Borja Fernández, gran conocido blanquivioleta, regresa al estadio José Zorrilla. Con él, los pucelanos volverán a ver su despliegue físico y su compromiso con la entidad
Con 35 años, Borja Fernández está de vuelta a Valladolid. Lo hace tras dos temporadas en la India pero con sus cualidades intactas y mejoradas con la experiencia de seis años más de fútbol solvente. Con su fichaje, Braulio Vázquez cierra el centro del campo y lo refuerza con un futbolista de personalidad, gran liderazgo y enormes cualidades físicas. El gallego no ha cambiado desde su salida del estadio José Zorrilla en 2010. Futbolísticamente sigue siendo el mismo. Su compromiso y su ilusión por el Real Valladolid no son iguales. Ha crecido. Tras vivir diferentes experiencias, el canterano del Real Madrid ha visto que como en casa en ningún sitio. Estar en Valladolid es ilusionante para él y ésta es una oportunidad que agarra con las dos manos.
Un líder en el campo
Las funciones que va a desenvolver Borja en el Real Valladolid son importantes. Pasan, inicialmente, por un rol secundario y de perfil bajo en el campo pero todo puede crecer con los rasgos de compromiso y calidad interna que va a aportar al vestuario. Con él en el día a día el Real Valladolid bajó a Segunda división y ésta es un espina que el gallego no puede olvidar. Tomó las riendas del equipo y el resultado no fue el esperado. Si con su regreso se quita un peso de encima y cumple el objetivo de pasar el tiempo al que renunció en Pucela, sobre el césped puede eliminar el recuerdo de su última campaña como pucelano.
Ahora llega a un vestuario hecho. Conjuntado y con una buena base, como defienden muchos de los integrantes del grupo. Las exigencias interiores no son la mismas que en 2009 y Borja se podrá central en potenciar aquellas cualidades futbolísticas que le hacen ser importante. Secundario pero importante. Desde el banquillo pero interviniendo en el juego y en el asentamiento del equipo.
La percepción inicial del jugador es que con Miguel Ángel Portugal puede cumplir el rol que tuvo con José Luis Oltra en el Deportivo de la Coruña. En aquel Dépor, el gallego fue usado para segundas partes, momentos en los que el conocimiento de la categoría obliga a un plus físico, a un trabajo concreto de contención y a una comunicación y entendimiento perfecto del juego. Estos rasgos los cumple Borja Fernández y los pondrá en liza desde el primer instante en el que vuelva a pisar la que él considera su casa futbolística.
Y fútbol. Mucho fútbol
Borja tiene aún mucho fútbol en sus botas. Más del que siempre se le ha atribuido y mucho más del que se presupone por su edad y por el supuesto descenso que supone firmar por la liga de la India. El jugador sigue manteniendo su potente golpeo de balón. No ha perdido la fortaleza física que aumentará con la puesta a punto que vive desde ya al incorporarse a la dinámica del equipo.
En definitiva, el gallego sigue siendo el mismo que se marchó. Él mismo lo confirmaba en su presentación. Sus cualidades son las mismas, sus aspiraciones, también. Borja quiere ayudar para que el equipo de Miguel Ángel Portugal pueda luchar por el ascenso a Primera división. Para ello, pone a disposición del vestuario blanquivioleta el sacrificio que le caracteriza, el liderazgo que siempre ha mostrado y el compromiso del que siempre ha hecho gala de una forma justificada, correspondida y real. Con este rasgo se luce aún más un jugador de 203 partidos en la élite. Con esta base de fútbol que quiere todo equipo y con la obligación que ha adquirido el jugador al llegar al Real Valladolid, Braulio firma un activo que será importante en el futuro a corto plazo de la entidad pucelana.