sus alternativas está el futuro de este nuevo Pucela. Es el fundamento y el cimiento del equipo de Herrera, un proyecto con el objetivo del dominio del balón y del juego ofensivo. Así lo marcan sus fichajes y lo debe definir su juego. Un estilo para jugar bien.

Propuesta conocida
Paco Herrera es un entrenador conocido. Su experiencia le hace ser un preparador identificable en sus formas, metodología y estilo. Se conoce su intención por el buen trato de balón y la versión que posee sobre él y el juego de posición. Su idea está adherida a la corriente actual, aquélla que lleva a que muy pocos conjuntos en España se definan actualmente sin el balón. La idea es preconcebida pero los jugadores la matizan y, en su caso, el detalle llega por la superioridad numérica que el Real Valladolid quiere imponer en el centro del campo.
Así, en el nuevo Real Valladolid el balón debe ser el arma del juego para el perfil de los jugadores más ofensivos del centro del campo. Sergio Marcos no es nada sin él. Alex López no se siente cómodo sin él. Míchel Herrero no destaca sin él. André Leão no puede ejercer sus funciones sin él. Joan Jordán no explota sin él. En definitiva, el Pucela necesita el balón y lo tendrá ya que sin él no tendrá el fundamento ni la base para la que ha sido creado.
Este tipo de construcción lleva a la seguridad de afirmar que el nuevo Real Valladolid tendrá grandes cifras de posesiones. Las firmará no sólo por la idea del equipo sino, también, por las características de los jugadores recién llegados, ya que sólo André Leão repite de la temporada pasada. Juntar en Segunda división a Michel, Sergio Marcos o Alex López es sinónimo de posesión. De estilos diferentes de dominio de balón pero de juego sobre la pelota al fin y al cabo. Pese a que siempre se haya dicho que éste es un estilo que no se puede inculcar en la categoría de plata, el que la sigue la consigue y más si lo hace con los talentos que se han adquirido este verano.
Calidad y desparpajo
Preso de la pretemporada la ilusión es elevada. El Real Valladolid gusta y convence en su proyecto. Los nombres ilusionan y la combinación que éstos puedan hacer, más. Tendrán que reflejar esas expectativas y hacerlo sobre la gran presión que se ejercerá sobre ellos. La ilusión se traduce en exigencia y ésta terminará en críticas o aprobaciones. Nunca en elogios. El nivel que ha puesto el centro del campo blanquivioleta es alto. Igualarlo o superarlo será difícil durante la temporada.
Pese a que llegar a tal nivel no vaya a ser una prueba sencilla, las cualidades adquiridas invitan a ello. Para triunfar en el fútbol hay que tener calidad, que se tiene en esta caso, y desparpajo, aquello que cumplen todos y cada uno de los jugadores. Dejando a un lado a André Leão, conocido en el entorno pucelano, y Luismi Sánchez, que llega para ser “la fuerza y el liderazgo” defensivo, el Pucela cuenta con el talento y las tablas necesarias para el éxito.
Uno a uno
El “talento zurdo” de Sergio Marcos, el “complemento ideal” que provoca Joan Jordán, la “calidad diferencial” de Alex López y la determinación “en los últimos metros” de Michel Herrero regalan una joya al Real Valladolid. Éste es el cimiento de un esquema diseñado por Paco Herrera antes incluso de llegar al estadio José Zorrilla. Como afirmaba Braulio, el catalán ya sabía qué quería. Lo ha encontrado y con él no buscará otro éxito que crear un estilo definido y propio para que el equipo consiga «jugar bien». Uno de los debates actuales del fútbol es el que el Pucela sueña con cumplir gracias a una plantilla que sí responde a las características del entrenador.
Paco Herrera sabe qué quiere y el club parece habérselo dado. Con estos ingredientes el Pucela y su entorno no pueden hacer más que esperar a que comience la temporada este próximo domingo. Llegará el momento de disfrutar y ver de qué son capaces esos jugadores que tanto revuelo han montado y que tanta ilusión han llevado a un club que supera los abonados de las dos últimas temporadas. Hasta la realidad de los primeros resultados, la expectación sigue marcando el camino y ésta es elevadísima.