El Real Valladolid se impone (0-2) al Pontevedra en el último amistoso del stage gallego. La actuación de Óscar, vital para los goles de Juanpe y Guzmán Casaseca
La estancia del Real Valladolid en Mondariz era importante. Posiblemente, el tramo más decisivo de la actual pretemporada. Es así porque, por norma general, los stage de pretemporada son el tiempo en el que un equipo crece gracias a adoptar las señas de identidad más importantes que busca el entrenador. En los partidos que se disputan en dicho periodo de preparación es el momento de mostrar que el equipo entiende esas ideas y que las comprende a la perfección. En la ejecución está la demostración de que el grupo está con el patrón del entrenador. Bajo estas premisas, la idea de Gaizka Garitano se ha inculcado en el grupo. El plantel blanquivioleta reconoce qué es lo que quiere el nuevo cuerpo técnico y lo ejecuta a la perfección.
Presionar la salida del rival, terminar rápida las jugadas tras robo y ser muy profundos e incipientes por las bandas. Además, el equipo no es sólo juego de presión. Con el balón busca un juego elaborado pero profundo. Este Real Valladolid no se entretiene en el juego desde atrás y la línea de apoyo que existe entre el centro del campo y el delantero centro es vital en esta situación. Para crear juego, el mediapunta y los extremos son vitales. Los movimientos de basculación y ruptura de las bandas posibilitan que el equipo sea llegador en pocos toques. Si a ello se le añade la calidad y el estado que está demostrando Óscar González en estas semanas, el cóctel debe salir exitoso. Debe serlo no ahora, sino en unos meses. Antes de llegar a ellos, la ilusión es grande y el Real Valladolid mejora semana a semana.

Dominio sin goles
La primera parte se resume en que el Real Valladolid no fue capaz de anotar un gol al Pontevedra pero en esa sinopsis hay muchos más detalles y de calificación positiva más que negativa. Además de ver que Alejandro Alfaro es el futbolista con el que se soñaba y no aquel futbolista de mala fortuna de la temporada pasada, la victoria en el estadio de Pasarón deja muchos más detalles para la emoción. Ilusión comedida pero emoción al fin y al cabo, hecho que necesita el entorno del Real Valladolid para engancharse al equipo como no lo hizo el año pasado.
Antes del descanso de un encuentro que cerraría sus primeros 45 minutos sin goles, Caye Quintana pudo romper las tablas con un buen remate de cabeza. Poco después sería Renzo Zambrano el que pudo anotar gracias a una buena jugada de Ángel en el carril izquierdo. Tras un inicio equiparado, la calidad del centro del campo pucelano marcaba diferencias. Los kilómetros que poseen en sus piernas André Leão y Álvaro Rubio más un amago de desparpajo de Renzo Zambrano en la creación de juego mejoraron la versión del Real Valladolid en el transcurso de su tercer encuentro de la pretemporada.
Este nuevo Real Valladolid parece tener claro que debe estar trabajado en todas las funciones. Algo obvio que no siempre ocurre y que deja aspectos del juego olvidados. En este Pucela la estrategia ofensiva no parece ser residual y en ella puede haber muchos puntos. Con Marcelo Silva y Samuel Llorca en la primera parte, los de Garitano crearon peligro y mostraron que las nuevas incorporaciones defensivas muestran dominio del juego aéreo. Uruguayo y alicantino no vieron puerta en sus intenos. Minutos más tarde su compañero Juanpe inauguraría el marcador con un remate de cabeza.
Y Óscar cambió el partido
Antes de que Juanpe marcara el primer tanto de la tarde, Óscar ya había demostrado que es el jugador más diferencial de este equipo. Ante el Celta de Vigo B fue protagonista en dos de los tres goles y en Pasaron fue creador de los dos tantos pucelanos. En el primero al asistir a Juanpe y, en el segundo, tras buscar el hueco que aprovecharía Juan Villar para asistir a Guzmán Casaseca en el tercer tanto de pretemporada del pacense.
Previo a determinar el partido en las dos jugadas del gol, Óscar ya había cambiado el ritmo del partido. Con su entrada en el descanso, el Pucela ganó en fuerza, velocidad y claridad en el último cuarto. En el tramo en el que Mágico es determinante, los de Garitano no estaban acertados en los primeros 45 minutos. Con su entrada todo cambió y el Real Valladolid empezó a demostrar quién era el equipo de mayor categoría. Afortunadamente, Óscar está de dulce. Se le ve cómodo. Presiona, lidera y ejecuta. Éste es el mejor charro posible y el Real Valladolid se está basando en él para crear buenas sensaciones en los primeros encuentros de pretemporada.
Las opciones de Dani Vega
Ya con el 0-2 final en el marcador, Gaizka Garitano introducía seis cambios en el minuto 73. A falta de 17 minutos, el entrenador de Derio completaba el giro total al equipo titular con la entrada de cinco jugadores del Promesas y Mario Hermoso, quien cierra la estancia en Mondariz con inmejorables sensaciones.
En esos casi residuales 17 minutos que unían el cambio múltiple con el pitido final, el Real Valladolid consiguió no hacer lento el partido. El ritmo siguió. Con la frescura de los laterales, la insistencia de Anuar en todas las facetas de su juego y la movilidad constante de Dani Vega, Garitano volvió a sonreír al final del partido. Como hizo ante el Celta de Vigo B en Mondariz, el nuevo preparador pucelano cerraba el partido con buenas sensaciones, ideas que hablan de un equipo ordenado, trabajado y muy pendiente de la presión. Tras robar, algo vital, el centro del campo está poblado con jugadores determinantes para buscar los constantes movimientos y permutas de una zona ofensiva que antes de ver la llegada de sus delanteros y sus últimos jugadores, apunta a liderar al éxito a este proyecto. Es pronto para saberlo pero sí parece tener un camino gustoso.