Valdet Rama abandona el Real Valladolid tras 18 meses. El albanés terminó su periplo de la peor forma posible: no asimilando su rol en Primera división española
• El futbolista albanés se marcha del estadio José Zorrilla con 31 partidos disputados y un gol en San Mamés.
• Tras un mal encuentro en Anoeta y una discusión con JIM, Rama desapareció del equipo para el final de Liga.
• En los ocho últimos partidos ligueros, el extremo no entró, ni tan siquiera, en las convocatorias pucelanas.
22 de noviembre de 2013. Termina la jornada decimocuarta para el Real Valladolid y una estadística destaca en la libreta de Juan Ignacio Martínez. Tras perder ante el Club Atlético Osasuna en el vestuario blanquivioleta sólo hay un futbolista de campo que ha participado en todos los partidos. Ese hombre destacado es Valdet Rama, extremo albanés que durante el verano había renovado sorprendentemente. Tras seis meses iniciales en el estadio José Zorrilla en el que su rendimiento fue cuestionable y su estado de forma terrorífico, Alberto Marcos decidió apostar por él y confió en sus cualidades hasta el punto de ofrecerle un contrato de dos temporadas.
Inicialmente, esa apuesta parecía muy arriesgada. Lo poco mostrado en la temporada anterior no invitaba al contrato que se le firmaba pero, en las primeras jornadas, Juan Ignacio Martínez pareció encontrar una gran utilidad al albanés. Dentro de un rol secundario y basado, principalmente, en una actividad en las segundas partes, Rama tenía un protagonismo muy destacado en el equipo. Con 14 partidos disputados y con 526 minutos parecía haber encontrado un hueco que, con el paso de las jornadas, se alejó ya que en los minutos disputados en ese inicio liguero, Rama disputaría la mitad de toda su participación.
Mucho ruido y pocas nueces
Pese a que el camino del último ‘19’ blanquivioleta fue tomando tintes negativos y muy similares a los de la temporada anterior, antes de todo ello su protagonismo fue alto, o quizás no tanto. Dependiendo de cómo se quiera ver. Pese a ser un futbolista usado y un recambio muy utilizado por el cuerpo técnico, su rendimiento era cuestionable porque sus estadísticas no crecían.
Pese a la confianza y los minutos, Rama ni marcaba ni asistía, algo que lastra mucho a un jugador de ataque. Tan malo fue su rendimiento de cara a puerta, que su primer gol no llegó hasta la jornada 20 y su primera asistencia hasta la 25. Y ahí finalizaron. Las cifras del albanés se frenaron en una demostración clara de su rendimiento pero, también, de su poco interés por aceptar un rol que Juan Ignacio le había instaurado y que era vital para el funcionamiento del equipo, pero que el jugador parecía, poco a poco, negarse a aceptar.
Un final terrorífico
Dentro de ese papel secundario que Valdet Rama tenía en el equipo, sus participaciones se mostraban mayoritariamente en partidos en los que aparecía como suplente. En ellos, a veces aportaba y en otras muchas ocasiones no aparecía porque buscaba siempre la gloria personal. Así, con la paciencia del vestuario casi agotada, llegó el punto y final. En el duelo de Anoeta, ante la Real Sociedad, y en un encuentro en el que los pucelanos se jugaban mucho, Rama no acertó en nada. Ni en el juego ni en las formas.
Esa actitud desesperó a compañeros y a un entrenador que desde aquel día no lo volvió a incluir en ningún plan. Más allá de la jornada 30, Valdet Rama desapareció y pagó todo aquello que no quiso aceptar y por lo que pudo renunciar a trabajar en un equipo de Primera división española. Ese motivo no fue otro asunto que no aceptar un rol tan secundario como fundamental en el Real Valladolid. Sin ese papel, Rama era prescindible como así se demostró en el final de su etapa en el estadio José Zorrilla.