Y Alfaro afianzó las cualidades que se esperaban
Un ascenso y una temporada con más de 3.000 minutos en Primera resume la etapa de Alfaro en Tenerife. Más allá de los datos, en Canarias el futbolista explotó
• Un ascenso y 22 goles, datos para crear al nuevo ídolo de una afición que regresaba a Primera tras siete años.
• Tras la campaña del ascenso, Alejandro Alfaro se afianzó en la élite tras la disputa de más de 3.000 minutos.
• Pese al descenso de 2010, el onubense sigue teniendo un sitio reservado para los aficionados del CD Tenerife.
Después de dejar grandes sensaciones en la cantera sevillista, ser vital en el ascenso hispalense a Segunda división en 2006, y conseguir hacerse un hueco en el primer equipo hispalense, Alejandro Alfaro, nuevo jugador del Real Valladolid, necesitaba demostrar que estaba preparado para objetivos más ambiciosos. Así, y tras analizar muchas de las propuestas de las que tenía sobre la mesa y de las que una sería blanquivioleta seguro, el onubense decidió hacer las maletas y emprenderse en una doble cesión al Club Deportivo Tenerife, equipo que por aquel entonces vivía obsesionado con regresar a Primera división tras siete años en Segunda.
De esta forma, Alfaro llegaba al Heliodoro Rodríguez López y lo hacía para convertirse en el ídolo de la afición chicharrera y para formar, junto a Nino, una de las parejas más recordadas de la historia reciente tinerfeña. La realidad es que el nuevo jugador blanquivioleta buscaba minutos, oportunidades y la opción de afianzar esas cualidades que atesoraba y en Tenerife lo encontró todo. Minutos tuvo casi 7.000 en dos años. Goles realizó muchos ya que terminó su periplo canario con 29 dianas. Y confianza tuvo toda la posible. Así, y con estos tres ingredientes, se podía confirmar en 2010, cuando terminó su estancia en Tenerife, que sí, que Alfaro había conseguido el objetivo de su doble cesión y que demostraba que en sus piernas había tanto fútbol, o más, del que venía prometiendo desde su llegada a la cantera del Sevilla.
Amargura menor
Pese que esta estancia en el Heliodoro Rodríguez López terminara con el descenso de 2010, Alejandro Alfaro sólo tiene buenas palabras para lo vivido en Canarias. Al igual que Canarias sólo tiene buenos recuerdos del nuevo jugador del Real Valladolid. El cariño, el respeto y la admiración que desde el entorno chicharrero se tiene por el futbolista restaron mucha amargura a la tragedia que siempre supone perder una categoría que tanto sudor ha costado y por la que tanto ha peleado el equipo y el jugador.
Por suerte para Alfaro y aquel Tenerife, que llegó vivo hasta la última jornada, la presión era mínima. Todos en Canarias sabían de la dificultad del toro que se presentaba al regresar a Primera y la temporada se planteó con el objetivo de disfrutar y buscar el éxito desde la tranquilidad y la unión constante.
Con el planteamiento tinerfeño, el nuevo jugador blanquivioleta pudo vivir dos años mágicos y de grandes resultados individuales. Para Alejandro Alfaro fue tan importante la campaña del ascenso, los 22 goles anotados y el protagonismo adquirido como los más de 3.000 minutos de la élite y los siete goles de aquel año. Todo lo que envolvió aquellas dos campañas fue importante para el futbolista porque mucho más lejos de los datos, los goles o el protagonismo estaban las sensaciones de que este jugador ya estaba capacitado en 2009 para tener un sitio privilegiado en el fútbol y poder conseguir su sueño de tener ficha en el primer equipo del Sevilla F.C.