Julio Iricibar confirmó en La Romareda las buenas sensaciones que dejó ante el Real Oviedo y que lleva creando en el Promesas. Acabó firmando una actuación brillante
¿Por qué es Julio Iricibar el personaje del partido ante el Real Zaragoza?
• Pese a que el Real Zaragoza tuvo pocos disparos, Julio Iricibar frenó toda la sensación de peligro aragonesa.
• El vallisoletano firmó una actuación sobresaliente en aquellas jugadas que tuvo que explotar su juego aéreo.
• En su segunda titularidad, el portero pucelano confirmó lo demostrado ante el Real Oviedo y con el Promesas.
“Si Julio no puede jugar dos o tres partidos con el primer equipo, no sé qué pinta aquí”. Así de contundente, sincero y realista se mostró Braulio Vázquez hace más de un mes en ‘Directo Marca Valladolid’ sobre la situación de que Julio Iricibar tuviera que hacer frente a la marcha de los dos primeros porteros del primer equipo blanquivioleta en periodos de selecciones. La realidad pasaba por esas palabras y más si el vallisoletano rinde al nivel que lo ha hecho en La Romareda. Solvente en el área, arropado por sus compañeros, soberbio en el juego aéreo, comunicativo con la línea defensiva y decidido con el avance del partido, el canterano blanquivioleta firmaba un partido para enmarcar. Confirmaba las sensaciones que dejó en la derrota ante el Real Oviedo y que lleva consiguiendo hacer en todos los partidos del Promesas desde hace varias temporadas.
¡Fuera, nervios!
El primer gol del Real Valladolid bajaba los miedos del entorno del Real Valladolid, de la plantilla pucelana y de Julio Iricibar. Para él era muy importante comenzar el partido dominando todos los inicios. Primer saque, primera salida, primer despeje, primera parada… Todos los estrenos del jugador en La Romareda debían llevar un buen camino y si eran con el equipo por delante en el marcador, mejor aún.
Así, con el tanto de Cabrera, el cancerbero respiraba y tomaba confianza. Poca para lo que crecería cuando un tiro envenenado de Ángel, que tocaba en un defensor, era repelido con solvencia. En su ‘debut’ más importante de la mañana estaba solvente y con él, creció. Se despidió de los nervios y comenzó a jugar con el pie y a perder el miedo a su golpeo con la pierna derecha, aquella menos buena y que tuvo que utilizar en varas ocasiones. Avanzado el partido, Julio ganaba metros al juego del equipo y acompañaba a la defensa en su objetivo de jugar adelantado. No había miedo. El equipo tenía confianza en Julio y así se lo transmitían todos sus compañeros en cualquier parón del juego. Con el apoyo y su rendimiento, el avance de Julio fue notable. Sin miedo y con fuerza, fue creciendo sobre el partido para firmar unos segundos 45 minutos de enorme calidad.
Soberbio juego aéreo
Durante esa segunda mitad y, sobre todo, en el primer acto, el Real Zaragoza tuvo el manejo del partido, llegó al área pucelana pero lanzó poco sobre la meta de Julio Iricibar. Lo hizo en pocas ocasiones porque el vallisoletano se supo adelantar a todas esas acciones. Lo hizo pese a la insistencia del equipo maño en su área. Durante los 90 minutos, los zaragocistas lanzaron siete balones al área de Julio. Ninguno terminó en remate por su anticipación.
La cantidad de balones colgados al área del Real Valladolid fue altísima. Muy superior a la pucelana pero en la diferencia estuvo el cancerbero. Julio transmitió seguridad, leyó el partido, jugó sus bazas y araño sus segundos. Apostó con sus cartas y no perdió. Es más, ganó muchos metros en su carrera por llegar a la ficha del primer equipo. Aunque en pocas días su realidad vuelta al césped sintético quemado, abrasado y borrado de los anexos, el cartel que deja es imborrable. La nota que desde el club se ha hecho de estos dos partidos es imborrable y en el futuro más cercano se podrá ver el resultado de un juego y una demostración soberbia de un jugador de grandes cualidades que ante sus oportunidades con los proyectos de mayor envergadura económica de la categoría ha mostrado un nivel altísimo. Un nivel acorde a su calidad y a su demostración en otras categorías del club.