Óscar Díaz fichó por el Mallorca en 2008 aunque nunca llegó a debutar con el equipo bermellón. Desde el club de Son Moix, el madrileño fue cedido a Vigo y Huelva
• El 2 de julio del año 2008, Óscar Díaz llegó ilusionado a Mallorca tras firmar un contrato por cinco campañas.
• Tristemente, el madrileño no llegó a debutar con los bermellones que en 2010 le dieron la carta de libertad.
• En el tiempo que perteneció al Mallorca, fue cedido en dos ocasiones. Primero al Celta y, más tarde, al Recre.

2 de julio de 2008. Óscar Díaz aparecía en la sala de prensa del estadio de Son Moix y lo hacía con una gran sonrisa en la cara. Pese a una segunda mala temporada en el Martínez Valero, la oportunidad de saltar a Primera división le había llegado en forma de contrato de cinco temporadas con el equipo bermellón. «Es una oportunidad que estaba esperando y para ello he trabajado duro. Espero no defraudar», afirmaba el madrileño en sus primeras palabras en la isla. La ilusión por triunfar y por demostrar sus cualidades invadía a un jugador que ni por un solo segundo podía imaginar lo que le iba a esperar en los dos años en los que perteneció al equipo que, por aquel entonces, dirigía Gregorio Manzano.
Si en 2008 firmaba ilusionado su contrato, en 2010 rubricaba su carta de libertad con una tristeza inmensa. Dos años perteneciendo a la entidad bermellón pero ni un partido oficial con su camiseta y dos cesiones, en la que ninguna de ellas supuso el salto que el jugador podía esperar. El tiempo demostró al nuevo jugador del Real Valladolid que llegar a Primera división no es fácil pero que jugar en ella, todavía menos. La dureza del mazazo vivido en Mallorca necesitó de mucho tiempo para conseguir que esa herida cicatrizase.
«Proyecto de futuro»
Fueron dos años muy crueles para el jugador. Pese a que la primera de las cesiones era esperada por el contrato firmado y la apuesta de futuro que se había hecho con él, la segunda campaña fue la más difícil. Antes de vivir seis meses en los que no se vistió de corto para un partido oficial y tener que aceptar la cesión al Recreativo de Huelva, Óscar Díaz fue cedido al Celta de Vigo.
Un mes después de ser presentado como nuevo jugador bermellón y tras el visto bueno a la operación de Gregorio Manzano, el futbolista se marchó a Balaídos para seguir tomando experiencia. El objetivo se cumplió, pero sólo a medias. El madrileño disputó más de 2.000 minutos pero que no sirvieron para que el Mallorca cambiara su versión sobre él. Se seguía sin contar con sus servicios. Tanto fue así que Díaz vivió seis meses en la grada del Mallorca. Manzano no lo necesitaba y no fue convocado a ningún partido.
Así, y hasta enero de 2010, el nuevo delantero del Real Valladolid formó parte del club bermellón. En el mercado invernal consiguió firmar su cesión al decano del fútbol español en lo que sería el paso previo a su rescisión de contrato. Pese a que le restaban tres años más, el jugador no quería seguir alargando su tortura de Mallorca. Pese a la ilusión con la que llegó, su paso por el club no deja datos y hace de su periplo bermellón como algo invisible en las estadísticas pero sangrante en su recuerdo.
