Una forma de hablar que condiciona el sentimiento en estas fechas

Llega el tramo final de la temporada y todos los equipos buscan no tener que mirar lo que hacen sus rivales por el objetivo. Los diferentes conjuntos buscan depender de sus resultados para no tener que atender a ningún otro partido. Esto es lo que se conoce como “depender de sí mismo” aunque verdaderamente engloba mucho más que a uno mismo. En una competición como la española en la que se busca ‘legalizar’ las primas por ganar, los condicionantes llevan a pensar que en las últimas jornadas del campeonato hay mucho en juego y que nadie depende sólo de él mismo. Luis Aragonés así lo afirmaba y evitaba tirar de una de las frases hechas del mundo del fútbol porque en el deporte rey nadie depende sólo de él. Esto deporte engloba mucho más y casi todo ello es incontrolable por un equipo.

Por Luis Aragonés
Hace escasos meses Luis Aragonés fallecía y lo hacía dejando un gran recuerdo entre todos los aficionados al fútbol. Todos aseguraban haber aprendido mucho del madrileño porque lo cierto es que el ex seleccionador nacional dejaba muchas frases y actuaciones para el recuerdo. Personalmente, y más en estas fechas, recuerdo una de esas exposiciones magistrales. Se produjo antes del Mundial de 2006 en Alemania. En la fase de clasificación, el combinado nacional llegaba a la última jornada con la obligación de un pinchazo de Serbia para no verse obligado a ir a la repesca. La penúltima jornada y la victoria de ambas selecciones obligaba a España a ganar a San Marino y esperar a que Serbia perdiese ante Bosnia.

En la rueda de prensa de Luis Aragonés, posterior a esa penúltima jornada, se sabía y la primera pregunta fue en esa dirección. “Míster, España ya no depende de sí misma para clasificarse para el Mundial. ¿Qué opina?”. Luis Aragonés, con la fuerte personalidad que le caracterizaba sorprendió. “Nunca hemos dependido sólo de nosotros. En el fútbol todo depende de muchas circunstancias. No sólo de uno mismo”, contestaba. Eso sí, el histórico preparador sentenciaba: “Si te refieres a que España ya no depende de sus partidos, sí, llevas razón”. Aragonés, un entrenador experimentado dejaba una interesante reflexión que es muy válida para la actualidad del Real Valladolid y del fútbol en estas últimas jornadas. Para los cierres de temporada, uno nunca depende sólo de sí mismo. Todos los equipos dependen de sus partidos.

Pequeño matiz
Este cambio de visión puede ser analizado como un pequeño matiz, pero realmente debe ir mucho más allá. El Real Valladolid depende para este final de temporada de sí mismo, sí, pero con muchos condicionantes. El equipo de Juan Ignacio Martínez maneja su juego, sus nervios y sus planteamientos pero no todo lo que lo rodea. Los pucelanos no controlan al rival, su juego, su motivación o sus exigencias. El Pucela depende de sí mismo, bien, pero si los condicionantes del rival son mayores, hay poco que hacer. Por ejemplo, en 2010, en el Camp Nou, el Real Valladolid de Javier Clemente dependía de sí mismo para salvarse. Si ganaba, se salvaba pero delante estaba el Fútbol Club Barcelona y en principio había poco que hacer, como así resultó ser.

Para los dos próximos partidos el Real Valladolid depende de sus resultados. No tiene que mirar nada más allá de sus partidos. Es verdad, pero debe analizar todo lo que los condiciona. ¿Cómo actuará un equipo sin objetivo como el Real Betis? ¿Cómo afectará al equipo el calor que se vivirá en Sevilla? ¿Condicionará el juego blanquivioleta los últimos dos partidos? ¿Vivirá el Pucela un éxtasis excesivo tras la victoria ante el Espanyol y el empate ante el Real Madrid? ¿Qué clima se vivirá en el Benito Villamarín tras el descenso verdiblanco? En fin, diferentes y varias circunstancias que condicionan excesivamente el futuro del Real Valladolid como para afirmar que sólo depende de sí mismo. Por suerte, Juan Ignacio Martínez y los suyos dependen de sus partidos y sus resultados para conseguir el objetivo de la temporada y viendo cómo ha ido la temporada, no es poco. Es un premio.