La linterna de Velasco

La linterna de Ángel Velasco, desde el 20 de febrero de 2007 informando y opinando sobre el Real Valladolid

Reflexiones de fútbol

El peligro de comenzar a jugar «finales» en marzo

Juan Villar anunció que el duelo del domingo es una «final». Peligroso término

[quote style=»3″] A los futbolistas no les cansan correr ni la acumulación de partidos. Les cansa perder.
Johan Cruyff, histórico ex entrenador del Fútbol Club Barcelona y creador del famoso ‘Dream Team’ [/quote]

Tras el empate (2-2) ante Numancia, el Real Valladolid parece que tiene que viajar hasta el Nou Stadi de Tarragona con la obligación de ganar. Si quiere seguir soñando con llegar a los puestos altos de la clasificación, los de Miguel Ángel Portugal no tienen otra opción que regresar a Pucela con la victoria en el maletero. Éste es un buen resumen de las palabras de Juan Villar el pasado domingo. Para el máximo goleador del Real Valladolid, la visita a tierras catalanas es la primera “final” de la temporada. Escuchar tal término me produce mucho miedo a mí  y a grn parte del entorno. Saber asimilar los riesgos y exigencias de un final de temporada lleno de “finales” no parece el mejor escenario para un equipo tan débil mentalmente como este Real Valladolid.

Roger Martí, André Leão y Marcelo Silva muestran cara de preocupación en el partido del domingo (RealValladolid.es)
Roger Martí, André Leão y Marcelo Silva muestran cara de preocupación en el partido del domingo (RealValladolid.es)

Físico y mental
Asumir jugar una “final” cada fin de semana obliga a una concentración altísima, un stress competitivo muy bajo y un grado de confianza altísimo. El Real Valladolid necesita todas y cada una de estas condiciones pero, sobre el papel, parece que no las puede cumplir. El equipo de Portugal carece de una personalidad sobre el campo que le lleva a dominar los partidos como a él le gustaría. A su vez, no muestra una seguridad en el césped que le lleve a no conceder ocasiones. Pese a que ha estado muchas semanas sin encajar un gol, los pucelanos muestran debilidades a la hora de encerrarse. En Segunda, el equipo rival siempre va a tener su fase de dominio. Ante ella, al Real Valladolid le cuesta asentarse.

De igual forma, los goles rivales sientan muy mal al equipo. No los sabe digerir. Ante el Numancia hubo dos ejemplos pero en otros encuentros ya ha pasado con facilidad. Un gol rival es una bofetada para el juego del equipo que tiene que pasar muchos minutos para superarlo. Mentalmente, es un equipo débil. Carece de la personalidad que parece exigir una teoría de empezar a jugar “finales” en las últimas semanas del mes de febrero o principios del mes de marzo.

Ante tal exigencia, el agotamiento es total. Del equipo, del cuerpo técnico y del entorno. Perder una verdadera final te hace olvidarte del objetivo. En este caso, al no ser un partido definitivo, la pérdida no es tal. El objetivo sigue existiendo pero la moral decae mucho. Por ejemplo, caer derrotados en Tarragona, obviamente, no es positivo. Supone un golpe para las expectativas del Real Valladolid pero no significa hablar de que el play-off es irreal. Perdiendo en tierras catalanas, el objetivo será más difícil pero por delante quedarán 45 puntos. Con tal cifra disponible tras Tarragona parece innecesario comenzar a hablar de finales. Una final real no tiene vuelta de hoja. Una final innecesaria sí tiene remedio pero, a su vez, mucha carga psicológica. Demasiado lastre.

El cansancio de Johan Cruyff
No soy uno de los mayores amantes de la filosofía de Johan Cruyff ni, sobre todo, de su manera de exponerla. Eso sí, su idea de qué es lo que cansa a un jugador sí que me parece una gran teoría. Brillante. Debo decirlo. Hace un tiempo, cuestionado sobre cómo se debe dosificar un jugador para no terminar las temporadas sobrecargado por la acumulación de partidos su teoría era muy sencilla. “Al futbolista no le cansa jugar ni correr. A un futbolista lo que le agota es perder”. Y es cierto. El cansancio mental que produce una derrota es elevado y si ésta se provoca en una de esas llamadas “finales”, mucho más.

El cansancio mental es alto. El físico también. Cuando ves que pierdes un partido que debes ganar, la cabeza no responde y las piernas tienen que hacer mucho más trabajo. Esa frase tan futbolística de “juegan más con el corazón que con la cabeza”, debilita mucho a los jugadores. Si la cabeza no da para jugar el partido, el futbolista corre más de la cuenta y mucho más de lo necesario. Su cansancio es mayor. Sin saber leer el partido, como ocurre cuando estás perdiendo aquello que parece que tienes que ganar sí o sí, el agotamiento se multiplica. Crece y condiciona el futuro. Durante los siguientes días la recuperación debe ser mayor.

Perder una final es duro. Perder dos es traumático y perder tres, definitivo. Por ello, hablar de tanto partido definitivo en el Real Valladolid no es productivo. Para un conjunto trabajado en el aspecto psicológico hasta el límite, sí. Para un equipo que ha perdido cuatro puntos en sus dos últimos partidos como local por no saber leer lo que exigía el encuentro, no. Así, a este Real Valladolid cuanto más tarde le vengan las “finales”, mucho mejor.

𝟭𝟵𝟴𝟴. 𝘗𝘦𝘳𝘪𝘰𝘥𝘪𝘴𝘵𝘢 𝘥𝘦𝘱𝘰𝘳𝘵𝘪𝘷𝘰 𝘺 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘯𝘢𝘥𝘰𝘳 𝘜𝘌𝘍𝘈 𝘗𝘙𝘖. Creo que en el fútbol todo tiene el término apropiado y un porqué obligatorio. Por ello, desde 2007 llevo entrenando equipos y escribiendo sobre cómo entiendo este deporte