Un gol de Roger Martí provoca la victoria (0-1) blanquivioleta en San Mamés. La nueva versión pucelana encuentra un punto de partida para cambiar la temporada
El nuevo Real Valladolid arrancaba en San Mamés. La versión pucelana con los cuatro fichajes invernales sobre el césped y con el cambio de sistema que se llevaba anunciando varias semanas pero ahora ya con los protagonistas para los que fue creado, comenzaba ante el Bilbao Athletic. Los vallisoletanos iniciaban una nueva etapa y lo hicieron con una costosa victoria. Los tres puntos obtenidos en Bilbao son un premio de gran relevancia. La dificultad de la plaza, la intensidad del rival y la fortaleza defensiva de la que viene haciendo gala el equipo convierten a esta jornada 25 en un nuevo punto de inflexión que tiene que convertir Miguel Ángel Portugal en la base de partida para ver al Real Valladolid que se lleva esperando desde el comienzo de la temporada.
[quote style=»3″] Nosotros sólo tenemos un objetivo que es estar arriba y lo cumpliremos.
Miguel Ángel Portugal en la sala de prensa de San Mamés trs ganar [/quote]
La versión blanquivioleta que se busca, desde la creación del proyecto en verano y con los diferentes matices que se han ido dando durante la temporada es la de un equipo con fuerza, con personalidad y que sea el líder del partido. Con más balón o con menos, el Pucela tiene que ser el visto en San Mamés. Ahora su base es la velocidad, el contragolpe y la verticalidad. Con ella tiene que explotar la velocidad de jugadores como Roger, Mojica y Juan Villar y la buena lectura que hace Rennella del fútbol. Explotando los brillantes movimientos del delantero francés y el desparpajo de los jugadores de último cuarto, San Mamés será el inicio del Pucela más ilusionante de la temporada.
Con solvencia ofensiva, el Pucela no tendrá techo ya que se encuentra en un momento único a nivel defensivo. El potencial pucelano en la zona de Kepa Arrizabalaga es brillante. Si no es por el portero vasco es por el crecimiento de los centrales y el acompañamiento del resto del equipo. El trabajo en defensa del equipo es total. Es la base actual del equipo para, con ella, haber creado en la Catedral del fútbol español un nuevo punto de inflexión. Con él, el equipo debe hacerse fuerte. Debe utilizarlo como no hizo con otras opciones que ha tenido en la temporada. Ésta es la tercera base sobre la que crear el nuevo Real Valladolid en los últimos dos meses y si es cierto que “a la tercera va la vencida”, el mejor Pucela de la temporada está por llegar.
Con paso firme
Dentro de ese objetivo que Miguel Ángel Portugal puso al equipo a su llegada y que no era otro que estar arriba, el método para conseguirlo es el mismo con el que se consiguió la victoria. Tras un mal inicio de partido y de temporada, con paso firme y seguro el equipo se acercó hacia la victoria y se espera que, ahora, hasta los puestos altos de la clasificación. El paso de los minutos sentó bien a los de Miguel Ángel Portugal. Le asentó en su idea, le hizo ganar el balón y le llevó hasta la portería rival.
En ese enfrentamiento ante Remiro, Roger salió ganador. Es su primer tiro entre los tres palos, el valenciano hacía el que fue el tanto de la victoria. Con él, el Real Valladolid se encontró cómodo sobre el campo. Muy cómodo. Dominó el juego sin paliativos y encerró al rival en su área. En ese tramo del partido, sólo en ese, apareció esa “actitud” que el presidente quería tras el empate ante la Sociedad Deportiva Ponferradina.
Llegó el mejor momento de juego y con él, supuestamente, esa actitud necesaria para luchar por los objetivos más ambiciosos. En ese tramo que llevó desde el gol de Roger hasta el descanso, el Real Valladolid creó un buen fútbol. Posiblemente mejor que el del primer tiempo ante el Córdoba. Menos tiempo pero más calidad, más dominio y más ocasiones. Los de Portugal conseguían encauzar el partido y lo hacían mientras firmaban un posible punto de inflexión. La intensidad, el ritmo y la calidad de esos minutos obligan a la ilusión. Hace creer en una opción de pelear por el objetivo. Nueva oportunidad que el Pucela debe agarrar como no hizo con las otras.