Vincenzo Rennella llega al Real Valladolid para solventar los problemas con el gol. El delantero francés es la última solución de un problema endémico en el José Zorrilla
• Desde hace varios años la supuesta falta de gol persigue al Real Valladolid. Todos los mercados de invierno parece necesario fichar un delantero sin pensar en la excesiva presión y la elevada exigencia en este aspecto •
Que el Real Valladolid no tiene gol no es nuevo ni un problema solamente de ‘9’. Desde hace varias temporadas se viene hablando de la falta de talento goleador de los diferentes proyectos pucelanos. Realmente, desde la salida de Joseba Llorente al Villarreal en 2008 el entorno pucelano no ha estado contento con las diferentes propuestas ofensivas. Ni con Javi Guerra, uno de los máximos goleadores de la historia, se saciaba el hambre de gol externo del vestuario. Pese a que en los últimos ocho años el Pucela ha tenido 24 delanteros diferentes, nadie se ha conformado en una muestra de que quizás la exigencia anotadora que tiene el club no es acorde con su nivel y sí desmesurada.

Desde Henok Goitom
Si la historia del Real Valladolid tiene algo claro es que uno no es tan bueno como demuestra o como haya escrito en su historia sino por cómo de desfavorecido salga de la comparación inicial con su antecesor. La versión blanquivioleta de Sergio Kresic no es buena porque sustituyó a Vicente Cantatore. Tenía el listón muy alto. De igual forma, Juan Ignacio Martínez no tuvo el apoyo ni el reconocimiento merecido por sustituir a Miroslav Djukic. Todo lo que se saliera de la metodología del serbio parecía extraño e injustificable.
De igual forma ha ocurrido con los delanteros u otros jugadores. A Henok Goitom se le exigió como si fuera Joseba Llorente. A Manucho como si fuera Javi Guerra y a Lluís Sastre, por ejemplo, como si fuera el mejor Víctor Pérez. Asimismo a Justo Villar se le pidió el juego y la calidad diferencial de Sergio Asenjo. No son criterios justos pero son juicios futbolísticos. Vivir anclado en el pasado es un escudo muy futbolero.
• EL DATO. Desde la marcha de Joseba Llorente en 2008 por el Real Valladolid han pasado Goitom, Víctor, Ogbeche, Oldoni, Kike, Manucho, Costa, Bueno, Guera, Calle, Quique, Bacari, Aquino, Larsson, Osorio, Roger, Pereira, Díaz, Túlio, Guille A., Jorge, Rodri, Moreno y Rubio. •
La realidad del Real Valladolid ahora es inferior a la de otros años. Es innegable pero no infernal. La decadencia del club es clara. Por unos motivos u otros, con unos culpables u otros, eso no es tema actual, el equipo no contenta al entorno y las exigencias goleadoras no descansan. Cuando no hay un ‘9’ destacado, porque no hay una referencia. Cuando existe tal perfil, el problema del gol está en la dependencia de ese jugador. El goleador no está arropado y el equipo se resiente con su ausencia. En la temporada 2010/2011 con una versión tremendamente goleador de Javi Guerra, el problema del gol existía. El malagueño no tenía sustituto.
Realismo sin conformismo
Durante aquella campaña, la no inscripción de William Ferreira y la salida de Antonio Calle debilitaron el proyecto del Real Valladolid. El equipo ‘perdió’ gol pese a que su delantero marcara 29 goles. El inconformismo ya estaba instalado en el estadio José Zorrilla desde tres años antes. Nada valía. No era suficiente Henok Goitom que, sin ser ‘9’ y sin tener la confianza necesaria, hizo 10 goles para sustituir al vasco. No fue valorado él como tampoco lo fueron muchos de los 23 siguientes.
La realidad es que Javi Guerra fue criticado, Diego Costa señalado y Alberto Bueno ninguneado. De los 24 delanteros que han pasado por el Real Valladolid desde la salida de Joseba Llorente, ninguno ha convencido a la totalidad. El vasco fue el último delantero con apoyo total de la grada. Viendo el resultado que han tenido muchos de ellos fuera de Valladolid, el sentimiento de exigencia desmedida choca y derriba el argumento de inconformismo.
Es preocupante ver la poca aclimatación a los nuevos tiempos. Nadie exige condescendencia con que el Real Valladolid esté duodécimo clasificado en Segunda división ni con que lleve 28 puntos de 63 posibles. La situación blanquivioleta pide encarecidamente tranquilidad y confianza en aquellos jugadores que llegan al Real Valladolid. Si llegan a un club como éste no será porque no valgan para él y, ni mucho menos, para la categoría.
Hace sólo unos meses esta presión asfixiante sobre los delanteros ahogó a Óscar Díaz. El madrileño se sumó a una lista devoradora de buenos y malos goleadores. En unos meses quizás se sumen Rodri Ríos o Diego Rubio. Soriano y chileno serán unos más de aquellos atacantes que cuando han salido de Valladolid han sido valorados por lo que se merece: profesionalidad y goles. En el entorno del José Zorrilla no son vistos así pero tampoco lo fueron muchos otros. En definitiva, en el entorno blanquiviolta existe un problema de exigencia. Un problema de realidad. Un problema que ya es endémico.