Sabiendo de la dura situación, el Pucela tiene diferentes formatos de discurso
Hace unos días, Óscar González hacía saltar las alarmas. Hablaba con mucha sinceridad de la situación del equipo. Tras ganar (1-0) al Albacete, el charro volvió a ese camino. Mostró su versión más clara, estilo que no compartió Álvaro Rubio tras la victoria y que no gusta a Borja Fernández. Mientras el capitán prefirió centrarse en la victoria y poner una venda sobre los ojos del entorno, el gallego criticó las formas del ’10’ al pedir que todo análisis sea al final de temporada. Hasta entonces, la exposición debe ser sólo interna. Tres formatos de liderazgo que demuestran las dudas del Real Valladolid. El equipo de Alberto López no sabe qué hacer en el terreno de juego pero, tampoco, fuera de él. Tres pesos pesados sin una misma filosofía. Ejemplificante.
Una duda más
Decir que este Real Valladolid no es encuentra no es descubrir nada. Más bien es ratificar esa sensación que se lleva barruntando durante toda la temporada. Sobre el terreno de juego el equipo no sabe qué debe hacer y nada le hace cambiar positivamente. Tres entrenadores no han sido capaces de asentar un cambio de aires en el equipo y el vestuario cuenta las semanas para despedir una temporada horrible. Tras la victoria (1-0) ante el Albacete la salvación parece cercana. El triste objetivo está cerca de un grupo que no sabe ni cómo expresarse.
En las últimas horas se han pronunciado tres jugadores. Tres pesos pesados del equipo han usado diferentes términos y filosofías para resumir el momento del equipo. Óscar González ratificaba sus palabras de la semana pasada tras el partido ante el Albacete. El charro seguía con su maldita sinceridad. A su vez, Álvaro Rubio analizaba la situación blanquivioleta desde otro prisma. El capitán quería poner paz y tranquilidad ante la situación. Después de ambos llegó una versión intermedia. Sin el fuego de Óscar pero, tampoco, con la templanza del riojano, Borja usó la sinceridad y pidió el comodín de la discreción interna a la vez que solicitaba el aplazamiento de su veredicto para final de temporada.
Tres estilos
El ‘6’ blanquivioleta quiere paciencia. Prefiere tener la salvación en la mano y, tras ella, hablar con sinceridad máxima. En ese momento llegará la exposición pública y privada. Antes de ella, el grupo, para los cuatro encuentros que restan, debe encontrar un patrón. Debe tener claro que debe vender. Salvar el club y señalar a aquellos que no están en la misma dirección, como parece pedir Óscar, poner venda sobre venda, tirita sobre tirita para tapar todos los agujeros posibles e intentar hacer ver que este Pucela es un buen grupo o dejar pasar el tiempo y esperar encontrar un mejor momento.
[quote style=»3″] No estoy de acuerdo con las palabras de Óscar pero ésa es una opinión suya.
Borja Fernánadez, jugador del Real Valladolid y uno de los líderes del Pucela que ha hablado recientemente. [/quote]
Son tres las opciones de discurso que tiene el equipo pero esta inestabilidad también puede estar haciendo perder tiempo y los papeles al vestuario. Sin un criterio sobre el campo pero tampoco con una idea marcada en la expresión, el Pucela se pierde. Es imposible que encuentre estabilidad aunque es posible que tampoco le interese demasiado tal circunstancia. «Para lo que me queda en el convento…», parece estar diciendo gran parte del club.
Un pensamiento lógico
Las jornadas que restan para el final de temporada se pueden contar con los dedos de una mano. Por ello, el equipo no necesita estabilidad, necesita puntos. Muchos de los jugadores, aquellos que señalaba Óscar, pueden estar con las maletas en la puerta de su casa. El futuro parece lo más importante ahora y aunque uno quiera taparlo y otro pida posponer el juicio a esa idea, nadie puede esconder que la realidad del Real Valladolid es tan pobre como sin base. Muy pocos parecen mirar ya por el equipo y sí por el futuro y sus carreras. El lógico y lícito. “El ser humano es egoísta”, decía Borja el pasado domingo y más si éste es futbolista. El deportista se juega su vida en pocos años de carrera y debe agarrarse a las oportunidades que surgen.
• «¡Maldita sinceridad y realismo de Óscar González!», las palabras del charro •
Por ellas y por la triste eliminación de los tiempos de evolución lógicos que está devorando el fútbol, el Real Valladolid está roto. Ya no hay forma de unirlo. Un gran porcentaje del vestuario tiene decidido su futuro y éste no pasa por el estadio José Zorrilla. Asumirlo es lo más productivo y, a su vez, encontrar un patrón sobre el que mostrarque el equipo no está tan debilitado como se muestra al ver una discrepancia tal entre tres líderes del vestuario, también. Todo puede ayudar para que el entorno pueda digerir este fracaso. El ejemplo de cómo Vallecas ha digerido el descenso del Rayo es brillante. Un ejemplo no sólo de estilo y filosofía sino también de como digerir las penumbras del fútbol. En cómo asimilarlas puede estar el éxito futuro.