La linterna de Velasco

La linterna de Ángel Velasco, desde el 20 de febrero de 2007 informando y opinando sobre el Real Valladolid

Reflexiones de fútbol

Y mientras Mendilibar era goleado en el Bernabéu

Mientras el Pucela era goleado en Butarque, Mendilibar lo hacía en el Bernabéu

José Luis Mendilibar es historia del Real Valladolid desde hace muchos años. Más de seis, exactamente. Pese a que cada verano acaba sonando para ocupar el banquillo blanquivioleta por su buena relación con Carlos Suárez, el entrenador vasco sigue viviendo en Primera división su etapa profesional. El pasado fin de semana le tocó pasar por el estadio Santiago Bernabéu con su Éibar. Cayó goleado (4-0). Este resultado previsible en su caso se repetiría pocas horas después y a sólo 23 kilómetros del estadio madridista. El Pucela caía goleado por el Leganés en una muestra del declive que vive el Real Valladolid en las últimas temporadas. Los chascos de otras campañas son ahora envidias que parecen muy lejanas. Demasiado inaccesibles.

José Luis Mendilibar en la rueda de prensa tras el partido que disputó en el Santiago Bernabéu. <strong>Imagen Vía YouTube LaLiga</strong>
José Luis Mendilibar en la rueda de prensa tras el partido que disputó en el Santiago Bernabéu. Imagen Vía YouTube LaLiga

En barrena
No es preocupante perder un partido como lo hizo el Real Valladolid el pasado sábado. Se pueden juntar muchos factores que terminen generando tal situación. Lo verdaderamente preocupante es la reacción que se ha tenido con el partido. Se ha asimilado. Se ha tragado y no se ha vomitado. El problema está en que se ha convertido en lógica una situación así. El club ha entrado en barrena y el proyecto, mucho más.

El Pucela está en versión de autodestrucción y nada vale, pero todo tiene realmente valor. El pasado fin de semana tres ex jugadores, tan repudiados e infravalorados como Lluís Sastre, David Timor y Omar Ramos, superaron al Pucela. Nadie lloró la salida de ninguno. De igual forma ha pasado con muchos jugadores en las últimas temporadas. Sin ir más lejos, Quique González hizo el gol al Pucela en el estadio José Zorrilla hace doce días.

De igual forma que ellos, los entrenadores. No es casual que los dos últimos preparadores del Pucela se marcharan dejando al equipo en Segunda pero ellos se quedaran en Primera. Juan Ignacio Martínez y Rubi asumieron equipos de élite meses después de fracasar con el Pucela. Con ellos pasó como con José Luis Mendilibar hace seis años. El vasco se fue porque muchos, entre ellos los dirigentes del club, pensaban que era el problema. Desde entonces, él ha sido ‘goleado’ en el Santiago Bernabéu más veces de la que lo ha sido el Pucela y no es asunto del preparado de Zaldiva ni, posiblemente, de Miguel Ángel Portugal ni de Gaizka Garitano. Es un problema de club y de una caída en barrena que no es frenada y que provoca que nadie esté orgulloso ni en las victorias ni, sobre todo, en las derrotas. Los blanquivioleta de corazón siguen diciendo orgullosos aquello de «ni Barça ni Madrid, Real Valladolid» pero, ahora, con la boca pequeña.

Más de Paco Jémez
Paco Jémez es un hombre de fútbol. Un entrenador que entiende su profesión y que la transmite con entusiasmo y claridad. Si hace unos días exponía que su problema era similar al del Real Valladolid y que el Rayo Vallecano era un “equipo que tenía que perder menos”, en su última comparecencia explicaba por qué el entorno blanquivioleta está tan enfadado y dolido en las últimas semanas.

Tras perder (1-0) en San Mamés, Jémez explicaba que “los resultados son secundarios”. Cuestión curiosa pero con gran parte de razón en su discurso y en el problema que tiene el Real Valladolid. “Estamos tristes por el resultado porque era una buena oportunidad para meter puntos de distancia”, aseguraba pero lo hacía con orgullo y satisfacción porque aseguraba que “no hemos dejado pasar la oportunidad”. Tras estas palabras era importante saber qué habían aprovechado los jugadores rayistas. “Hemos venido aquí a hacer lo que teníamos que hacer y lo hemos hecho”, afirmaba con rotundidad. Orgulloso por el trabajo de los suyos aseguraba que “luego los resultados son muy caprichosos” pero por el juego y lo demostrado “no tenemos nada que reprocharnos”.

[quote style=»1″] Hemos venido aquí a hacer lo que teníamos que hacer y lo hemos hecho. Los resultados, luego, son muy caprichosos como hoy pero así no tenemos nada que reprocharnos. [/quote]

Ni ellos ni nadie podían reprochar nada. “La gente que ha venido estará más que orgullosa con nosotros”. En ese punto su discurso choca con el del Real Valladolid. Mientras él levantaba el mentón, orgulloso y satisfecho por el trabajo, Miguel Ángel Portugal tenía que pedir perdón en Leganés. Lo hacía por lo mal que había jugado su equipo y por la triste imagen mostrada. El proyecto y el declive así lo marcan. Mientras unos firman su quita temporada en Primera división y tienen el club asentado en la élite, los pucelanos viven su rebaja de objetivos en Segunda división. Una caída en barrena de la que todos quieren salir pero que absorbe a cualquier. Ojalá ahora, el Real Madrid goleara al Real Valladolid de Mendilibar pero, no. Lo hace el Leganés, el Mirandés o la Ponferradina. En eso se está convirtiendo el Pucela. Por ello se está muriendo en algunas partes.

𝟭𝟵𝟴𝟴. 𝘗𝘦𝘳𝘪𝘰𝘥𝘪𝘴𝘵𝘢 𝘥𝘦𝘱𝘰𝘳𝘵𝘪𝘷𝘰 𝘺 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘯𝘢𝘥𝘰𝘳 𝘜𝘌𝘍𝘈 𝘗𝘙𝘖. Creo que en el fútbol todo tiene el término apropiado y un porqué obligatorio. Por ello, desde 2007 llevo entrenando equipos y escribiendo sobre cómo entiendo este deporte