En julio de 2013 Juanpe cerró su etapa en Las Palmas con personalidad. Pese a no tener una oferta en firme, hizo las maletas. A los días surgió la opción del Racing
“Me voy y me voy”. Así de contundente se mostró Juanpe Ramírez, nuevo jugador del Real Valladolid, hace dos veranos cuando quiso abandonar la disciplina de la Unión Deportiva Las Palmas. El defensa central rompía el contrato de una temporada que le quedaba con la entidad amarilla al ser consciente de que no iba a ser titular y no iba a tener un papel, quizás, ni secundario. Con esta rotundidad y una personalidad casi impropia de un jugador de 20 años, el futbolista se desvinculaba sin tener nada apalabrado. Tal fue el convencimiento del jugador a la hora de salir de Gran Canaria, que rechazó la opción de hacer la pretemporada con el equipo o, incluso, con el filial grancanario. Su etapa en Las Palmas había terminado. Juanpe lo tenía claro y tomaba la decisión con todas las consecuencias.
Ese convencimiento deportivo no tuvo un beneficio económico para el nuevo blanquivioleta. Ni mucho menos. El acuerdo por esa temporada que le restaba de contrato no fue beneficioso para él, hecho que no puede afirmar el club. Con su salida en 2013, el club se desprendía de un futbolista con el que Sergio Lobera no contaba y lo hacía tras una indemnización mínima. En aquel momento, el club era el único vencedor. Pasado un año y al ver que firmaba un contrato de tres temporadas con el Granada, el jugador podía demostrar que su plan había salido la perfección. La confianza sobre su rendimiento le devolvía con esa firma todo lo perdido con la anterior, aquella que cerró con el equipo al que llegó con 14 años.
33 partidos con el primer equipo
Desde su debut con el primer equipo amarillo hasta su desvinculación con Las Palmas pasaron cuatro años, tiempo en el que sólo disputó 33 partidos con la primera plantilla. Desde que el 13 de junio del año 2009 sustituyera a Jorge Larena en un duelo ante el Rayo Vallecano, el bagaje del nuevo central pucelano fue débil. La temporada siguiente a la del debut, la vivió íntegramente con el filial. La siguiente, la 2010/2011, Paco Jémez apostó, inicialmente, por él y le otorgó ficha de primer equipo.
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La fortuna fue inicial. Con la competición en marcha, 11 partidos y sólo 772 minutos. Por lo tanto, alegría compartida. Era jugador del primer equipo pero no lo podía demostrar sobre el terreno de juego. Un año más tarde tuvo la suerte de vivir una gran campaña. De la mano de Juan Manuel Rodríguez, más de 1.500 minutos en 19 partidos. Un bagaje alto que parecía hacer ver su despegar. Tristemente, nada más lejos de la realidad. La llegada de Sergio Lobera le cerró todas las puertas y tras más de un año muy difícil con él, hizo las maletas para Santander.
Esa seguridad mostrada por el futbolista grancanario a la hora de rescindir su contrato se debió a la seguridad que tenía en vivir otra tortura. Se trataba de un nuevo suplicio ya que la temporada anterior, con el zaragozano en el banquillo, Juanpe disputó sólo dos encuentros. Consciente de la posibilidad de un año similar, hizo las maletas para triunfar. En gran parte lo ha conseguido y lo ha hecho pagándose alguna venganza. Curiosidades del fútbol, el día que él consumó su ascenso con el Racing de Santander, Sergio Lobera era cesado en Las Palmas. El entrenador que menos había confiado en él en su casa, era relevado a falta de dos jornadas. La decisión, complicada de entender, demostraba qué tipo de proyecto era el amarillo en 2014 y lo bien que hizo Juanpe en abandonar ese proyecto para disputar 35 partidos y vivir un ascenso en su mejor año como profesional.