La temporada 2012/2013 no pasa desapercibida para la carrera de Javi Varas. En Vigo, además de ser titular indiscutible, conoció un club y un ambiente inolvidables
• Con 3.104 minutos disputados, repartidos en 35 partidos, Javi Varas vivió su mejor año en Primera división.
• Varas tuvo que cerrar su periplo vigués tras visitar Zorrilla y sufrir una dura lesión en su brazo izquierdo.
• Indiscutible en la meta, valorado en el vestuario y querido por la afición, Varas cerró un gran año en Vigo.

Era el 26 de mayo de 2013 y Miroslav Djukic se había despedido del estadio José Zorrilla como entrenador del Real Valladolid de la peor forma posible. El ciclo de conformismo y dejadez con el que terminó aquella maravillosa temporada en el Pucela se cerraba como locales con una derrota (0-2) ante el Celta de Vigo. Aquella tarde, el equipo de Abel Resino daba un paso de gigante hacia su salvación. La victoria era vital pero se cobraba una víctima de mucha relevancia. Javi Varas, nuevo portero del Real Valladolid y, por aquel entonces, meta vigués, se lesionaba su brazo izquierdo y se perdía la batalla final ante el Espanyol.
Tras acabar el partido y ya conocer el alcance de su lesión, Javi Varas no podía parar de llorar. La emoción le superaba al saber que ya había jugado sus últimos minutos como jugador del Celta de Vigo. Aquel día, en el que será su nuevo estadio, el sevillano se despidió de una afición que le valoraba mucho y que le despedía con una tremenda ovación en un estadio José Zorrilla casi vacío. Aquella despedida resumía todo lo que había sido la temporada 2012/2013 para el jugador. Había sido un año duro en el que al equipo gallego le había costado conseguir el objetivo, pero que terminaba con el club en la élite y con Javi Varas con la experiencia de 35 partidos más en Primera en lo que era la temporada de más minutos del jugador en la máxima competición española.
Un cambio duro pero gratificante
El resumen final de su paso gallego es tan sencillo como gratificante. Tras ganar (1-0) al Espanyol, el Celta de Vigo celebraba su salvación y Javi Varas, se sumaba a esa alegría. El nuevo futbolista blanquivioleta se añadía a una fiesta que no imaginaba vivir por el dolor con el que llegó hasta Balaídos en agosto de 2012 pero de la que se sentía y era gran partícipe. Para él, salir del Sánchez Pizjuán fue duro. Como en todos los cambios de vida, al portero le costó dar el paso pero, finalmente, lo dio y lo hizo para vivir su mejor campaña como profesional de la élite.
Con 35 partidos disputados y la confianza, primero, de Paco Herrera y, después, de Abel Resino, Javi Varas volvió a mostrar su capacidad para competir en Primera división, categoría a la que espera regresar de blanquivioleta y a la máxima brevedad posible. Con el objetivo deportivo como gran reto, Javi Varas llega al estadio José Zorrilla con la meta de convertirse en un jugador tan vital para Rubi como lo fue para sus entrenadores en Vigo. Si el catalán le da ese protagonismo, nadie duda de que la afición pucelana acabará tan volcada con el nuevo cancerbero como terminó la viguesa. Su rendimiento y su profesionalidad están a cargo del Pucela para ascender como lo estuvieron en Vigo para mantener la categoría con la única petición de que el final no sea en forma de lesión como vivió en Zorrilla, pero de celtiña.
