Rubi diseñó un partido que nunca se cumplió. El Betis superó en todo momento a un Real Valladolid dubitativo que no supo qué hacer para mejorar un inicio desastroso
• Rubi formaba un planteamiento para el Benito Villamarín con un esquema liderado por tres centrocampistas.
• Óscar González y Hernán Pérez acompañaban al vigués en la zona más ofensiva del erróneo esquema pucelano.
• El Real Valladolid ni se encontró ni mejoró durante los 90 minutos. Siempre se vería superado por el R. Betis.
Tras la lección magistral de Rubi en el duelo ante el Sporting de Gijón, el entrenador catalán se había visto reforzado. Su trabajo, muchas veces infravalorado, volvía a salir a la palestra tras sorprender a Abelardo y ser protagonista de la primera derrota asturiana fuera de El Molinón. Hace sólo ocho días, el entrenador catalán conseguía adelantarse al partido y entender a la perfección que exigía el duelo con su propuesta. En esta ocasión, en Sevilla y en un partido tan importante como el del estadio José Zorrilla, el equipo perdió antes de saltar al terreno de juego. La propuesta pucelana, unida a la bética, dejaba a los visitantes en inferioridad. Superados desde el pitido inicial, el Real Valladolid se mostró como un equipo roto. Dos partes muy diferenciadas que el rival aprovechó para una goleada más propia de otra categoría.
«Un Real Valladolid goleado y humillado en Sevilla» | Crónica de la derrota ante el Betis
Juan Ignacio marcó el camino
Hace hoy justo un año, el Real Valladolid ganaba (1-0) al Fútbol Club Barcelona en la mejor victoria con Juan Ignacio Martínez en el banquillo blanquivioleta. El hoy técnico de la Unión Deportiva Almería sorprendía con su planteamiento y el rival se veía superado por una propuesta perfecta del entrenador alicantino. Emocionado y excitado por la gesta conseguida o, quizás también, por las ganas de premiar a los autores de lo que el diario Marca denominó en su portada como ‘El Pucelazo’, una semana después Juan Ignacio Martínez creó una idea similar.
En la visita al Sánchez Pizjuán de Sevilla, el planteamiento fue parecido. Tristemente y pese el éxito de pocos días atrás, el resultado fue totalmente diferente. El Real Valladolid fue superado en juego y marcador (4-1) en lo que se consideró una demostración clara de que cada partido exige una idea. Esa sensación dejada hace casi un año en Sevilla se ha vuelto a repetir en la actualidad. El resultado del Benito Villamarín demuestra que cada rival obliga a unas ideas y que el Sporting no exige lo mismo que el Real Betis como el Barcelona no pedía hace un año lo mismo que el Sevilla.
Una lectura equivocada
Nunca me cansaré de decir, y de pensar, que cuando un entrenador toma una decisión es porque él piensa que es lo mejor para el equipo. Ve los entrenamientos de su equipo como nadie. Posee unas cifras y unos datos que nadie más tiene. En definitiva, los recursos que él tiene sobre el equipo son los mejores. Son únicos. Si toma una decisión es porque ve algo que nadie de fuera del club ve. Marcado este asunto, tras terminar el partido, el cuerpo técnico es juzgado por el devenir del partido y el resultado que ha dado su idea. Por ello, en el caso de Rubi y el encuentro en el Benito Villamarín, el suspenso es alto. Nada de lo que propuso salió como él esperaba y como el partido exigía en su inicio y con el paso de los minutos.
Rubi, como Juan Ignacio Martínez hace un año, quiso copiar un acierto y nada resulto positivo. Su idea se derrumbó y lo hizo desde el primer instante. El entrenador catalán colocó “tres futbolistas por dentro”, como él dice, para dominar el partido pero nada pareció así sobre el campo. La plasmación del planteamiento era más a la de partir al equipo. Ocho futbolistas por detrás del balón y tres hombres de calidad arriba para decidir el encuentro. El equipo estaba roto y nadie lo conseguía unir.
David Timor estaba, posiblemente, mal colocado. Buscando bascular al rival para sorprender con la apertura hacia el extremo puro, el valenciano estaba en la otra esquina. El ‘22’ pucelano no tenía el protagonismo que posee cuando Mojica está en el campo por la distancia en metros. Entre él y las rupturas del paraguayo había demasiada distancia. Tanta como para que el ex de Osasuna no intentara ninguna diagonal.
Si en ataque el equipo estaba descompuesto, el planteamiento también era negativo en campo propio. La entrada de Jonathan Pereira por Óscar Díaz restaba trabajo defensivo al equipo. Así, Carlos Peña, superado durante los 90 minutos, se encontraba en inferioridad durante todo el partido. La mala situación del salmantino no quedaba sólo en él. Era contagiosa y Jesús Rueda se veía también señalado. Ni David Timor ni, por supuesto, Jonathan Pereira u Òscar González daban apoyos. En este sector del campo se veía que el Pucela estaba roto y superado en su propio éxito. La grandeza de la victoria ante el Sporting obnubilo a Rubi para repetir un planteamiento que nunca más se verá. La victoria ante el Sporting fueron sólo tres puntos como, desgraciadamente, fue sólo la histórica victoria del Real Valladolid de Juan Ignacio Martínez ante el Fútbol Club Barcelona.