El sorprendente esquema propuesto por Paco Herrera sólo tiene un objetivo
Sorprendió en sus primeros partidos pero, sobre todo, durante y tras la estancia del Real Valladolid en Portugal. La concentración en Melgaço dejó claro cómo quiere jugar el nuevo Pucela. Para Paco Herrera, como confesó tras la victoria (1-0) ante el Club Deportivo Lugo en Tordesillas, la idea es «jugar con un mediocentro y un rombo de tres con jugadores de miras hacia arriba y dos puntas». El preparador no tiene dudas. Trabaja sobre ello y lo expone sin tapujos. El dibujo, no por sorprendente, es novedoso ni tiene grandes objetivos. El catalán quiere dotar al equipo de personalidad y de la obligación de jugar «bien» y sin miedos. El objetivo no es jugar «bonito».
Cuestión de estilo
Uno de las mayores atrocidades del fútbol es no saber diferenciar el término “jugar bien” y el de “jugar bonito”. Jugar un buen partido no consiste en dominar el balón en todas sus circunstancias ni en efectuar el juego que se podría llamar ‘moderno’ y que conlleva términos de asociación y de fútbol de posición. El Atlético de Madrid, por ejemplo, no juega “bonito” pero es uno de los mejores equipos de las dos últimas décadas en jugar “bien”. Se asocian en las zonas en las que deben y se compenetran como pocos. Saben lo que deben hacer y, al fin y al cabo, eso es el fútbol. Explotar tus cualidades, tener tu personalidad y ejecutarlas a un nivel alto.
El Real Madrid de José Mourinho, por ejemplo, fue el mejor conjunto al contragolpe. Dominaba las transiciones como nadie. Tanto en ataque como en defensa, aquel equipo merengue dejaba poco margen tras un pérdida. Ya fuera suya o del rival. Diferentes estilos que no son peores ni mejores que el mejor Fútbol Club Barcelona, aquel equipo que parece marcar el estilo que todos los equipos deben ejecutar. Con su última victoria (0-4) en el Santiago Bernabéu los tweets sobre cuál era el fútbol perfecto inundaban la red. Todo sin reconocer qué tiene uno mismo en su equipo o en un rincón. Valorar más lo que hay fuera y lo que consiguen otros es propio el fútbol y más del español.
El debate de si un equipo juega bien, mal o bonito es un tema delicado que debe manejar un entrenador con personalidad. Por suerte, el Real Valladolid lo tiene. Paco Herrera sabe qué quiere. Posiblemente igual que Gaizka Garitano hace un año. La diferencia es que el catalán ya tiene encandilada a la grada. Ha entrado por los ojos. Su experiencia y su filosofía gustan en el entorno pucelano. Todo parece correcto. Su propuesta pucelana convence. El dominio total que quiere ejercer sobre el centro de campo está claro. El Pucela lo aprueba y sólo espera que esta novedosa filosofía dé resultados ante el Real Oviedo y el Rayo Vallecano. Dos derrotas ante dos de los máximos aspirantes al ascenso serían perjudiciales para un estilo que va a definir al Pucela durante toda esta temporada.
Marca propia
La filosofía está marcada en el vestuario. Cómo le acompañarán los laterales, desde dónde partirán estos grandes apoyos de las bandas, cómo será el juego de ayuda que hagan los centrales en la salida de balón o, por último, qué tipo de delanteros apoyarán este estilo se basan desde el centro del campo. La base del Pucela es ésta. En tal demarcación se ha hecho el esfuerzo económico desde el club y en el trabajo de entrenamiento del equipo.
Paco Herrera y los suyos han incidido mucho en la mecánica de trabajo en esta posición. Los automatismos están claros en el equipo. Éste quiere jugar “bien”. No sabe si su estilo es “bonito” o no, ni se busca ni preocupa, pero claro sí tiene qué hacer y éste es un gran objetivo. El Real Valladolid de Paco Herrera quiere crecer sobre el rombo, sobre el dominio del centro del campo y sobre el balón. Cumpliendo tal objetivo y manteniendo la esencia de su propia marca, el objetivo de ganar, como todos los equipos, estará cerca.
Desde el entrenamiento
El deseo se tocará con la punta de los dedos no porque el estilo de Herrera sea el mejor o el único, como se llega a decir en algunos casos, sino porque con un buen entrenamiento y el trabajo constante, como no hay duda que lo hace el nuevo cuerpo técnico blanquivioleta, el estilo estará trabajado y tendrá una evolución. Reflejando cada fin de semana la dedicación diaria, el objetivo estará cerca. Se cumplirán los patrones de trabajo del equipo y el éxito será sencillo. Lo diario se cumplirá y las victorias estarán cerca.
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Para el inicio y con esta exigente pretemporada, el Pucela llegará al primer partido con la idea muy próxima a la perfección, esa exquisitez que se puede conseguir para el primer partido de temporada. El resto lo marcarán la evolución y los resultados. Con ellos, el avance será uno u otro. Los marcadores mandan sobre filosofías, estilos y evoluciones. No porque sea el único objetivo sino porque fuera del campo lo marcan todo y el peso que tiene lo que ocurre fuera del césped es muy alto. Demasiado.