La linterna de Velasco

La linterna de Ángel Velasco, desde el 20 de febrero de 2007 informando y opinando sobre el Real Valladolid

Las voces del Pucela

Miguel Ángel Portugal se perdió en los micrófonos

Con un discurso muy cuidado desde su llegada, Portugal se perdió en el último mes

Lo que más gustó de Miguel Ángel Portugal en sus primeros días con el Real Valladolid fue el dominio que tenía de la situación. Podría no saber qué hacer o encontrarse perdido pero siempre sabía qué decir. Tenía muy controlado su discurso hasta el pasado 27 de marzo. Su famoso “no lo sé” en la rueda de prensa de Miranda de Ebro le sacó del equipo. Perdió su personalidad y se perdió ante los medios de comunicación. En lugar de decir aquello que necesita el equipo y el entorno, dejó de ser él y comenzó a decir todo aquello que parecía que quería escuchar el vestuario. Olvidada la autocrítica, su compostura fue irreal y contraproducente. Fue el comienzo del fin.

[quote style=»2″] Nos ha superado el Mirandés. No hay que darle más vueltas. Podía ocurrir. [/quote]

Miguel Ángel Portugal en la rueda de prensa en el José Zorrilla tras la derrota ante el Real Zaragoza (RealValladolid.es)
Miguel Ángel Portugal en la rueda de prensa en el José Zorrilla tras la derrota ante el Real Zaragoza (RealValladolid.es)

Una obsesión que le cegó
“Estaremos arriba”, decía constantemente Portugal en sus primeros días en Valladolid. “Nos costará pero llegaremos arriba” afirmaba una y otra vez. Ese discurso caló. Entró en el pensamiento del club pero, a la vez, se convirtió en una exigencia de doble filo. Siempre se le recordaba al entrenador. Ante cualquier mal resultado, las dudas se agolpaban y la pregunta era obligada: “¿Sigue pensando que el equipo terminará arriba?”. Portugal nunca se bajó de esa idea. Se veía muy fuerte y confiado. Por muy mal que fuera el equipo, siempre existía rotundidad en su idea de llegar a los puestos más altos de la clasificación.

Este objetivo que se marcó y que, obviamente, también se le definió desde el club, cegó a Portugal y comenzó a crear su fin. En Miranda habló de él y en Leganés, también. Tras encajar cuatro goles en dos partidos consecutivos, nadie necesitaba escuchar el objetivo del Pucela. Querían conocer cuáles eran los problemas y cómo se podía solucionar o si, por el contraro, éstos seria el comienzo del fin.

Tristemente, el avance de la temporada hizo que discurso ya no fuera constructivo. Portugal sólo quería mantener viva la llama de la ilusión. Sin atajar los problemas, el técnico no quería mirar atrás. Sólo hacia adelante. La idea podía parecer buena pero todo tiene que tener una base y una mejora pero él no la analizaba. “Ya no me interesa el partido con el Mirandés”, dijo a los pocos días de pasar por Anduva. No quería analizar el partido en frío pero, posiblemente, tampoco en caliente. “Nos han podido. No hay que darle más vueltas”, llegó a decir en el propio estadio de Miranda de Ebro. Portugal no supo afrontar los problemas. Superó los ajenos pero no supo asumir ni eliminar los propios. Quiso cegarse en su ilusión del play-off pero sin pensar con exactitud cómo hacerlo.

Una medalla
Superado, Miguel Ángel Portugal cambió el discurso. Hablando de los puestos altos y de las opciones de llegar, no olvidó cómo cogió el equipo. “Yo devolví parte de la ilusión” o “yo recibí el equipo en puestos de descenso” fueron frases muy utilizadas por el entrenador en el último mes en Valladolid. Incluso en su despedida sacó a relucir las estadísticas de su llegada y las firmadas con él.

[quote style=»3″]Vine con nueve puntos en nueve partidos del anterior entrenador y en puestos de descenso.
Miguel Ángel Portugal en su despedida como entrenador del Real Valladolid tras dirigir al club en 25 partidos[/quote]

No era su estilo pero a él se ha agarrado en las últimas semanas. Se ha puesto medallas. Quizás excesivas pero seguro que innecesarias para la situación. Sin afrontar los problemas y sin fuerza para dar un golpe sobre la mesa, Portugal quiso sacar pecho. Quería proteger su legado y su hoja de presentación. De un gesto impropio ha pasado a una prioridad y con tal cambio se terminó de perder. Las necesidades del entrenador variaron en exceso y no fue él. El mayor problema que ha tenido Portugal en las últimas semanas no han sido los resultados. El ex preparador del Real Valladolid perdió su esencia. Se dejó arrastrar por mantener el puesto y con un discurso débil, se perdió ante los medios de comunicación. En un deporte en el que se analiza todo, su muerte llegó desde los micrófonos, aquello que no perdonan y que poseen demasiada memoria.

𝟭𝟵𝟴𝟴. 𝘗𝘦𝘳𝘪𝘰𝘥𝘪𝘴𝘵𝘢 𝘥𝘦𝘱𝘰𝘳𝘵𝘪𝘷𝘰 𝘺 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘯𝘢𝘥𝘰𝘳 𝘜𝘌𝘍𝘈 𝘗𝘙𝘖. Creo que en el fútbol todo tiene el término apropiado y un porqué obligatorio. Por ello, desde 2007 llevo entrenando equipos y escribiendo sobre cómo entiendo este deporte