Partido para olvidar de un Real Valladolid que vuelve a salir de las posiciones de ascenso directo a Primera división. Goleada de Mel a Rubi ante 40.000 almas al sol
«Un Real Valladolid goleado y humillado en Sevilla» | Crónica de la derrota ante el Betis
09:30 de la mañana. Suena el despertador. Mañana de partido, mañana de Real Valladolid. Nervios a flor de piel ante un encuentro vital. Con la entrada del Benito Villamarín en la mano, me levanto rápido. 10:00 horas, duchado y con poca hambre, un desayuno ligerito y ruta al estadio para disfrutar de mi Pucela. ¿Disfrutar? Pensaba que sí. Me equivocaba. Eran las 11 y una de las calles aledañas al estadio ya estaba inundada de casacas verdiblancas. Envidia sana, mucha envidia. Me vienen recuerdos de partidos en Zorrilla y se me cae el alma a los pies. Cruzcampos a parte, gente encantadora, pero fundamentalmente gente de su club, aficionados de pro. 11:40 y 30 valientes empezábamos a achicharrarnos en el gallinero. Buenas vistas de partido para las dimensiones del Benito Villamarín. Ahora sí que hay nervios. Con el himno local, el corazón en un puño, las cosas como son. Comienza el partido. El Pucela agazapado, con pocas intenciones de creerse mejor que su rival. Con ese 4-3-3 que siempre ha dado resultados, la presión de los de Mel haría estragos con Lolo Reyes y N’Diaye a la cabeza. Otro fallo defensivo y Jorge Molina abre el marcador. Golazo a todas luces. Se veía venir. 12:45, descanso, lo mejor que nos podía pasar. 13:00 horas, arrancan los 45 minutos de la esperanza. Nada más lejos de la realidad. Un tal Rubén Castro nos abochornaría. Tres zarpazos y para casa. 4-0, si, 4-0 y vuelta a la realidad. Otra vez hay que guardar la mesa porque ese golpe tendrá que esperar. Sábado 14 de marzo, ¡llega pronto por favor!

Niños en cuerpos de padres
Con la clasificación en la mano, esta goleada no tiene nombre. La igualdad que siempre se ha mostrado en la Liga Adelante no apareció en la mañana del domingo. Hasta el primer gol bético, el duelo era de poder a poder, pero a partir de ahí, el Pucela se diluyó como un triste azucarillo. Pases más propios de niños miedosos eran marrados una y otra vez. El cuadro de mandos estaba desarticulado y los hombres de ataque, llámense Óscar González o Jonathan Pereira simplemente parecían no haber saltado al terreno de juego. Una pena. El Real Valladolid les necesitaba y el partido les pedía su colaboración para ganar en fútbol y brillantez.
Con todas estas circunstancias, el encuentro sólo tenía un sentido. Niños vestidos con el logotipo de Cuatro Rayas en el pecho no superaban a guerreros con trece barras en el corazón. Ese equipo demoledor de la pasada jornada se veía muy vulnerable a poco que el contrario superaba el centro del campo. Ni la supuesta superioridad numérica en le parte central del terreno de juego funcionaba. El ascenso directo no va y viene como este espíritu blanquivioleta. Hay que cogerlo y no soltarlo nunca, como las ganas e intensidad que deben tener unos profesionales y que en muchísimas jornadas se ha visto en este Real Valladolid.
Zaga sin retaguardia
Uno de los pilares en los que se fundamenta este Real Valladolid es la defensa. No solamente la línea defensiva y Javi Varas sino desde que el delantero va a presionar la salida del balón rival. Cuando la parroquia pucelana está presente, es decir, cuando se juega en casa, los problemas aparecen en contadas ocasiones. Desde la grada de Zorrilla se ve a un plantel bien plantado, con las ideas muy claras y no dejando opción a sus oponentes porque desde el primero hasta el último que viste la casaca blanquivioleta se deja el alma. Lo hace, inicialmente, defendiendo para, posteriormente, buscar ese gol que permita que la victoria se quede en casa.
Cuando el equipo viaja lejos del estadio José Zorrilla, el cable de la defensa férrea y sin fisuras se desconecta. Fallos impropios de grandes jugadores y de la talla de Marc Valiente o Jesús Rueda, saltan a la palestra y evidencian los problemas de este Real Valladolid. Mallorca o Sevilla son claras muestras de esto. Lagunas en el centro de la defensa, sin cobertura de los laterales, que sirven en bandeja goles muy evitables.
Ganas de ganar
Aunque el plantel que lidera Rubi haya dado un paso atrás, otro más este año, la jornada no ha resultado del todo mala como parecía al final del partido. Dos enfrentamientos directos también se han sucedido este fin de semana y las noticias no han podido ser mejores. La Ponferradina goleaba (3-0) al Girona mientras que Sporting de Gijón y Las Palmas empatan (1-1) en su duelo particular. Los mejores resultados posibles para el Real Valladolid.
En la próxima fecha, otro duelo en la cumbre, más concretamente entre primero y segundo puede provocar que si el Real Valladolid gana su compromiso frente al Numancia, viva una jornada más en puestos de ascenso directo, con el permiso del Sporting, indudablemente. Insulares e hispalenses dirimirán un encuentro de altos vuelos, donde el Pucela puede ser el gran beneficiado. Esperemos que sea así. Por ello, la próxima cita para todo aficionado pucelano es el próximo sábado a las 21:30 horas en el José Zorrilla.
