La linterna de Velasco

La linterna de Ángel Velasco, desde el 20 de febrero de 2007 informando y opinando sobre el Real Valladolid

El descenso de 2014

Tristemente, la Segunda División nos espera

La temporada se cerraba con un nuevo tropiezo del Real Valladolid. Sin la victoria de poco valía lo que pasara fuera porque el descenso de categoría se consumaba

Imagen de El Norte de Castilla
La visión del descenso, por Enrique Álvarez

Difíciles líneas por escribir en el día de hoy para los que llevamos el blanco y el violeta en nuestra sangre y en nuestro corazón. Allá por el mes de agosto, muy pocos pensaban que esta temporada iba a ser tan amarga, con muchos sin sabores y pocas alegrías endulzadas que llevarse a la boca. Con un entrenador nuevo que llegaba con buen cartel, sobre todo, de su club de procedencia, Juan Ignacio Martínez aterrizaba en Valladolid con las ideas aparentemente claras y con una gran experiencia a sus espaldas.

La plantilla, por su parte, sin apenas cambios en relación a la temporada pasada, se formaba con un estilo de juego definido y con la experiencia de haberse salvado con casi un mes de antelación el curso anterior. Así, se tenía todos los mimbres necesarios para no pasar problemas para mantener la categoría pero desde los primeros compases del campeonato las cosas empezaron a torcerse. Poco a poco los problemas crecieron en modo de lesiones y los resultados tampoco acompañaban.

Óscar González, pieza fundamental el año pasado, Víctor Pérez o Daniel Larsson, entre otros, se han pasado largos periplos en el dique seco y eso el equipo lo ha notado. Con jugadores clave otros años fuera del once inicial, se ha disminuido la calidad de la plantilla en un gran porcentaje.

Pocas victorias
Las victorias para un club que quiere salvarse no se pueden contar prácticamente con los dedos de una mano. De ser así, todo lastra y el objetivo queda lejos de su objetivo. No sumar más a menudo de tres en tres es una losa que no se puede soportar. Una victoria a domicilio en 38 partidos de liga pone de manifiesto que el Pucela no competía lejos del estadio José Zorrilla. Por otro lado, en el propio feudo vallisoletano, las remontadas han estado a la orden del día. No se pueden dejar escapar tantos puntos en tu estadio contra equipos de ‘tu’ liga si lo que quieres es permanecer en la élite. De Zorrilla se han marchado muchos puntos en varios partidos como contra Elche, Levante, Rayo, Osasuna o Betis.

Todos estos problemas no se han subsanado porque Juan Ignacio Martínez no ha conseguido dar con la tecla en toda la temporada y porque sus alineaciones diferían una tras otra. Tres medio centros o dos, dos extremos y el siguiente día dos interiores, cambio de centrales… Demasiados cambios pero el más llamativo de todos, y que deja a las claras que se hacían cambios por hacer, fue la suplencia de Diego Mariño en favor de Jaime Jiménez. El gallego desaparecía de los planes del alicantino para no volver a jugar ni un minuto. Movimientos inexplicables que no ocurren si las cosas van como deberían ir.

Problemas institucionales
Si a todos los problemas deportivos se suma que institucionalmente el club está en Ley Concursal, que arrastra una deuda muy pronunciada y que algún jugador se niega a jugar y se tiene que mal vender en el mercado invernal, la mezcla es tan explosiva como peligrosa. Más pronto que tarde todo tiene que estallar de alguna manera como, tristemente, ha acabado ocurriendo.

Tras todo lo vivido, resulta llamativo que el equipo haya tenido oportunidad de no descender hasta la jornada final. Ahora ya en Segunda división pero con nuevo director deportivo se espera que se arme un buen equipo para una categoría de plata cada año más complicada. Ese equipo no tiene que contar sólo con futbolistas. Debe ser un equipo con mayúsculas. Desde el que te vende las entradas hasta el mismo presidente de la entidad. Todos deben estar ya pensando en trabajar para que el regreso sea lo más rápido posible.

Ahora y siempre ¡AUPA PUCELA!