Gracias a un gol de Mojica, el Real Valladolid regresa a la senda de la victoria (1-0) tras imponerse al Recreativo • El Pucela comienza el plan para regresar a la ilusión

Durante la temporada pasada, cuando peor estaba el Real Valladolid que lideraba Juan Ignacio Martínez, Álvaro Rubio intentó calmar los nervios del entorno blanquivioleta con unas declaraciones de capitán. “Volveremos a ganar. No tengo duda. Eso sí, lo que está claro es que no será en un partido fácil con un resultado abultado”. El riojano, experto con sus casi dos décadas en el fútbol profesional sabía que el regreso a la senda de la victoria era complicado. Ahora, tras una mala racha y una dinámica de resultados casi tan negativa como la de la temporada pasada, los pasos para mejorar hay que cumplirlos semana a semana, partido tras partido y nunca de golpe. Un encuentro no elimina de un plumazo todo lo negativo. Puede enmascararlo pero jamás solucionarlo.
Si se quiere una mejora fiable, evolutiva y no uno vaivén, el equipo debe marcarse unos plazos. Dejar atrás todo los problemas que han llevado a esa mala dinámica e intentar crear un formato que invite, de nuevo, a la ilusión. Hace un año, por desgracia, no se consiguió pero ahora se busca una dinámica diferente. Tras dos puntos de los últimos doce posibles, una victoria en los últimos cinco encuentros y un gol en 458 minutos, lo importante ante el Recreativo de Huelva era una victoria, tres puntos que “cambiaran la dinámica” como afirmaba Rubi en la rueda de prensa del pasado viernes.
Por fortuna para los intereses blanquivioletas, el cambio de dinámica ha llegado. Dejando atrás un mes de noviembre desastroso, el equipo comienza diciembre con aires renovados e intenciones muy positivas. El primer paso está conseguido. Ahora toca trabajar sobre este “cambio de dinámica”. El gol de Johan Mojica, segundos antes del descanso, debe elevar la moral pucelana, remarcar la línea de trabajo y hacer frente a las críticas, quejas y fantasmas creados sobre el equipo en las últimas semanas. Es cierto que la victoria no tiene brillo y que tampoco será recordada al final de temporada pero sí que podría ser definida como el inicio del plan que devolvía la ilusión perdida al Real Valladolid. Casi nada.
Un planteamiento directo y profundo
Sin Óscar Díaz en el once inicial, con David Timor en el eje del centro del campo y con Samuel Llorca y Chus Herrero como pareja de centrales, Rubi marcaba cuál sería la idea blanquivioleta para el encuentro: buscar los espacios. El cuerpo técnico blanquivioleta diseñaba el partido con un objetivo claro y definido de ser más letales en los últimos 40 metros. Con una idea de desplazamiento en largo desde la línea de atrás, Óscar González tendría más opciones al verse más liberado del marcaje fijo que sufre en otras ocasiones cuando es él el que debe guiar los últimos metros pero partiendo casi desde campo propio.
Gracias a esa liberación que, desde el inicio, encontraba Óscar González, los extremos se verían favorecidos. El tanto de Mojica podría demostrar ese punto de liberación que encontraron ante el Decano pero antes y después hubo muchos movimientos que lo ejemplificaban de una forma más rotunda. La velocidad de Mojica y el intento de juego interior de Bergdich eran las claves de un Real Valladolid al que le costaba adaptarse a lo que pedía Jeffren Suárez en el puesto de ‘9’.
Jugadas rápidas o elaboradas ya en el campo onubense pasaban a ser el patrón de un Real Valladolid que lejos de ser un equipo con dominio total del partido recuperaba la mayor esencia que ha obtenido desde la llegada de Rubi: esa versión camaleónica que le lleva a saber adaptarse al partido y a la exigencias de éste y el rival. Ante el Recreativo, lejos de florituras el equipo sabía que lo importante no era el cómo sino el qué. La victoria era vital. Los métodos, la mejora y el avance serán exigencias futuras cuando el equipo progrese en la devolución de la ilusión perdida.
Un tanto con carencias y posibilidades
El encuentro se decidiría poco antes del descanso. Segundos antes del intermedio, el Pucela mostraba carencias y virtudes pero que, en este caso, valdrían para romper la racha de 504 minutos con un único gol. Con André Leão sorprendiendo con su llegada al área, el equipo gana enteros y supera la carencia de no tener una referencia en el área. Sin Jeffren en la zona peligrosa, Mojica, Bergdich y Óscar buscaban un remate que encontraría el colombiano en el segundo palo.

Pese a la falta de profundidad y nueva muestra de necesidad de un ‘9’ de referencia que se mostraba en la jugada del gol, los movimientos e intercambios constantes que tiene trabajados el equipo valían para que Johan Mojica se coloque como segundo máximo goleador del equipo. En este caso, las alternativas daban fruto y se imponían a unas carencias que no desaparecen porque, como bien decía Álvaro Rubio el año pasado, una dinámica no se cambia en un solo partido. La mejora llega desde el trabajo que se sobrepone a las limitaciones que uno tiene. El Real Valladolid por diferentes motivos posee muchas debilidades pero trabaja por taparlas y esconderlas como en el tanto de la victoria.
Versión madura
Tras ver cómo Mojica empujaba el esférico, el recuerdo del partido ante Las Palmas saltaba en el estadio José Zorrilla. Ventaja antes del descanso pero debilidad tras el paso por vestuarios. En este aspecto, el equipo también ha mejorado en estas semanas. El cuerpo técnico ha detectado debilidades que semanas atrás quizás no había localizado y en esta segunda parte, los pucelanos mostraban una versión más madura.
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Siendo evidentes las diferencias, sobre todo ofensivas entre Las Palmas y Recreativo, el equipo ha mejorado en el trabajo de lectura del partido en las últimas semanas. En esta ocasión, los pucelanos se mostraban muchos más fuertes atrás y concedían muy poco. No evitaban el juego de ataque y la rapidez de juego por la banda izquierda donde Mojica no se cansaba pero no perdían de vista la obligación de no dejar huecos atrás. David Timor y André Leão se multiplicaban en campo propio para no dejar espacios entre líneas que el Recreativo pudiera usar como hizo Las Palmas. En esta ocasión, el rival no generó nada y ahí el Real Valladolid tiene mucha culpa. El equipo, dentro de la marabunta de las últimas semanas, ha sabido encerrarse para mejorar y pulir aquellos detalles negativos que han llevado a la racha de resultados de las últimas semanas y que han provocado la reducción de una ilusión que, tras esta victoria, debe creer siempre y cuando Rubi y los suyos cumplan los plazos para una mejora constante y progresiva.