El Real Valladolid consigue firmar dos victorias consecutivas por primera vez en la temporada tras ganar (4-1) al Club Deportivo Tenerife. Doblete de Juan Villar
Hace pocas semanas, muy pocas, en el seno del Real Valladolid se hablaba de las posibilidades reales de acabar en descenso el año 2015. Había opciones de pasar la Navidad cerca de Segunda B. Para evitarlo se debía ganar en Albacete y al Tenerife en Valladolid. El equipo debía conseguir dos victorias consecutivas por primera vez en toda la temporada para marcharse de vacaciones con una sonrisa y la sensación del trabajo bien hecho. Esos objetivos se han conseguido tras la goleada (4-1) del Pucela al equipo tinerfeño.
[quote style=»3″] Hemos tenido 60 minutos de un juego como el que nosotros queremos desarrollar.
Miguel Ángel Portugal en la rueda de prensa tras la victoria del Real Valladolid ante el Tenerife [/quote]
Gracias a dos goles de Juan Villar, un tanto de Óscar González y otro de Guzmán Casaseca, el Real Valladolid cierra el 2015 con la misma sonrisa con la que lo hizo en 2014 y con la conciencia tranquila, algo que era obligatorio tras todo lo que ha sucedido. Tras un año complicado y un inicio de campaña muy duro, los de Miguel Ángel Portugal firmaron el mejor encuentro de la campaña para cerrar el año dejando la esperanza de que este equipo puede crecer y puede conseguir los objetivos. Los puede firmar si sigue por el camino de juego de gran parte del encuentro y si ese sendero le lleva a las brutales cifras de juego firmadas ante la meta de Dani Hernández.
Confianza y posesión
Tal ha sido el bagaje ofensivo del Real Valladolid ante el equipo de Pep Martí que las vacaciones sientan mal a los jugadores pucelanos. En el mejor momento de la temporada el equipo debe parar y tiene que dejar en un segundo plano el siguiente partido. La visita del Pucela a Montilivi se producirá tras las vacaciones de Navidad. Tras el parón llegará la reactivación de un equipo que ha ganado gran parte de la confianza sobre su juego. Confiando en sus posibilidades, los blanquivioleta han dominado el balón como nunca.
Potenciados por la inferioridad numérica rival, los vallisoletanos se han hecho con el balón sin matices, han llegado a la portería rival en decenas de ocasiones y han firmado una victoria justa, necesaria y merecida. Pese a que con la ventaja mínima, el rival ha tejido opciones de empatar, tanto al final de la primera parte como al inicio de la segunda, el Real Valladolid ha conseguido firmar las dos victorias consecutivas que necesitaba para cumplir todas sus fases. Consiguiendo esos seis puntos, el Pucela espanta los miedos a los puestos de descenso y recupera todos esos matices del juego que necesita para conseguir ser un candidato. Sin hablar de ascenso, con lo desplegado en el último partido del 2015, el 2016 se iniciará con otra motivación.

Superioridad remarcada
El Real Valladolid comenzaba muy bien el encuentro. Dominando el balón y pisando el área de Dani Hernández. En los primeros minutos no conseguía crear excesivo peligro pero sí encerrar al rival en su campo. El Tenerife, explotaba sin opciones con la velocidad de Suso en la banda derecha y la referencia de Lozano de ‘9’. Con esas ideas claras, los de Martí sí llegaban a probar a Kepa en lo primeros 10 minutos. En la otra área, para ver el peligro sobre la meta del venezolano se tendría que esperar un poco más. Eso sí, llegado el primero de los acercamientos, el Real Valladolid fue imparable. Dani no pudo descansar en su regreso a Valladolid.
Alejandro Alfaro firmó el preludio del primer gol. Aunque éste no subiera al marcador por fuera de juego de Juan Villar, el Real Valladolid ya dominaba el partido en ese momento. Lo hacía con personalidad y con mucha insistencia. En una de las llegadas locales al área canaria, llegaría la jugada decisiva del partido. La superioridad de juego del equipo local era alta pero con la expulsión de Alberto, todo quedaría sentenciado. Inferioridad visitante y gol del Real Valladolid desde los once metros.
Con el primer tanto, el equipo se desató. El centro del campo pucelano, con un Álvaro Rubio imperial y un André Leão decisivo, inclinaron el campo hacia la portería tinerfeña. Jugada tras jugada se rozaba el segundo gol blanquivioleta. El tanto de la tranquilidad, momentánea, del Real Valladolid lo firmaba Juan Villar. El onubense aprovechaba un pase filtrado de Leão que no dejaba dudas de la calidad del ‘8’. Con superioridad numérica y doble ventaja en el marcador el partido parecía sentenciado pero Lozano quiso darle una emoción que Juan Villar evitaría con otro gol en la segunda parte.
Juan Villar apaga el susto
Jugar un largo tiempo de un partido con un jugador más no es tan sencillo como parece ni como se exige. El rival parece no tener nada que perder y mientras él está obligado a una concentración elevada para evitar una goleada, aquel que se encuentra en superioridad debe trabajar por no perder la intensidad. La defensa pucelana se apagó durante unos segundos antes del descanso y el Tenerife dio el susto. Gol del hondureño Lozano y el miedo se trasladaba a la grada. Pese a que la sensación del juego era la misma del inicio del partido, el marcador ya estaba apretado y con el miedo que conlleva. Demasiados fantasmas en el ambiente pucelano.

Una ventaja mínima en el marcador parecía suficiente para un público que quería más. Pedían más porque creían que sus jugadores podían darlo. Lo podían ofrecer ante un rival en desventaja y porque saben que Portugal tiene en su vestuario a uno de los jugadores más en forma de la categoría. Juan Villar apaciguaría todos esos miedos al empate canario para que el estadio José Zorrilla pudiera vivir un final de año tranquilo. 20 minutos de paz y armonía que sólo vivieron un salto con el estallido del cuarto gol. El tanto de Guzmán Casaseca cerró un partido que deja las mejores sensaciones de la temporada, aquellas que se frenan por el calendario y el parón de Navidad.