El Real Valladolid firma un gran encuentro ante casi 15.000 aficionados congregados en el estadio José Zorrilla. Los de Rubi regresan a las máximas garantías del éxito
«Rubi propone una batalla que el Pucela conquista» | Crónica de la victoria ante el Sporting
Eran las 13:00 horas del sábado y todo el centro de Valladolid estaba tomado por una gran marea de aficionados asturianos. La conocida ‘mareona’ llegaba dispuesta a dar mucha guerra. Futbolísticamente hablando. Más de 3.000 camisetas rojiblancas se daban cita en la Plaza Mayor y sus alrededores. Para los locales, el encuentro era como tirar una moneda al aire. Todo o nada. Un triunfo blanquivioleta hacía que ambas escuadras empataran a puntos. Por el contrario, una derrota colocaba a los del Abelardo a una importante distancia. Tensión por todos los costados en un duelo de Segunda división pero con un claro aroma a Primera. El partido ofreció intensidad, lucha y entrega. Afortunadamente, la balanza caía para el bando pucelano. Pronto se vislumbraría quién iba a ser el jugador determinante. En su primer partido como titular, el paraguayo Hernán Pérez daba un clínic de cómo debe actuar un extremo. Al cuarto de hora, un buen desmarque le dejaba sólo frente a Alberto. Con un gran toque adelantaba al Pucela. Diez minutos después, el paraguayo centraba y Óscar volvía a superar al guardameta astur. En el segundo acto, con el Sporting en busca de un gol que los metiera en el partido, David Timor sentenciaba el duelo. Con l terer tanto se cerraba un gran partido en todos los sentidos pucelanos.

Bienvenido 1-4-3-3
Después de muchas jornadas con el esquema de 1-4-2-3-1, las bajas y el rival con el que había que competir provocaban que Rubi tuviera que volver al 1-4-3-3 que tan magnífico resultado dio en los meses de diciembre y enero. Bendito problema, pareció pensar Rubi al diseñar el encuentro. El control del esférico entre equipos que quieren cimentar su triunfo en la posesión resulta clave desde el inicio. Consciente de que el encuentro podría basarse en este punto, el preparador catalán colocó en el centro de mandos toda la artillería posible. Cuatro futbolistas tenían opciones de ser de la partida pero sólo tres se vestirían de corto. Aquí no hubo sorpresas y el cuerpo técnico apostó sobre seguro. André Leão, David Timor y Álvaro Rubio eran los encargados de pilotar la nave blanquivioleta frente a una marea muy calmada en su visita al estadio José Zorrilla.
Por parte del planteamiento que Rubi disponía para el Real Valladolid desde la grada, en las posiciones ofensivas surgían muchas más dudas. Con Johan Mojica en el alambre hasta minutos antes del partido, en las quinielas sobre el once titular había muchas variantes. Finalmente, los elegidos fueron Óscar González, Óscar Díaz y Hernán Pérez. Verdaderamente, con este plantel y este planteamiento, a poco que se ponga una buena intensidad y una fuerza futbolística alta, la victoria se puede convertir en una agradable monotonía.
Hernán Pérez, un jugador de Primera
Desde que su nombre se daba a conocer como futurible pucelano, ‘Desde la grada de Zorrilla’ la ilusión creció exponencialmente. Ya en su presentación oficial como futbolista del Real Valladolid, las preguntas seguían un mismo cauce: saber la fecha para su debut con el Pucela. Las jornadas han ido pasando y el paraguayo, poco a poco, se ha puesto a tono y los minutos han ido en aumento. La competencia es grande y sus meses de inactividad han hecho que la titularidad se le resistiera hasta esta fecha.
Por fin, en la pizarra de Rubi aparecía el nombre de Hernán Pérez. El puesto de extremo derecho llevaba su nombre. ¡Y qué nombre! La expectación era máxima y el paraguayo no defraudó. Uno más en defensa y un puñal en ataque. Su bombona particular no duró los noventa minutos pero el tiempo que estuvo en el campo, volvió loca a toda la zaga rival para contribuir a la victoria local con un gol y una asistencia. Si las lesiones lo respetan, hay futbolista para rato.
El equipo no caminó solo
Una vez asimilado la debacle de la semana pasada en Tenerife, todos los ojos del entorno blanquivioleta estaban puestos en este partido. Para ganar las guerras hace falta ir conquistando batalla a batalla pero la importancia de este duelo era tal que la guerra podía decidirse en un solo envite. Por todo esto, el llamamiento a la afición hizo que el estadio José Zorrilla se engalanará. Los cánticos de los aficionados del Sporting se diluían ante el estallido atronador de toda la parroquia pucelana. Los jugadores son los que realmente tienen que poner toda la carne en el asador pero con una afición que, en esta ocasión, estuvo más animosa que nunca, el partido se empieza a ganar desde la grada.
La lástima está en que sean contadas las ocasiones en las que se produzca este fenómeno. En la próxima parada de esta temporada del Real Valladolid, si todavía algún aficionado pucelano necesita una muestra de cómo una afición se entrega por su equipo, que no dejen de ver el próximo domingo la visita del Real Valladolid al Benito Villamarín. Los aficionados verdiblancos se vuelcan con su equipo tanto o más que los pucelanos el pasado sábado. Y no es poco.
